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“La gente (en Chile) no es pionera, ven una cosa que funciona y la siguen”

23 de Mayo de 2006 | 09:11 |
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Después de nueve años, Jerome Reynes posee seis locales Le Fournil (lugar donde se encuentra el horno del panadero) en Santiago, Chicureo y Viña del Mar más una franquicia y el CueroVaca. Para él, el crecimiento del negocio no es una cuestión de mera voluntad, sino una imposición del mercado.

En estos momentos, además de sus negocios, su vida gira, o mejor dicho corre, entre atenderlos y preparar la cena que ofrecerá la embajada de Francia al Presidente Jacques Chirac cuando venga en visita de Estado.

Innovador por donde se lo mire, es el primero en instalar un restorán con librería incluida (su alianza con Antártica en el Parque Arauco), pero se queja –de pasada- de la falta de interés de los chilenos por la cultura.

“Él vende sus libros, yo vendo mi café, pero no ha funcionado como yo esperaba. El local tiene buenas cifras, pero vendería igual si no estuviera la librería”, dice y agrega que éste es el problema de ser pionero en una cosa, hay que asumir ciertos costos.

“Hay mucha gente que no es pionera, ven una cosa que funciona y la siguen. Imagínate que el primer restaurant de carne elegante en Chile lo hizo un francés (CueroVaca); la imagen aquí era el cerro de carne en la parrilla y la cuestión, ése era el formato, popular con el pisco sour barato, y yo le puse mantel largo”, continúa.

Se muestra tremendamente orgulloso de que el restorán Le Forunil ubicado en Espacio Riesco y que es una concesión, sea la primera empresa gastronómica en Chile en obtener la certificación ISO 9001 en banquetería internacional. Una meta que se impuso luego de que en ese lugar se realizara la APEC hace dos años y algunos preguntarán por el cumplimiento de ese estándar.

-En una oportunidad dijiste que los chilenos eran fomes para comer pan.
“No dije eso, dije que los chilenos eran buenos para comer pan, pero que el pan era fome, que no es lo mismo. El chileno es súper bueno para comer pan, son el segundo país consumidor per cápita del mundo después de Alemania”.

-¿Y ya no es tan fome el pan?
“Mira, con toda humildad, pero creo que Le Fournil desató una revolución del pan en Chile. Cuando llegué, había la marraqueta, la hallulla, el pan amasado y nosotros abrimos una tienda con 70 diferentes panes. La gente no lo podía creer.
“Además, vendíamos el pan por unidad, no por peso. O sea, fueron dos revoluciones. Los fines de semana se tenía una larga cola, pero ahora encontrai los mismos panes, con los mismos nombres en el Lider, en Los Castaños y ellos mismos dicen que hay un antes y un después de Le Fournil”. (Hace la salvedad que los productos suyos son diferentes porque la harina y el proceso es distinto).

-¿La marraqueta con palta te sigue haciendo competencia?
“Sí, por supuesto. Nosotros no pretendemos cambiar los hábitos de los chilenos. Le Fournil, tal vez, se posicionó como un producto de excepción y no de todos los días, porque es más caro. Tengo amigos chilenos que comen marraqueta con palta todos los días, pero para los aniversarios, cenas, van a Le Fournil. No competimos, sólo le hemos subido el pelo al pan”.

-¿Con competencia te has puesto más ingenioso?
“La competencia es un elemento muy motivador para mí. No hay nada peor que no tener competencia, es un referente. En la banquetería también tengo mucha competencia, es un segmento muy competitivo y eso es, siempre, un motor. No le temo”.

-Dime, ¿qué explica que los franceses, comiendo pan y queso, no tengan la pandemia del sobrepeso?
“Creo que, hoy en día, está súper claro que el sobrepeso no pasa por el pan o el peso; pasa por el consumo de bebidas. Yo no las tomo, tomo agua y vino y es mucho mejor. La gente toma bebida y cree que porque es diet no importa; te aseguro que si para con ella, baja 10 kilos en tres meses.
“También está la comida chatarra. El problema no es el pan, es lo que echas sobre el pan. Mira a los chilenos en el Pronto Copec, echándole mayonesa, ketchup (y gesticula con las manos) al hot-dog, en un pan asqueroso. Yo digo pobre juventud”.

-¿La mejor combinación, entonces, es pan, vino y queso?
(Baja el ritmo de su voz y empieza) “Un pan rico, con un buen queso, con un buen vinito… que con su acidez ayuda mucho a la digestión y es autoxidante.
“Hay regiones en Francia como Alsacia o el país vasco, donde la gente come pan, fiambre, queso, pato y son así (muestra el dedo índice parado) y con un nivel de colesterol 0. Claro, es comida buena. Yo como harto, soy muy gourmet, el que le gusta la cosa fina, y gourmand, el que le gusta comer mucho, y no soy gordo porque como puras cosas sanas”.

- Con tu experiencia, ¿es muy difícil instalar un negocio? Se dice que somos un país de trabas y trámites.
“Chile tiene dos ventajas importantes; primero, es un país donde no hay corrupción y eso pa´ nosotros es muy importante. Mañana nos llega la primera máquina de MovieBank a Valparaíso y sé que si estuviera en Caracas tendría que estar pagando para que salga el container del puerto y otro tanto para que los suban al camión. Ya partimos mal. En Chile, lo que me encanta es que puede ser burocrático, pero yo nunca he coimeado a nadie. Para conseguir una patente de alcohol tienes que presentar miles de cosas, pero si lo haces, te la dan., no es que tengas que pagarle a un concejal. Yo no he pagado ni un peso de coima en 9 años, nada y soy francés. No he tenido que coimear a nadie, ni un cliente, trabajo limpio y creo que hay muchos países, en Latinoamérica por lo menos, no podría hacerlo.
“La otra ventaja es que el chileno es abierto; a dos años de llegar a Chile tenía el mercado de LanChile, hacía 3 mil panes y 3 mil pasteles para las cajitas en el avión. Tú creís que un chileno que llegue a Francia, después de dos años, va a tener el mercado de los aviones. ¡Ni cagando! El chileno es pragmático, si el producto es bueno y a buen precio, le conviene y puede ser francés y da lo mismo. Aquí las reglas del juego son claras”.

Afirma que nunca ha sentido persecución por parte de las autoridades, aunque relata que ha sido miles de veces visitado para control tanto por el Sesma como por Impuestos Internos. “Sé que son denuncias que hacen los otros restorán, ese francés que nos saca clientes, yo sé que algunos desgraciados me han nombrado, pero como somos una empresa limpia, siempre hemos salido bien del paso”, dice.

-¿Qué te lleva, ahora, a introducirte en el mundo del arriendo de películas?
“Tengo un amigo que llegó a Chile hace poco más de un año. El tipo se vino a radicar, a vivir conmigo, porque es el padrino de mi segundo hijo y es un gallo súper seco. Al llegar me dice Jerome, busquemos un negocio, y después me pregunta oye, ¿no hay cajeros automáticos de DVD en Chile?”.

Reynes se lanza a contar como su amigo le vendió la idea: que en Europa era lo único que había porque es el único servicio que está abierto 24 horas, sale más barato y es más tecnológico. “Bueno, le digo oye, súper interesante y comenzamos a trabajar. Viajamos y yo quedé fascinado con el tema”.

Tanto, que en dos semanas inauguran sus primeras tiendas ubicadas en Vitacura, en donde se instalarán unos “cajeros automáticos” especiales que contienen 2.200 DVD cada uno y a los cuales se podrá acceder con una tarjeta de socio-prepago.

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