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"Jugando en Chile no más, no vas a llegar a ningún lado"

A pesar de tener sólo 22 años, es uno de los poleros más destacados de su generación. El año pasado jugó como profesional en Inglaterra y le fue muy bien; sin embargo, tiene muy claro que su prioridad es terminar sus estudios universitarios, porque el riesgo de un accidente puede acabar con la carrera deportiva en corto tiempo.

20 de Junio de 2006 | 08:28 |
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Aparece montado en su caballo Juanito, saliendo de las caballerizas. Vino a entrenar al Club de Polo San Cristóbal, aprovechando que las clases en la universidad están recién empezando.

Viste jeans, polera celeste y botas de montar y sus profundos ojos azules relucen al sol. Más bien tímido, no está acostumbrado a las fotos, pero posa sin problemas y su caballo lo sigue en todas. Incluso cuando lo deja a un lado, Juanito espera pacientemente a que la sesión termine.

Mide un metro 90, tiene cuerpo de deportista y cara que niño y cómo no, si tiene apenas 22 años. Alejandro Vial Pérez, el "Tano" Vial como lo conoce todo el mundo, se relaciona con el mundo del polo desde temprana edad, pues su padre, que se llama igual, siempre ha sido un polero destacado.

Su hermano Martín, de 20 años también practica este deporte. Su hermana Catalina la tercera, de 20, es asidua a los partidos y, a veces, hasta entrena con ellos. El más chico "Andresito", tiene 8 años y ninguna posibilidad de no formar parte de este mundo que gira en torno a los caballos, el polo, los entrenamientos y los partidos.

Cuando era chico, la familia vivía en Osorno, así que sus primeros años de estudio, hasta tercero básico, los hizo en la Alianza Francesa de esa ciudad. Luego, su padre fue trasladado a Melipilla y estudió en el colegio Los Maitenes hasta que salió de IV medio.

-¿Eras buen alumno?
"Sí, me iba súper bien, era buen alumno, aplicado; salí con un buen promedio del colegio".

-¿Te gustaba estudiar?
"No, me cargaba" (se sonríe como avergonzado).

-¿Porque te quitaba tiempo para el polo? ¿A qué edad empezaste a practicar?
"Desde chico que venía al Polo con mi papá, andaba a caballo y todo, pero a practicar, en serio, desde los 8 años y desde allí no paré.
"Venía a practicar en la semana. Los fines de semana, cuando mi papá jugaba, me prestaba un caballo para que yo entrenara y a los 10 ya empecé a jugar partidos con los grandes".

-¿Cómo lo hacías para venirte de Melipilla para acá?
"La verdad es que la mamá nos ayudaba súper harto a mí y a mi hermano. En la semana estudiábamos; ella decía en la semana se estudia y no se va ni a jugar a la casa de los amigos. Los viernes ya eran más libres y la mamá nos venía a dejar pa' acá".

-¡Santa madre!
"Sí, la verdad, que sí. Claro que ya más grandes, tomábamos la micro, metro y de allí pa' acá".

-¿Se quedaban en Santiago el fin de semana?
"Sí, en la casa de la Keka, de la abuela. Mi mamá y mi papá también se venían el fin de semana, porque igual él tenía que jugar".

-Fue más fácil por eso, también, supongo.
"Sí y además la mamá siempre nos llevó a todas partes: si teníamos que jugar en algún lado o a practicar".

-O sea que a ella también le gusta el polo.
"Mi mamá desde siempre ha acompañado a mi papá. Ella me cuenta que cuando vivíamos en Osorno, el papá viajaba todos los fines de semana de septiembre a diciembre a jugar a Santiago y ella lo acompañaba… así que ¡nada!, le encanta también".

-¿No le da susto que sufran un accidente o se caigan del caballo?
"Mi papá nunca tuvo accidentes graves, así que no, no se preocupa más de la cuenta".

- Y tú ¿has tenido algún accidente?
"No, lo normal, no más. Gracias a Dios no me ha pasado nada grave. Una sola vez estuve un mes sin jugar por una distensión de ligamentos en el hombro".

Aparte de su pasión por este deporte, el Tano Vial estudia ingeniería civil en la Universidad de los Andes. "Ahí estamos tratando de sacar la carrera", dice y explica que, debido a los campeonatos y las salidas fuera del país, se ha atrasado un poco y ha debido congelar.

"El año pasado congelé un semestre y me fui a Inglaterra a jugar tres meses y tuve una muy buena temporada (Vea chilepolo). El año anterior había ido a la Copa Coronación, la de la Reina; ese fue uno de mis mejores partidos, super choro. También he ido a Francia, a Argentina. Así cosas chicas".

-Pero estás en la selección.
"Sí, todos esos partidos que te cuento han sido con la selección; a Inglaterra fui por cuenta mía, me invitaron a jugar y estuve tres meses allá como profesional".

-En Chile eres semi profesional ¿no?
"Sí, porque juego por el club (de Polo San Cristóbal), pero en la semana estudio; entonces, no me dedico cien por ciento y no entro en la categoría de profesional".

-Sin embargo los poleros rotan mucho de equipo.
"Sí, a cada rato; depende de las temporadas, de la serie, de la cantidad de goles que se juegue. Todo eso hace cambiar de equipo. No es lo ideal, pero ésa es la realidad".

Tiene handicap 5; es decir que hace al menos esos goles por partido. Los mejores de Chile tienen handicap 8, pero son todos treintones y "están dedicados profesionalmente".

-¿Tú piensas ser profesional?
"No lo tengo claro; es complicado. Lo que pasa es que quiero terminar la carrera. Igual me cuesta, porque trato de estudiar y salir a jugar polo y no es fácil, porque las temporadas fuera son justo cuando uno está estudiando. En enero y febrero cuesta salir… de a poco, trato de salir en las vacaciones (se queda pensando). Ya congelé un semestre y si no, me voy a atrasar mucho".

Está entre tercer y cuarto año de ingeniería, "por lo menos me quedan tres", dice. Explica que le da susto dedicarse sólo al polo, porque "te pegai un porrazo fuerte y chao. Entonces, hay que tener estudios que te respalden. Aparte de eso, para dedicarte al polo tenís que tener una base muy buena de caballos, de contactos y yo -más que a mi papá que me ha apoyado siempre- no tengo una crianza de caballos que me de una base. Es como tirarse a la piscina así no más".

Aunque su padre sigue jugando polo los fines de semana, nunca se dedicó por completo, igual que sus hijos. Trabaja hace años en El Tattersal, primero en Osorno, luego en Melipilla y, ahora, en las oficinas generales en Santiago.

-¿No te pica el bichito de dedicarte por completo?
"Sí, pero es muy difícil. La gente ve de afuera y ve lo bonito… el partido, el asado o la fiesta que se hizo después del partido, pero, en la semana, es súper sacrificado, ¡no es papita!
"Además que jugando en Chile no más, no vas a llegar a ningún lado. Hay que salir y medirse afuera. Y yo, este año, tengo que dedicarme a sacar los estudios".

-¿Quién lo exige? ¿Tú o los papás?
"No, yo. Mi papá y mi mamá siempre me dicen te vamos a apoyar en lo que hagas. Claro que prefieren que estudie y después me dedique al polo; pero, de verdad, soy yo el que decide".

-¿Cómo te va en la universidad?
"Ahí, del montón".

-¿Te has "echado" ramos por culpa del polo?
"Siií (se queda pensando)… bueno uno le echa la culpa al polo (se ríe), pero una vez boté un ramo por el deporte, no más".


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