Proviene de una familia de clase media y se crió en la Gran Avenida. Nació el 17 de enero de 1975 y estudió en el Colegio Parroquial San Miguel, de ese sector. Se destacó siempre por su personalidad un tanto hiperkinética, pero que sabía utilizar positivamente, participando de cuánta actividad se le pusiera por delante.
"Era buen alumno, pero no era santurrón, para nada; de hecho, me portaba bastante mal, pero tenía la ventaja de que, como fui presidente del centro de alumnos harto tiempo, contaba con mucho respaldo de los profes. De repente me mandaba alguna embarrada, pero como que se olvidaban un poco por tener rol de… el poder", dice entre risas y los ojos se le achican, picarones.
-También tenías la ventaja de ser buen alumno.
"Sí, claro, básicamente era eso. Hasta quinto básico eran puros sietes, después ya no, pero me iba bien, súper bien".
-Además te conocían, estudiaste siempre ahí.
"Siempre, de Kinder a IV Medio".
Cuando salió del colegio, entró a estudiar comunicación audiovisual en el Instituto Luis Galdames, "justamente becado por el colegio", ya que, apenas egresado de la secundaria, falleció su madre. "Fue un momento medio heavy para mí".
-Debe haber sido muy fuerte, sobre todo porque eres hijo único.
"Sí, falleció de un cáncer y yo era muy apegado a ella".
La situación económica se puso difícil y su padre debió irse a trabajar fuera de Santiago, a Curicó. Eduardo decidió quedarse en la capital para cumplir su sueño de ser locutor radial, "nunca pensé en otra cosa", dice.
-¿Ese era el fin de la comunicación audiovisual?
"Pensé en periodismo, pero quedé en Concepción y la situación económica no estaba para eso, por lo tanto, no era viable esa opción. Y el colegio me becó para estudiar audiovisual. Eso gracias a que, así como yo participaba mucho en el colegio, mi mamá igual, sobre todo en el centro de padres".
-Pero después estudiaste periodismo.
"Años después en la Universidad del Desarrollo, también becado por Mega. Yo trabajaba allí y ellos me pagaron los estudios para que pudiera estudiar periodismo, que para mí era algo así como una deuda pendiente".
-¿Cómo llegaste a la televisión?
"Estaba estudiando audiovisual, había llegado el año de buscar práctica y siempre pensé en la radio, que era lo que siempre me gustó; yo pensaba que en televisión, jamás. Pero un profesor me dijo que un alumno de un curso más bajo sabía de alguien que necesitaba gente para hacer la práctica en el Mega".
Fuentes quedó sorprendido, porque no se lo esperaba; además, estaba en medio de un campeonato de fútbol, cuando conversó con su profesor. "Me dijo
no, pero tenís que ir ahora, a las tres de la tarde" y eran las dos y media".
En esa época, estudiaba y trabajaba al mismo tiempo, en una consultora de marketing en el centro. "Fui hasta allá, porque andaba vestido de futbolista; me duché, me cambié y me fui al Mega. Me entrevistaron y todo el cuento, y me dijeron
ya, partes mañana".
"Yo no lo podía creer… si las prácticas eran a partir de octubre, si es que, o de diciembre ¡y estábamos en julio!", cuenta, y todavía parece presa del mismo asombro.
Terminó la práctica y se quedó en el canal como asistente de dirección del "Tiempo y algo más". Con esa ironía que lo caracteriza dice: "Me quedé allí, arreglando cajones… típico de cuando uno parte".
Paulatinamente empezó a hacer otras cosas: "Como me gustaba el tema de la radio y, a propósito del nombre del programa, había que conseguirse música en varias oportunidades, y me empecé a hacer conocido de la gente de la radio Colo Colo, porque iba siempre para allá a pedir música, porque de repente nos pedían cosas muy extrañas. Estoy hablando de una época pre internet, en que no había Napster ni Kazaa ni ningún programa para bajar música como los de ahora. Antes de escuchar hablar del MP3; entonces había que ir, físicamente".
Un día, animando un evento, se encontró con un locutor de dicha radio que se iba y que lo instó a suplirlo. Lo entrevistaron y se quedó haciendo reemplazos en la Colo Colo, como locutor, "el sueño de mi vida", dice radiante.
Estuvo un año ahí y en el Mega; después, por horario, se retiró de la radio y comenzó a hacer locuciones en off en el canal; luego, tuvo una sección en "Mekano", en la primera temporada.
Siendo productor del "Tiempo", estaba a cargo de quienes hacían prueba de cámara para el programa, hasta que, de repente, al director se le ocurrió que el propio Fuentes hiciera una. El gerente del canal lo eligió, pero, al enterarse de que era parte del equipo, cambió de opinión. Sin embargo, la suerte jugó a favor del periodista que, finalmente, quedó seleccionado para conducir el espacio.
-¿Ahí comenzaste con ese estilo tan particular de dar el tiempo?
"Fui soltándome y caché que a mí me aburría hacer el "Tiempo" tan serio. A mí me cuesta, por naturaleza, ser serio; entonces, quería ponerle algo, como un cuento al espacio. Para un Halloween, terminé de dar el tiempo y, como venía una película de terror, antes de presentarla, asomé el brazo e hice como que me ahorcaba. Dije
aquí me la juego, si les gusta les gusta y si no, no".
-¿Y?
"Al principio me quedaron mirando medio raro, pero parece que la cosa gustó y el canal me dijo
busquemos un espacio y hagamos esas cosas que te gustan. Ahí ya empecé…desaparecía, saltaba, lo grabábamos dos veces, para salir por lados distintos. Me solté y empecé a ser el yo de siempre".
-Y eso te catapultó al 13.
"Me llamaron para acá porque les gustaba esa cosa lúdica que yo hago; primero el 2001, pero no me vine, ya que el Mega todavía me estaba pagando la universidad. El año pasado me ofrecieron otras cosas, probar algo más que el 'tiempo' y ahí me vine".
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