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“Lo único que quiero es tener un loro, algo que sea mero macho”

31 de Marzo de 2006 | 15:10 |
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Es de una simpatía a flor de piel; su sonrisa es contagiosa y agradable y nada pareciera reflejar que fue una de las tantas chilenas que tuvo que salir al exilio tras el golpe militar.

Tenía sólo 25 años y dos hijas pequeñas cuando partió a México. “Nana” Delpiano, como la llaman sus amigos, reconoce que mantiene mucho cariño por la nación azteca, pero no “añoranzas” porque ha podido regresar muchas veces de visita.

“No es añoranza por México, si no que por la vida que se nos dio allá, fue una vida muy linda; el grupo de amigos suplía a la familia, entre ellos, la Jacqueline Weinstein, la “Uca” Weinstein, Miguel Roth, Mario Montanari, Jorge Andrés Richard y Gabriel Gaspar. También conocí mucho a Clarisa Hardy, que era socialista. Fue un exilio, con todo el dolor de estar lejos y dificultades, donde se formó un grupo humano que son mis amistades hasta el día de hoy”.

-¿Te ganaste el pasaporte al exilio por estar en la Cora?
“Mi pega en la Cora y más bien, el marido. Él era director de finanzas de la Distribuidora Nacional, DINAC. En ese tiempo te lo ganabas de las maneras más locas, a mi marido lo llamaron a presentarse ante los militares, allanaron la casa”.

-Tu tercera hija nació allá.
“Sí, éramos bien chicos, éramos como viejos chicos. Yo volví a Chile con 30 años, con 6 años de exilio; era todo una locura, éramos muy jóvenes”.

-¿El choque de irte fue tan fuerte como el de volver?
“El choque de irme fue muy fuerte, muy, muy fuerte, porque tenía la cabeza totalmente confundida, había sucedido una cosa demasiado dramática y no la podíamos absorber.
“¿El choque de volver? Fue una decisión súper consciente, los que tuvimos la posibilidad de regresar lo hicimos y creo que fue súper oportuno hacerlo el año 79 porque, finalmente, me tocó vivir once años de dictadura. No es que me le escape, sino que la viví. Viví las dos cosas”.

-¿Tu retorno hubiese sido más difícil si el exilio hubiera sido más largo? ¿A lo mejor no habrías regresado?
“Hubiera sido más difícil… uno nunca termina de ser del país de afuera. Yo quise y quiero mucho a México, pero nunca me sentí mexicana, ni con ganas de quedarme a vivir toda la vida allá. Siempre tuve ganas de volver”.

-¿Y tus hijas?
“La gracia es que me las traje chicas”.

Hoy sus tres retoños tienen 35, 33 y 29 años y la mayor la hizo abuela hace 17 años. Aunque regresó casada a Chile, se separó poco después y desde entonces “Nana” se mantiene soltera, aunque ha tenido largas relaciones.

Asegura que una de las razones por las cuales su matrimonio no se quebró afuera como otros tantos fue porque su casa funcionó como una suerte de pivote de muchas estructuras. “Era como casa de los papás, dejaban niños para que los cuidara, pasaban al baño; es que estábamos muy bien ubicados físicamente”, recuerda.

-Ya pasaste la etapa de abuela chocha.
(Se larga a reír).”Voy a ser bisabuela… espero volver a tener mi etapa de chochera, que se casen y tengan más niños”.

Vives con una de tus hijas.
“Sí, la mayor y la nieta viven conmigo. Algo de chocha me queda, la amo. Ella me dice ¿cuando vas a madurar Nana?”.

El ser puras mujeres le fascina. “No sé cómo es vivir con hombres dentro de la casa, porque aparte de tener tres hijas, una nieta, tengo dos perras y una gata. No fue por una decisión sexista… te juro que lo único que quiero es tener un loro, algo que sea mero macho”.

-O sea, en tu caso, la mujer se impuso con mucha anterioridad a estos tiempos.
“Sí, totalmente. Pero es por familia, mi padre murió cuando era muy chica y si bien tengo hermanos hombres y mujeres, mi mamá era figura fuerte, igual que mis hermanas”.

-Técnicamente, fuiste la primera mujer en el gabinete político. ¿Un antro de machistas?
“No, a mi me gustan los mundos mixtos. Creo que los mundos de puros hombres y puras mujeres cojean en algún lado, tienen pifias. Uno tiene que aprender a funcionar con códigos más masculinos, desde la forma de plantarse, de preguntar y hablar”.

-¿Los hombres en el gobierno están un poco abrumados con tanta mujer?
“Creo que sí, medio en broma y medio en serio te lo lanzan. No sé ni quién ni cómo, pero hay un ambiente donde se transformó en un tema políticamente correcto esto de la paridad, empieza a preocuparlos a todos y al ver una lista se preguntan a ver miremos, cómo vamos. Es impresionante la rapidez del cambio”.

-Dices que logras desenchufarte del cargo. ¿Cómo lo haces?
“Mira, llevar la casa, tener que ir al supermercado, es un desenchufe grande. Soy lo más despelotada que hay, no soy como esa gente que sabe perfectamente lo que compra todas las semanas…”.

-Sí, pero no estás en etapa de crianza.
“Nooooo, esa es una gran libertad, esa es la única gracia, en serio, de cumplir más años. También te desenchufan los amigos, juntarse con ellos, tomarse un traguito, jugarse un naipe; tejer, ver televisión y hacer sudoko. Soy la reina del sudoko, genial para mantener las neuronas vivas”.

Y como para que no quede duda, abre la cartera, saca el lápiz a mina y el librito de cuentas matemáticas a medio hacer.


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