Atípico desde todo punto de vista, usa una barba más bien crecida y se cortó un poco el pelo, pero sigue siendo largo para cómo lo ocupan sus correligionarios.
Se siente a sus anchas en su espaciosa oficina de la alcaldía y no teme tocar ningún tema, si bien es bastante difícil sacarlo de la política. A la hora de evaluar la gestión en el municipio de Las Condes, se declara orgulloso de lo logrado y cree que varias de las acciones emprendidas debieran ser un ejemplo a seguir.
Educación, delincuencia, acceso a las oportunidades son todos temas que le preocupan y de los que no culpa al gobierno de turno, sino más bien a la manera equivocada en que todavía se hacen las cosas en Chile, con falta de transparencia y sin lograr motivar a los jóvenes. Sin embargo, observa cambios en la sociedad de los que los partidos recién empiezan a tomar conciencia.
-¿Cómo la 'marcha de los pingüinos' que estaba por sobre la política tradicional?
"Sí, claro. Es de toda lógica… no podemos convencer a la gente para que trabaje, para que participe en una institución política, para que colabore y, finalmente, a la hora de las decisiones, dejarla de lado, que no esté. Eso no se sostiene.
“En el mundo de hoy, sobre todo con un país que tiende al desarrollo, donde se supone que en unos años más- y yo creo que ya hoy día- las elecciones las deciden la clase media (que tiene opinión e información), no sea tomada en cuenta en las decisiones".
-¿Ese es el error de la Alianza?
"Nosotros, no tengo ninguna duda, tenemos mejor programa de gobierno; lo haríamos mucho mejor que la Concertación en temas que hoy siguen pendientes, pero tenemos poca credibilidad. Y la poca credibilidad es producto de que decimos que tenemos que descentralizar, que hay que atomizar la educación, que los hospitales sean concesionados –tal vez- a los propios médicos, pero que haya incentivos por rendimiento, por calidad, etc.
"Sin embargo, decimos todas esas cosas y, en nuestra estructura política, no lo aplicamos. Eso no tiene sostén… Uno tiene que partir dando el ejemplo en la casa antes de predicar".
-¿Qué les falta?
"Usar la democracia, la participación, como mecanismos para resolver conflictos. Hasta ahora, la derecha o la centroderecha no ha usado la democracia para resolver los conflictos internos, sino que han prevalecido ambas opciones –los dos candidatos, por ejemplo-. Eso es pésimo, porque demuestra que hay una competencia interna que no se resuelve y, cuando eso se da como imagen, al final todo lo que se diga no es creíble. Ése es el elemento que hay que ir construyendo".
-¿Cómo te sientes después de todo lo que ha pasado con tus críticas?
"Súper tranquilo, primero. Sigo estando en política sin depender de nadie y con toda la libertad del mundo; no he perdido eso después de estar varios años en esta cosa y en forma permanente.
"Carlos Larraín (el presidente de RN) dice que yo soy una persona muy inteligente, pero muy porfiada. Bueno, no es que sea porfiado, sino que efectivamente…"
-¡Soy porfiado!
(Se ríe)"Mientras no me demuestren que estoy equivocado, no le hago caso a nadie".
-Eres porfiado, entonces.
"Sí, poh, pero también, a veces, me doy cuenta que no tengo la razón; no es que sea porfiado porque sí, si me dan argumentos válidos, ya poh".
-¿De esa manera trabajas en la municipalidad también?
"Sí, absolutamente. Soy una persona que no me someto a presiones, nunca. He aprendido que en política se miente mucho; se usa la mentira –no sé si voluntaria o involuntariamente- como una forma de hacer política. Los países desarrollados no mienten".
-Hay ejemplos recientes de que sí lo hacen.
"Bueno sí, todo el mundo miente, pero lo que quiero decir es que cuando se miente hay castigo y aquí no; en pocos años más, debiera ser así.
"Lo vimos con la 'marcha de los pingüinos', también, que llevaban un año escuchando lo mismo y se aburrieron. Ése es un síntoma y por eso los apoyé siempre y les dije que estaba de acuerdo con lo que estaban haciendo, siempre que lo hicieran con respeto y sin violencia".
-Defiendes la tolerancia y sin embargo, tienes "ley seca" después de cierto horario en tu comuna.
"Se cierran a las 24:30 en la semana y a las 2:30 los fines de semana y no en toda la comuna, en algunos sectores. No es por una cosa moral, ¡imagínate!, yo soy lo más liberal que hay, tolerante total, pero eso no significa que uno no tenga que tomar posiciones cuando hay dos derechos que se enfrentan. Claramente, en esto, había una zona de la comuna donde los residentes estaban sufriendo problemas de ruidos molestos que les impedían descansar a altas horas de la madrugada. Ellos me lo hicieron ver, hicimos mediciones y, efectivamente, llegamos a la conclusión de que la calidad de vida de esos vecinos no era la que correspondía.
"Se le preguntó a los vecinos públicamente y, de acuerdo a lo que contestaron, se puso esos horarios para el sector de Avenida Las Condes comprendido entre el Stadio Italiano y Padre Hurtado".