Nadie discute que parte importante de la cultura de un país es su gastronomía. Y bien lo saben los representantes de las distintas colonias extranjeras avecindados en Chile que se preocupan de mantener sus costumbres a la hora de comer.
Como Gisaku Kuramoshi,
un nikkei o descendiente de japoneses, a quien le gusta preparar kombu, que son algas disecadas que se cuecen para preparar un caldo llamado dashi. Éste, a su vez, se usa de base en diferentes sopas y para el arroz del sushi.
Precisa que la comida japonesa es una combinación de
la cocina kaiseki, basada en el credo zen y que determina la estética de su presentación de raciones pequeñas, y la
shojin ryori, relacionada con la dieta budista que rechaza el sacrificio de animales y fija normas de preparación.
Para adquirir los ingredientes acude a la tienda
Shirakiku de Vitacura. Entre ellos, la salsa de soya, wasabi (raíz picante), masago (huevos de pescado), miso (pasta de poroto de soya en distintas variedades), toofo (quesillo de poroto de soya) y harusame (tallarines de ese vegetal).
Los árabes tienen distintas alternativas, como el restaurante
Qatir. Allí su dueña, Patricia Eltiti, explica que importa y vende el burghol (trigo precocido) a $1.800 el kilo, para preparar el típico kubbe (crudo). Además, quienes se quieran lucir con una comida, sean de la colonia o no, encuentran otros ingredientes como tahina (pasta de sésamo para preparar ensaladas y salsas a $2.800 el frasco), aceite de oliva de Siria, masa filo para pasteles, hojas de parra, falasel (croquetas de garbanzos) y hummus (pasta de esta leguminosa a $1.500). Hay aliños como curry, pimienta árabe, zatar y chawarma. Para los pasteles, agua de rosas y azahar.
También ofrece clases a domicilio, siempre que se arme un grupo. Cobra $60.000 mensuales por una clase de tres horas a la semana con todo el menú.
Otro local de comidas y dulces árabes es el
Sahtein, que ofrece productos envasados como arak, tahina, burghol, dátiles, piñones, peñas de zapallo, aceitunas árabes y masas para dulces. Aceptan pedidos por internet.
La cocina judía, que recoge tradiciones de distintos países, basa la preparación de sus alimentos en el libro sagrado de la Torá. Entre sus principios de
comida kosher destacan que sólo pueden comer animales cuadrúpedos rumiantes de pezuña partida, como vaca, cordero y cabra, más aves de corral. De los productos del mar sólo se acepta los peces con escamas y aletas. Además, está prohibido mezclar la carne junto con la leche u otro derivado lácteo.
Mario Chechelnitzky vende productos kosher supervisados por el rabino Menashe Perman, en su tienda Kosher Deli de Las Condes. Tiene carne, pollos faenados en planteles especiales, vinos y también bocadillos importados para cóctel. Cuenta que sus clientes saben comprar, pues se fijan que los paquetes traigan los sellos de garantía de instituciones autorizadas. "Con ellos se pueden preparar cazuelas o comida china si alguien quisiera", aclara, pues lo importante es su origen, preparación y mezcla. Por eso, por mucho que la carne y el queso sean kosher, no lo es un sándwich Barros Luco, enfatiza, debido a la mixtura.
En supermercados hay muchos productos para preparar comida de otros países.La cadena Líder, por ejemplo, tiene la sección internacional "Sabores del mundo" en varios de sus locales. La mayoría de los productos indica su origen y recomendaciones de uso en las respectivas etiquetas.
Algunos de los que se pueden encontrar en supermercados del sector oriente son algas nori, semillas de sésamo y vinagre de Japón; jugo de tamarindo, polenta, tortilla de ajo, hoja de parra, hommos y cous cous árabes; tallos de bambú y leche de coco orientales, jengibre, salsa de pescado, fideos de arroz y aceite de sésamo de China; sopas y pan kosher, salsas, frijoles y tortillas mexicanas, como también salsas y pastas italiana
Direcciones:
Shirakiku: Vitacura 4868, fono 2187534.
Qatir: Las Verbenas 9183, fono 3422098.
Kosher Deli: Las Condes 8400, fono 4588974.
Sahtein: Av. Kennedy 7933, fono 2117025.
