Verónica Gaete plantea que estas últimas generaciones son un enorme desafío para sus padres, porque lo quieran o no los adultos, están tomando muchas más decisiones en forma autónoma, aunque no sean las más adecuadas. Además están teniendo un nivel de protagonismo mucho mayor, tienen un rol mucho más proactivo y están expuestos a más riesgos que los que enfrentaron sus papás.
Explica que desde el siglo pasado el sistema de educación ha ido variando, desde el autoritario en que educaron a nuestros padres, "pero está claro que en estos tiempos nadie obedece simplemente porque sí. Pero tampoco a estos chiquillos les sirven los papás amigos que los dejan muy desprotegidos. No sirve el modelo clásico autoritario ni tampoco el permisivo tipo laissez faire (dejar hacer)".
-¿Qué pasa con los jóvenes educados autoritariamente?
"Generalmente hay dos tipos. Uno es el incapaz de tomar sus propias decisiones, porque siempre se le restringió su posibilidad de autonomía y de tomar sus propias decisiones; de experimentar, también. Como adulto se para mal frente al mundo, porque nunca aprendió.
"Al otro le genera mucha violencia; el que no agacha el moño se puede convertir en un rebelde enorme y meterse en miles de conductas de riesgo por pura rebeldía contra el mundo".
-¿Y con los permisivos?
"También es un malentendido, porque eso de pura buena onda y yo soy tu amigo también genera más conductas de riesgo en los chiquillos, porque sienten que no se preocupan por ellos, no se sienten contenidos. En la adolescencia, los papás tienen el rol de poner los límites, de contener a estos adolescentes que permanentemente se están desbordando, también emocionalmente".
-¿Cuál es la receta, entonces?
"El estilo autoritativo o estilo democrático, que es como nosotros tratamos de educar a los chiquillos. De partida, los padres tienen que darse cuenta que la adolescencia es la etapa de la vida en donde pasamos de la dependencia total a la autonomía total y que su rol en este período es -aparte de darles amor y otras funciones propias de la familia- entregar, al final, una persona que tenga muy clara su identidad y sea autónoma emocionalmente".
-¿¡Cómo se hace eso!?
"Jajajaja. Ya el tenerlo en mente es súper importante, porque para poder facilitar que se forme una persona con su propia identidad, hay que permitirle que experimente, que tome sus propias decisiones. Hay que respetarlos como personas individuales con sus propias características.
"Los papás estamos muy bien educados para ser papás de cabros chicos, para manduquiarlos; pero cuando empiezan las reivindicaciones, a pedir más espacio, más autonomía, empezamos a hacer agua".
Insiste en que los padres deben acompañar a sus hijos en este proceso de crecimiento, conversando con ellos, escuchándolos, estando pendientes de sus necesidades, siendo capaces de supervisarlos (sin ser intrusivos) y entregándoles herramientas para salir de la adolescencia convertidos en adultos responsables.
La pediatra reitera que es necesario que los padres sepan dónde están sus hijos, cuáles son sus compañías, porque los ambientes en que se mueven (horarios, fiestas pagadas, la fiesta del amigo del amigo de) son mucho más propensos a las conductas de riesgo como la droga, el alcohol y la promiscuidad sexual. "Por eso es bueno ir a dejarlos y a buscarlos", acota.
-¡Qué difícil!, además pensando que el adolescente no es el único hijo que tienen.
"Sin duda y no solamente eso, súmale la cantidad de problemas que los adultos tenemos per se".
-Según tu experiencia ¿son muchos los adolescentes cuyos problemas parten a raíz de familias disfuncionales?
"Uhhhh, cualquier cantidad. Los problemas más graves del adolescente los vemos en dos tipos de chiquillos. El primero, lejos, es el que tiene problemas familiares y el otro, son los chiquillos que tienen problemas psiquiátricos".
-¿Cualquier tipo de problemas familiares? ¿Desde la simple pelea?
"Desde conflictos abiertos y enormes entre los papás, más padres que son incapaces de poder comunicarse con los hijos. También problemas de no sentirse queridos, apoyados, comprendidos. Familias aglutinantes, que están siempre encima o que, por el contrario, no cuidan".
-Pero parece que nada fuera bueno, es muy perturbador y contradictorio.
"Es demasiado necesario educar a los padres de adolescentes, por eso SerJoven ha generado talleres que se dictan también en los colegios.
"Las relaciones con los adolescentes son un desafío y allí está uno como adulto para tratar de escuchar, y no sólo los hechos, sino también las emociones. Tampoco sentirnos demandados a ser perfectos, porque tenemos que tolerar la frustración de ser cuestionados, desidealizados, etc, etc. Y tratar de mantenernos en sintonía para poder ir arreglando las cosas en el camino.
"Ese es el desafío, también mostrarles las propias emociones y tratar de construir las soluciones en conjunto".
-Tratar que se te pase la rabia, además.
"Bueno, sí. Rabia y angustia son sentimientos que los papás de adolescentes sentimos permanentemente".