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Prevenir el uso de drogas

¿Dónde vas? ¿Con quién vas? ¿Cuándo me vas a presentar a tus amigos? Sencillas preguntas que pueden mantener a un adolescente lejos del alcohol o la marihuana.

19 de Junio de 2006 | 15:14 |
"Después que sales del colegio o los fines de semana ¿cuántas veces ocurre que tu madre o tu padre no saben dónde estás? ¿Alguno de tus padres se fija en los programas que ves en televisión? ¿Cuán atentos están tus padres, o alguno de ellos, respecto de lo que haces en el colegio? Estas sencillas preguntas pueden hacer la diferencia entre un escolar que consume drogas y otro que no las prueba ni lo hará por mucho tiempo.

Así lo demuestra un análisis comparativo realizado por el investigador Eduardo Valenzuela, director de la Escuela de Sociología de la Universidad Católica, sobre la base de una escala de padres involucrados que elabora el Consejo Nacional de Control de Estupefacientes (Conace). Este índice fue parte de los estudios nacionales de consumo de drogas en escolares que el Conace hizo en 2001 y 2003, y que en la encuesta realizada en 2005 (y cuyos resultados se espera sean entregados en los próximos días) viene más acotado.

Básicamente, la escala se elabora a partir de siete preguntas que se hacen a los escolares y que miden cuánto saben los padres y cuánto preguntan acerca de las actividades que ellos realizan. "La escala incluye preguntas sobre temas que deberían ser bien usuales en el involucramiento entre padres e hijos. Y uno espera que de esas siete preguntas al menos cinco se hagan frecuentemente a los hijos", explica Valenzuela.

Los adolescentes que responden esta encuesta (cerca de 58 mil alumnos de 8° a 4° medio) definen si es mucho/ bastante frecuente o poco/ nada lo que sus padres indagan acerca de dónde van en sus salidas nocturnas y si cumplen sus horas de llegada, lo que conocen a sus amigos más cercanos, y cuantifican cuántos días a la semana hacen algunas de las comidas del día junto a sus padres.

En qué anda

¿Cuál es la importancia de esto? Simple: que entre aquellos escolares que declaran una nula o baja supervisión de sus padres hay una mayor prevalencia de consumo de alcohol, marihuana y cocaína que entre los que declaran padres satisfactoriamente involucrados.

Quienes trabajan rehabilitando adolescentes consumidores de drogas corroboran lo anterior todos los días: "La relación con el hijo adicto tiende a caracterizarse por inconsistencias, es decir, el adolescente no tiene clara la relación entre sus conductas y las consecuencias de éstas, porque no hay claridad en los mensajes, límites y reglas de la casa", confirma la sicóloga Tristana Doniez, coordinadora del programa ambulatorio de Dianova.

Los padres, agrega la sicóloga, suelen oscilar entre actitudes de extremo autoritarismo a otro de una laxitud total. "Y ambos son dañinos y suponen factores de riesgo", complementa Valenzuela, para quien el concepto de involucramiento parental vino a reemplazar la discusión sobre cuál es el mejor estilo de crianza. "Acá no se trata sólo de conversar de las notas, sino de que haya una preocupación activa de los padres. De saber en qué anda su hijo, de cuál es su relación con sus compañeros, cómo es su desempeño social".

Y, un dato clave, esta supervisión parental no supone poner en riesgo la relación entre padres e hijos: "Muchos padres creen que complaciendo los deseos materiales mejoran la relación y que mantener controlados a los hijos la empeora. Es al revés: los mismos chiquillos que ven que sus padres se preocupan por lo que hacen, los sujetan y guían sienten que la relación es mejor", aclara el sociólogo.

Reglas claras

Fabio Sáenz, sicólogo del Centro Ser Joven de Lo Barnechea, hace notar que ese involucramiento parental requiere de espacios más íntimos que la cena o el almuerzo familiar. "Es difícil que delante de sus hermanos, el adolescente le quiera contar al papá que en el colegio le dicen sobrenombres o no tiene amigos. Eso se da en una conversación más privada, que es donde aparecen los detalles que ayudan a esa relación".

Y agrega que no se puede pretender que esa supervisión parta repentinamente. "Hay un involucramiento adecuado que se debe desarrollar desde temprano y que significa ir entregando autonomía progresiva. Porque si de un día para otro los papás comienzan a preguntarles dónde van, con quién y a ponerles límites, ellos lo van a resentir porque sienten que les están cambiando las reglas del juego".

Cambiar el estilo de relación no es fácil, pero hay quienes lo logran. Sobre todo si transitan hacia un estilo de crianza "más democrático" donde las partes buscan un acuerdo que los satisfaga y comprometa. "Y donde romper las reglas tiene una consecuencia clara para el adolescente", opina el sicólogo.

Otros factores

El sicólogo Fabio Sáenz apunta que hay familias en las que los padres están ejerciendo una supervisión adecuada y que, sin embargo, sus hijos igual consumen alguna droga. En esos casos están influyendo con fuerza otros factores. Uno de ellos es la personalidad del adolescente, algunos de los cuales son más impulsivos y tienden más hacia conductas de riesgo.

También el no detener a tiempo el consumo de un hermano mayor. Y no fijar claramente cuáles son las expectativas que los padres tienen respecto a la conducta de sus hijos.
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