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"Mis choferes son mi empresa"

30 de Junio de 2006 | 15:25 |
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Cuando estaba esperando a su tercer hijo, en 1991, Elizabeth Jaque (casada, 44 años) decidió cerrar su fábrica de chocolates para dedicarse a la maternidad. Pero de los dulces saltó a los camiones: "Mi marido tenía desde 1985 una empresa de transporte. Se salió y la dejó con un administrador, pero el negocio empezó a dar problemas. Me metí para ordenarlo un poco. Sólo dos o tres meses... y ya llevo catorce años".

Sin experiencia en el rubro ni estudios formales, debió reestructurar la empresa. "Todo lo fui aprendiendo a palos", recuerda de esos años, en los que tuvo que recurrir a la banca para rearmar su flota. "¡Imposible no endeudarse! ¡Cada neumático costaba 200 mil pesos, cada camión 50 millones! Este negocio, además, de por sí es complicado; hay que tener un gran capital por si los proveedores se atrasan, porque el combustible hay que pagarlo al contado. Me dio susto, pero finalmente me quedé porque descubrí un mundo que me encantó".

Hoy los camiones de Transportes Atlanta recorren todo Chile prestando servicios de traslado de productos para distintas empresas, con lo que facturan anualmente cerca de un millón de dólares. "No somos los líderes del mercado, pero nos va muy bien", reconoce Elizabeth. Cree que lo que les da respeto entre sus competidores no son sus ganacias, sino su profesionalismo: "Siento que somos conocidos por ser una empresa responsable, especialmente porque hasta hace pocos años este negocio era muy poco profesional. Hoy no sólo hay que tener los camiones, sino elegir a la gente adecuada, porque no cualquiera puede llevar 30 toneladas a 90 kilómetros por hora", apunta.

Ésa es la razón de por qué considera a su equipo de veinte choferes su capital más valioso. "Puede venir alguien y comprar veinte camiones, pero yo le voy a ganar, porque tengo veinte choferes espectaculares. Conversar con ellos es mi trabajo más importante. Ellos SON mi empresa. ¿Por qué? Porque es de personas".

Dentro de un "gremio duro" y mayoritariamente masculino, como es el transporte, Elizabeth se siente "aceptada, pero por sobre todo muy querida y respetada por mis colegas", quienes reconocen su trabajo por impulsar un buen trato entre sus trabajadores.

A la hora de proyectar su negocio a futuro, cree que todavía puede seguir creciendo, pero no quiere hacerlo mucho más. Si se expande, ya no podría ser tan cercana a su equipo, ni compatibilizar su labor en la empresa con la crianza de sus siete hijos. "¿Para qué crecer más? Yo no aspiro a volverme rica. Yo ya soy muy rica: tengo a mis niños, y tengo a mis choferes".

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