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“Las miserias que nos dan, a nosotros nos sirven”

19 de Julio de 2006 | 09:44 |
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Juan La Rivera, el locutor de radio, tiene mucho que ver con la creación del Movimiento de Obesos Mórbidos de Chile.

En octubre de 2003, la pareja de María Eugenia Fuentes escuchó en el programa del conductor el aviso sobre la realización de una charla sobre el tema en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile. Preocupado del problema de su mujer -y en medio de una crisis de pareja- la instó a que asistiera a la charla.

María Eugenia recuerda con detalle el momento. “Mi pareja tenía muchas esperanzas de que bajara de peso, le afectaba el hecho de que el sobrepeso me estaba ganando la batalla y me dijo que fuera. Fue la primera vez que me relacione con la obesidad mórbida, no tenía idea de que daban charlas y que ellos llevaban más de 30 años investigando”, recuerda.

En medio de la charla, quiso interrumpir al doctor pero éste nunca le daba la palabra. Finalmente, se paró al frente y comenzó a hablar. “Yo entendí inmediatamente que había que organizarse y el doctor no me pescaba. Entonces me pare, lo corrí pa´ un lado y dije saben qué chiquillas, yo aquí tengo dos herramientas fundamentales, una agenda y un lápiz y la que quiere se inscribe, nos organizamos y de aquí a La Moneda”.

-¿Y qué pasó?
“Juntamos como 300 firmas, personas que tenían como fin operarse, pero yo no, porque ya sabía que no era operable. Empezamos a patalear a perro grande altiro. Comenzamos en La Moneda, de ahí nos derivaron al ministerio. Después se metió un diputado que quería manipular esta organización, que quería que firmáramos para el AUGE y nosotros sabíamos que no nos iba a tomar en cuenta, así que no lo hicimos”.

-¿Cuál es el objetivo que se plantean?
“Nosotros siempre vamos a estar al lado del dueño del fundo, antes era Ricardo Lagos y hoy Michelle Bachelet, porque nosotros apuntamos a conseguir políticas públicas adecuadas. Si bien es cierto que no hemos modificado la historia de la salud pública, sí que la hemos intencionado”.

-¿Quiénes tienen acceso al MOM?
“Todos los obesos mórbidos que quieran asociarse. Estamos registrados 82, pero somos 30 o 40 en forma activa. Desde marzo, ellos están asistiendo todos los lunes a tratamiento psicológico y educación física”.

El MOM, que tiene la calidad de club deportivo y social, difunde sus actividades a través de su página web y hasta el momento sólo se encuentra en Santiago. Gracias a una serie de convenios que ha suscrito, realiza cursos de actividad física en el estadio Víctor Jara a cargo de especialistas de la Usach. También ofrece charlas dictadas por estudiantes de psicología de la Universidad de Las Américas que se están especializando en obesidad mórbida.

-¿Cómo se financian?
“Postulamos el 2005 a una plata de Chile Deportes y con ella adquirimos colchonetas, toma presión y otras cosas”.

-¿Funcionan como un grupo de autoayuda? ¿Cómo Alcohólicos Anónimos?
“Sí, pero no anónimos. Si bien hay gente que quiere mantenerse en el anonimato, nosotros planteamos que no porque sino íbamos a tener un montón de dificultades para acceder a la salud pública. Vi como AAA tiene problemas para acceder a los proyectos porque su estructura los invisibiliza ante las instituciones del Estado.
“Si bien es cierto que soy una dirigente de izquierda, que pelea contra el sistema, no me puedo hacer la tonta y no ver que el sistema sí me entrega algunas cosas. En ese sentido nosotros nos apropiamos de todo lo que nos llega. Siempre digo las miserias que nos dan, a nosotros nos sirven, porque siempre nos dicen que no tienen plata y yo les pregunto ¿y qué tiene? A nosotros nos sirve”.

-¿Cuánto afecta en la dignidad la obesidad mórbida?
“Uuuuuhhh, hasta tocar un fondo, doble fondo, triple fondo. Uno llega al descuido total, abandonarse, incluso, en cosas como el aseo”.

-Se suman los problemas para encontrar trabajo.
“Obvio, tú ves un aviso de trabajo y dice buena presencia. Nosotros lo hablamos con Arturo Martínez de la CUT.
“Cuando dicen buena presencia, quiere decir que no le caemos bien al del lado, que no nos aceptan con los kilos que tenemos. La gente que está en nuestra organización es maravillosa, profesional, personas que se han cultivado, que son capaces, pero la sociedad ha sido tan cruel, que las rechaza. Nuestra tarea es ir limpiando de a poco todas las cosas que nos ha salpicado la sociedad y lograr ‘ser, no parecer’”.

-¿Cuánto de discriminación socioeconómica hay?
“El pobre es más castigado porque no tiene acceso, a veces, ni siquiera a la ropa necesaria, de repente se tiene ‘la’ pinta, de ropa usada; no se cuenta con panties y se anda con los pies piluchos. Nosotros tenemos pliegues, donde se nos hacen hongos; no podemos ir al podólogo y necesitamos zapatos de cuero, porque el plástico promueve el pie diabético y además, es de mala calidad. Si se tiene que ir al consultorio no hay plata ni pa´el taxi y resulta que uno se desplaza con dificultad.
“En cuanto a la autoestima, el gordito de la clase social alta siempre va a estar rodeado de un entorno que tiene un nivel educacional más alto, que se informa más de la enfermedad y sabe cómo tratarlo.
“Mientras más pobre es peor y como siempre están aislados en sus casas, no tienen información”.

-¿Ayuda a la causa que figuras públicas conocidas den a conocer su problema como la actriz Teresita Reyes?
“A veces. Siempre nos llegan reclamos de cómo lo trataron. No sé si es bueno o no el sicodrama que presentan, con algunos reportajes la gente queda un poco dólida”.

María Eugenia concluye: “para tratar la obesidad mórbida, hay que ponerse los corchetes acá (indica su cabeza) y después en el estómago. Si no te corchetiai la cabeza, no tenís arreglo, porque las conductas autodestructivas están ahí. Donde manda capitán no manda marinero”.

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