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“El folklore va siempre callado, lento, profundo, es como un secreto”

Debería tener personalidad jurídica porque hace rato esta folklorista pasó a ser una institución nacional. Su apellido se consagró como uno de los grandes de la música tradicional chilena, y no gracias al famoso “guatón Loyola” que inspiró la conocida cueca, sino a su propio aporte.

04 de Mayo de 2006 | 09:29 |
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Lo cantado y lo bailado no se lo quita nadie. A sus 88 años, Margot tiene casi doscientos premios entre los que destaca el Nacional de Arte que recibió en 1994.

Hoy sigue tan activa como siempre: se prepara para lanzar un disco con temas inéditos y un libro sobre la tonada chilena en el que ha trabajado varios años.

Además, continúa estudiando, dando clases, visitando campos, preparando nuevos proyectos y pensando sobre todo lo que la rodea.

Y lo más probable es que hace algunas noches debe haber quedado feliz al ver que el “monstruo” de la Quinta Vergara se fue abajo aplaudiendo y pidiendo repeticiones y repeticiones al Ballet Folclórico Nacional, Bufona, que no sólo marcó uno de los rating más altos del Festival de Viña del Mar 2006, sino que además se llevó para la casa dos antorchas y dos gaviotas de plata.

-¿El folklore sigue vivo?
“¡El folklore es vivo! Está vivo, pero pasa por períodos”.

-¿En qué período está ahora?
“En este momento hay un cambio ¡brutal! en nuestras expresiones, en los campos y en el folklore, con mayor razón”.
“Nuevas expresiones que nacen y se funden, así que todo lo que va saliendo en este momento ¡cae en el folklore!
“El folklore se adapta al tiempo y va cambiando su sello. Ahora lo está haciendo bastante, pues”.

-¿Le gusta eso?
“Mire, a mí antes no me gustaba, porque yo quería quedarme con lo mío, lo propio, lo que siempre me acompañó como parte de mi vida. Pero me convencí de que eso era imposible, porque el folklore y todo en la vida es dinámico (baja la voz), uno nace para morir un día. Entonces todo cambia y el folklore es una de las cosas que también va variando”.

-¿Habrá folklore en el futuro?
“¡Siempre habrá folklore! pero será absolutamente diferente, será otra cosa. Lo veo totalmente cambiado, lleno de muchas máquinas y poca alma. Se está perdiendo, porque la máquina no tiene alma y hay demasiada”.

-¿El mercado también ha alejado al folklore de su alma?
“Exactamente. Por ejemplo lo que se presenta en el Festival de Viña no es folklore, porque es moderno y porque el compositor que lo manda se conoce. Una de las características del folklore es que el autor se tiene que perder en el tiempo, porque se traspasa; tiene una forma empírica, oral, no académica, natural y espontánea”.

-¿La globalización está influyendo?
“Mucho, mucho. Pienso en lo que dicen los campesinos, mucho se nos ha dado, pero más se nos ha perdido. Eso es lo que dice el hombre del campo, esa es la palabra del pueblo”.

-¿La interculturalidad también afecta?
“Indudablemente que sí. Fíjese que en la tonada caen elementos de cuplé, de vals, de mazorca, de corridos, para nombrarle algunos. Todos estos elementos caen y ella va amoldándolos y haciéndolos tonada. Es una fusión de elementos”.

-¿El apuro del tiempo moderno deja espacio para el folklore?
“Menos espacio, porque la cosa se va perdiendo al tiro. Como se va entregando tanto, no va permaneciendo, se va perdiendo. No hay continuidad, que es algo importantísimo”.

-¿Cree que la juventud se interesa en el folklore?
“No toda, sólo la que lo conoce y la que tiene oídos y la que tiene vista. Porque las personas que viven en las grandes ciudades están influenciadas por los medios de comunicación que conectan con todo el mundo. Entonces, tienen menos opción de conocer los ritos que van bajo la tierra, porque esto va siempre callado, lento, profundo, es como un secreto”.

-¿Tenemos menos agudizada la vista para identificar nuestras raíces?
“Hay dos tipos de públicos en Chile: uno que va a entretenerse, porque creen que el folklore es para eso, y otra audiencia que va para aprender. Cuando uno canta para el público que quiere instruirse, entrega mucho más. Lo siente inmediatamente, yo entro y, al primer aplauso, sé que estoy conectada con el público o que no lo estoy. A mi me gusta la conexión con la gente”.

-¿Somos tan fomes cómo se dice?
“Nuestra idiosincrasia es así. Sí, somos un poquito… yo no digo esa palabra, pero la gente dice ¡fome, nosotros somos fomes! Yo digo: somos sobrios. Eso también es importante y es una de las formas de identidad que tenemos.
“Cuando presentaba mis espectáculos nunca tuve críticas malas, nunca. Siempre la agente me acogió, parece que se me metía dentro y sabían la sinceridad mía. Entonces un crítico del Mercurio escribió un día lo mejor del espectáculo fue la ‘desabriduría’ de la tonada que cantó Margot Loyola Esa cosa desabrida fue lo que a él más le importó, porque yo no soy desabrida, soy llamadora de culebras como dicen en el campo. Es importante también ser desabrido”.

Pero el sinsabor chileno no es la única característica nacional que reconoce la folklorista. Margot descubrió otras características positivas que se encargó de difundir en sus viajes por el mundo. “Claro que les contaba lo bonito de mi país: que sabemos sonreír, que somos generosos, que abrimos las puertas para la gente que viene de afuera, que hay menos machismo”.

-¡Somos poco machistas!
“¡Sí, mijita linda! En comparación a otros países, este es el menos machista de Latinoamérica porque nosotras no queremos”.

- Porque las mujeres mandamos.
“¡Pero si lo está diciendo la Bachelet, poh oiga! ¿Qué país de Latinoamérica tiene una Presidenta mujer? Porque nosotros somos menos machistas, porque el hombre chileno es más seguro que todos los demás. Creo que el machismo es un signo de inseguridad. A mi me encanta el hombre chileno. Y la mujer creo que es preciosa y que somos bastante potentes, ¿no? (se ríe)”

- ¿Es feminista Margot?
“No, no soy feminista. No tengo nada contra los hombres, porque son necesarios y por algo Dios hizo hembra y varón. No soy feminista, pero conozco todas las grandes cualidades que tenemos las mujeres y las del hombre también”.

-¿Esa temática femenina se encuentra en el folklore?
“La temática del amor, pues. Además, la tonada es preferentemente femenina, pero el hombre también ha incursionado mucho. Pero tonada, mujer y guitarra es la trilogía femenina inseparable”.

-¿Se trata el amor o el desamor?
“Amor y desamor. Es el amor desamorado, el triste. Y ¿cómo lo recibe? con resignación. Hay algunas que no, quisiera tostar a los hombres en el horno como las castañas algunas responden así, pero generalmente reaccionan con cierta resignación”.


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