Fernando Solabarrieta tiene seguidores y detractores; gente a la que le gusta mucho y lo encuentra verdadero, expresivo y le encanta seguir sus relatos deportivos, como otros a los que les parece sobre actuado o ególatra. Una cosa es segura, a nadie deja indiferente y es uno de los periodistas deportivos más conocidos del país, especialmente después de su llanto durante las últimas olimpíadas, cuando Massú conquistó la segunda medalla de oro para Chile en tenis. Sin embargo, no siempre fue así.
Comenzó a trabajar en el "Zoom deportivo" haciendo de todo. "Era un área deportiva muy distinta a la de hoy; éramos apenas cinco personas sólo con el Zoom al aire y uno que otro partido. Digo esto, porque hoy es mucho más difícil entrar al área deportiva de TVN. Para mí, la verdad, no fue muy difícil marcar una diferencia, porque había mucho qué hacer, y, yo, desde repartir café, corretear viáticos hasta hacer notas… lo hice todo para demostrar que quería trabajar. Los primeros años igual me rompí el lomo haciendo de todo", cuenta.
-Igual tuviste un ascenso rápido.
"Ya contratado, en 1993, hacía todo el noticiero deportivo nacional del Zoom; lo iba a grabar, lo editaba, hacía el pegoteo de notas y lo leía Poncho Pérez; después lo empecé a leer yo hasta que para el Mundial del 94, me llama el equipo del 'Buenos Días a todos' para que integre 'La noche del Mundial'. Terminado el programa, Germán Valenzuela –el rey de los móviles en directo- se enferma o algo así y me piden reemplazarlo, así que empecé a salir en cámara".
Curiosamente, recién en ese momento, el área deportiva se da cuenta que también sirve para eso y empieza a hacer notas en los partidos. Así comienza, poco a poco, a ganar espacio hasta que en 1995, lo mandan a los Juegos Panamericanos de Mar del Plata: esa es su primera gran cobertura. "Fue un gran año para mí", acota.
No alcanza a llegar de vuelta y se va al Mundial juvenil sub 20 (también de fútbol) a Qatar. Todo esto coincide con la llegada de Aldo Schiappacasse a TVN, "que es el que me orienta, me guía, me forma y, después, me da las oportunidades". Después llega Michael Müller al equipo deportivo y lo potencia con grandes coberturas en directo, de las que Solabarrieta forma siempre parte.
"No sé si otro periodista con 35 años y 14 de trayectoria, pueda tener tres juegos panamericanos, tres juegos olímpicos, cinco mundiales de fútbol, todos cubiertos allí: un infantil en Egipto, dos juveniles (Qatar y Holanda) y uno adulto, Francia '98, y, si Dios quiere, en 20 días más, Alemania 2006".
-Además reemplazaste a Carcuro en su dupla histórica con Livingstone, en el Zoom.
"El período en que llegué fue especial, porque muchos grandes profesionales sucumbieron ante el esfuerzo, no pudieron hacerse un espacio, la dupla histórica siempre se impuso. Yo, bueno, trabajé mucho e intenté siempre hacerlo muy bien y conté siempre con el cariño y la generosidad del "Sapo" y de Pedro… yo estoy ahí porque ellos quieren".
- En cámara. Por lo menos, parece que Sergio Livingstone te quiere mucho.
"Mira qué curioso, mi familia dice lo mismo. Él es bien cariñoso conmigo y yo le tengo un cariño enorme, entrañable y también una gran admiración.
"Yo los idolatraba de chico y, cuando llegué a trabajar con ellos, me quedé… ¡helado! Me acuerdo perfectamente del primer día que los vi; entonces, después, poder trabajar con ellos me resultaba casi un sueño, una cosa muy especial".
-¿Qué ha significado trabajar con ellos codo a codo?
"Conociéndolos, te das cuenta que ellos… el Sapo, por ejemplo, tiene una dedicación al trabajo digna de imitar. A su edad, no voy a decir sus años porque se va a enojar, es el primero en llegar y el último en irse. Y Pedro… Pedro es el talento hecho persona, tanto periodísticamente como su gran virtud, que es el manejo de las emociones; nadie las maneja como él.
"Entonces, trabajar con ellos y además conocerlos en este ámbito y darme cuenta por qué han llegado hasta donde han llegado es súper importante; tomando en cuenta, además, que ellos, generosamente, me conceden el espacio para poder desarrollarme".
-¿No les importó al final a tus papás que no fueras médico ni abogado?
"La tele hizo olvidar un poco, tal vez, ciertas frustraciones… de mi padre, porque a mi madre, no importa lo que yo haga, le encanta. Mi padre no, él es mi cable a tierra, el que me critica, al que no le gusta todo lo que yo hago.
"El hecho de que trabaje en la televisión -tomando en cuenta que para nosotros era un mundo muy lejano, porque en Natales veíamos '60 minutos' en diferido- debe haber sido un bálsamo que pudo alivianar un poco que su hijo con promedio 6,8 no haya estudiado medicina".
-¿Por qué siempre en TVN?
"Soy de aquellos que tienen un discurso como súper aventurero, soñador y, al final, me doy cuenta, o la vida me ha mostrado, que soy un tipo bastante más conservador y tradicional que lo que yo digo en mi discurso. Llevo 14 años en TVN y no me he querido mover, aunque he tenido otras ofertas; una para Miami y otra para Buenos Aires, pero no las tomé".
-¿Por plata o por corazoncito?
"En Miami fue por corazón, había una muy buena plata, mucha más de lo que yo podía ganar acá. Estaba a punto de casarme con la Ivette (Vergara) y era un año muy complicado. La oferta me llega ad portas de vivir una situación extremadamente difícil de la que ya estábamos advertidos, enterados, amenazados digamos".
-¿Por qué no asumieron desde el principio a su hijo, mejor?
"No es tan así. La historia como fue contada no está ni cercana a la verdad… ni cercana. Nosotros, por una razón de la que hasta el día de hoy no me arrepiento, decidimos no hablar nunca de esto, porque es un tema privado, íntimo, sobre todo porque está nuestro hijo de por medio. Pero créeme que la situación era muy distinta a como se contó.
"Decidimos no defendernos y eso nos ocasionó mucha tristeza, mucha frustración (se quiebra), bueno, fue terrible, vivimos mucha injusticia. Preferimos soportar eso, pero no involucrar a nuestro hijo".
-Pero él igual se vio envuelto.
"Sí, pero no por nosotros. El tema se solucionó para todas las partes de la mejor manera, no sólo para nosotros, si no, también, para la otra persona involucrada. Fue duro, pero pasó".
-¿Te dolió el trato de tus propios colegas de los medios?
"No tengo más que respetar el trabajo de los que realizan la misma profesión que yo abracé. Cuando lo hacen mal, y con ello causan tanto dolor, es cuando te rebelas; le ha pasado a muchas personas, me pasó a mí y a mi familia… simplemente, hay ciertas situaciones que me entristecieron profundamente, como que una revista –la "Cosas"- prefirió vender más revistas que preocuparse exactamente, primero, de la verdad y, después, del bienestar, no de nosotros, si no de un niño. Ojalá las hayan vendido para que, por lo menos, para algunos haya valido la pena".