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Una “militante ejemplar” que paga sus cuotas

29 de Marzo de 2006 | 11:40 |
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Antes de ingresar de lleno al servicio público, durante el gobierno de Frei Ruiz-.Tagle, y seguir después al frente del Sernam y la subsecretaria de Desarrollo Regional con Lagos, Adriana Delpiano dedicó buena parte de su vida a la investigación en educación.

Su profesión, asistente social de la UC, la ejerció por muy poco tiempo, a fines de los setenta, en el departamento de bienestar de la fábrica que producía los helados Chamonix.

De eso se ríe, al igual como recuerda con ojos iluminados que ella fue “la reina de la alfabetización campesina” cuando a comienzos de los ´70 trabajó en la Cora, un poco motivada porque su tesis de grado tuvo que ver con la formación de los centros de reforma agraria y la educación de los adultos “o un chamullo así”, dice.

“La asistente social clásica en un servicio de bienestar fue sólo esa única vez, cuando venía llegando a Chile del exilio e hice ese reemplazo. La verdad es que había que saber de las leyes, manejar antecedentes, conocer políticas gubernamentales y yo sabía bien poco. De hecho, la persona que reemplazaba era la que me proveía de información específica para resolver las situaciones que se me presentaban”, cuenta.

Su estada de seis años en México le permitió hacer una maestría en ciencias de la educación y luego un post grado en investigación, los que la encaminaron, en la década de los ochenta, al Programa de Investigación en Educación, PIE, que terminó dirigiendo.

“Estuve ahí 17 años; era un programa de acción y de investigación. No era una investigadora clásica, no va con mi personalidad”, dice entre risas.

-Tu primer paso al Estado fue asumir en el ministerio de Bienes Nacionales. ¿Cambia mucho el mundo?
“Salvo la Cora, nunca había estado en el servicio público; habíamos trabajado en el PIE con el ministerio de Educación, pero era un vínculo de una consultora privada con el Estado.
“El mundo cambia para bien. Es un cambio grande, el Estado tiene una cosa bien fascinante que es el impacto. En un organismo privado puedes hacer estupendos trabajos a cuentas de terceros o con apoyo externos a las ONG, pero todo era en chico. El Estado tiene la gracia que lo que se hace tiene un impacto muy fuerte”.

-Y en lo personal ¿qué te ha implicado?
“Se trabaja más, sin lugar a dudas. Nunca he sido funcionaria pública con horarios normales. Esto implica una disposición permanente”.

-Andas con el cargo siempre.
“Uno anda con el cargo siempre, pero yo tengo una ventaja, porque llevarlo siempre puede ser una cosa terrorífica. Si bien, tú nunca te deshaces de la tarea, del cargo, creo que por sanidad mental uno tiene que ser capaz de cortar. Yo tengo una gran capacidad de corte; llego a mi casa y no sé en qué trabajo. Tú dedicas mucho tiempo y energía y te podrías quedar enchufada todo el día y todos los días del año y creo que eso es muy insano. Creo que en eso tenemos las mujeres ventajas, no podemos permitirnos volarnos con el trabajo sábado y domingo porque tienes la casa, los hijos, el supermercado” (larga una carcajada).

Militante hoy del PPD, sus orígenes están en el Mapu, ese grupo de jóvenes idealistas que se escindió de la Democracia Cristiana. Después, cuando éste se dividió, pasó a formar parte del Mapu Obrero Campesino, comandado por Jaime Gazmuri. “La línea correcta”, afirma, riéndose de paso de algunos amigos con los que mantiene una polémica al respecto.

Tras retornar a Chile, esta tendencia se fusionó con la línea Núñez del Partido Socialista y más tarde, a fines de los ´80, junto a otros como Ricardo Lagos, se allanó a crear el partido instrumental PPD para participar de los procesos eleccionarios, ocupando así cargos en la dirección y en la comisión política.

-¿Cómo llevaste tu militancia en el exilio?
“Noooo, nunca he sido más militante ejemplar que en el exilio, de cuota permanente, de estudios, apoyo y reflexiones. Después, cuando volvimos, como que el partido pasó a tener menos importancia que los movimientos sociales de lucha contra la dictadura. Como que en esos años las barreras eran distintas, o eras pinochetista o antipinochetista, eran grupos humanos que se movían”.

-¿Tú percibiste que había que crear una institucionalidad diferente a la de los partidos tradicionales?
“Sí, cuando se nos hace visible el liderazgo de Ricardo Lagos nos organizamos un grupo grande de personas que estábamos en distintas ONG y constituimos una específica para ello que fue IDEAS, donde había gente del Cesoc, Cide, Canelo de Nos.
“En paralelo, se creó el PPD que, originalmente, iba a ser el gran partido donde iban a estar todos dentro, ex comunistas, independientes, ex socialistas. A mi me pareció lo más correcto y después, cuando se reconstruyó el PS, yo dije no, yo hasta aquí no más llego, déjenme aquí, tranquilita”.

-Hoy ¿ningún cargo en el PPD?
“No, soy una militante ejemplar que paga sus cuotas”(vuelve a reír).


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