EMOLTV

Buscando el equilibrio

29 de Junio de 2006 | 16:45 |
imagen
A sus 38 años, no se le nota que ha tenido que enfrentar duros y dolorosos procesos familiares. No sólo debió poner el hombro cuando su padre y su hermano se pelearon, sino que después ha debido asumir una separación y la posterior grave enfermedad de su ex esposo.

A pesar de todo eso, se la ve alegre y dueña de un dinamismo que contagia. Hace 10 años tuvo a su primera hija, Rosario, y hace siete, en medio de la convulsión de Atika, a la Manuela.

-¿Por qué afirmas que tu autoestima no está en lo profesional?
“Para mí la autoestima no está puesta ni en el título ni en la pega y eso me permite desenvolverme con mucha tranquilidad. Eso es una pata más de la mesa que arma la Muriel, me gusta, quiero que me vaya bien y me realiza, pero si me preguntas, yo estoy aquí por accidente y he tratado de hacerlo lo mejor posible y con pasión”.

-¿Nunca te proyectaste trabajando?
“Yo me veía en la casa con niños y a lo más, con una actividad part time que me permitiera desarrollarme. Pero ahora, si me mandas para la casa me daría urticaria”.

-No era así cuando nació la Rosario, incluso dejaste de trabajar todo el día.
“Sí, no volví full time y para eso, era la primera en llegar en la mañana y me iba como a las tres. Para lograrlo, yo no pestañeaba, no conversaba, casi no tiraba la talla, me tomaba apenas un par de cafés y almorzaba una manzana”.

-¿Cómo?
“Soy géminis, mientras me hablan puedo estar redactando un mail, trabajo a full. Salía seca como pasa todos los días, daba todo para irme tranquila porque no soy de las que deja las cosas para mañana”.

-¿Era una necesidad estar con la Rosario?
“Muchísima. Soy guaguatera a morir, me fascina esa etapa. Me pelaban porque no la soltaba. La disfruté mucho hasta que se produjo el quiebre (de Atika), eso me dio mucha pena porque la Rosario no sólo me perdió como mamá –llegaba a las 7 de la tarde-, sino que además le llegó una hermana”.

-¿A la Manuela no la pudiste gozar?
“No, para nada, no como yo hubiera querido”.

-¿Cuándo recuperaste el equilibrio?
“Diría que estoy luchando todavía para tratar de conseguirlo. La Maya me ayudó mucho cuando regresó de Estados Unidos y se unió a la empresa (el 2002); recién entonces empecé a ir a almorzar. La Maya me empezó a chasconear un poco y se lo agradezco profundamente porque me retornó más a la vida.
“Estoy en esa lucha constante y he ido avanzando. Me estoy dando ciertos lujos como ir al gimnasio en la mañana”.

Tras un accidente de su ex marido, Muriel ha debido asumir la responsabilidad de mantener y criar a sus hijas y eso ha implicado que ellas resientan un poco el hecho de que trabaje tanto. “Soy el único pilar de las niñitas, no sólo emocional, sino económico”, explica.

-¿Se ha complicado todo?
“Ha sido complicado. Siento que la vida, agradeciéndole todo lo que me ha dado -porque créeme que he sido muy feliz, inclusive en los últimos tiempos- me cargó la mata pesado, porque la verdad es que no han sido fáciles estos dos años; la separación y el accidente me dejaron más sola”.

-¿Y tus hijas? ¿Cómo están?
“Quisieran tener una mamá más presente, pero sienten orgullo y me lo han dicho. Tenemos una relación muy cercana, exquisita, somos compinches, de regaloneo físico y verbal; de eso no pueden quejarse porque tenemos todos los días terapias de regaloneo. Hay cercanía, pero igual quisieran tenerme más y tener un papá; ahora está todo muy compensado porque mis papás son unos abuelos atómicos.

“Si me preguntas si estoy en paz como mamá, te diría que no, pero también… qué mamá lo está. Creo que son las menos y no las más. Mis hijas tienen una mamá plena, con capacidad para disfrutar la vida. Rosario me dijo que se enorgullecía de mí porque era una mamá feliz y eso para mí es importante, porque lo que quiero de ellas es que sean felices”, reflexiona.


EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?