¿Habrá algún día una mujer?
Pareciera imposible pero algunos países están dispuestos a ir muy allá con tal de asegurar la igualdad de hombres y mujeres en el ámbito privado y ya no sólo público.
Las normas que mundialmente se ha utilizado par asegurar la presencia femenina en el mundo político ha sido conocida como “ley de cuotas”, proyecto que el gobierno de Michelle Bachelet tiene presente y pretende conseguir que a lo menos del 40% en cargos de representación ciudadana sean féminas.
Pero ir y cruzar la frontera de lo privado pareciera una apuesta arriesgada. En el Congreso Nacional está la norma sobre discriminación que envió el ex Presidente Lagos que busca impedir la discriminación salarial en el mundo privado donde las remuneraciones de las mujeres son hasta un 30% menor que las de los hombres en igual cargo. La ley propondría –de ser aprobada- que la mujer discriminada pueda recurrir a los tribunales.
Sin embargo, en España las cosas están de avanzada. El Consejo de Ministro de José Luis Rodríguez Zapatero acaba de firmar la Ley Orgánica de Igualdad que ahora debe ser aprobada por el Legislativo.
La propuesta, además de establecer una cuota del 40% de mujeres en las listas electorales de cargos de elección popular, buscar fijar cuotas de mujeres en las empresas privadas, específicamente en los directorios y dar post natal a los hombres, entre otras.
La normativa, que resulta extremadamente vanguardista para los empresarios españoles y muy revolucionara, pretende traspasar la paridad aplicada en los cargos de gobierno –como en el gabinete- a otros ámbitos de la sociedad española.
La apuesta no es menor porque además de dar permisos de paternidad a los hombres de ocho días (ley que ya existe en Chile), entrega a las mujeres cuatro meses de licencia maternal a las mujeres, prohíbe las represalias por embarazo y establece incentivos y garantías en el sistema de seguridad social para alentar el cuidado de los hijos.
También establece que todas las empresas que tengan más de 250 empleados deben concretar planes de no discriminación de manera que conmina a negociar acuerdos colectivos que acaben con la desigualdad en las remuneraciones, promoción y capacitación entre hombres y mujeres.
La propuesta más arriesgada es sin duda la que obliga a tener a lo menos un 40% de mujeres en los directorios de empresas, cifra que hoy alcanza al 4% en España.
La ley que combate la discriminación por razones de sexo y el acoso sexual comprende multas para las empresas que irán de los 3.500 a los 9 mil euros.
En todo caso la discusión está abierta porque estudios que se han realizado los últimos años confirman que una de las razones de la discriminación en las remuneraciones entre hombres y mujeres se debe, fundamentalmente, a que ellas prefieren castigar ese aspecto a cambio de mayor flexibilidad horaria y autonomía. O sea, mientras un 76% de los hombres considera el sueldo como su primera motivación, sólo un 29% de las mujeres se manifiesta en igual sentido.