El fin de semana, medios ingleses publicaron una información que dejó a más de una mamá preocupada, ya que advertía que la ingesta de vitamina E duplicaba la probabilidad de tener un parto en el que el niño nazca muerto, disminuye el peso del bebé y puede conducir a complicaciones cardíacas.
La conclusión surgió a partir de un estudio realizado en el St. Thomas Hospital de Londres en 2.500 mujeres con riesgo de preeclampsia (hipertensión en el embarazo). A un grupo se le administraron altas dosis de las vitaminas E y C durante catorce semanas hasta el momento de dar a luz (250 mg y 1.000 mg diarios, respectivamente). El resto tomó placebo.
Bajo peso
Entre las mujeres sometidas al tratamiento se produjeron diecinueve partos de fetos muertos frente a sólo siete en las otras madres. Además, el peso de los bebés entre quienes habían tomado las vitaminas era, en promedio, inferior en 60 gramos a los nacidos entre las madres del grupo del placebo.
El obstetra inglés Stuart Campbell cree que la vitamina E puede perturbar una capacidad inherente al sistema inmunológico de la madre, que es el de no atacar al feto como si se tratase de un "invasor".
Además, sugiere que las vitaminas podrían alterar las funciones de la placenta, privando al feto de sustancias nutritivas y explica que los hijos nacidos de mujeres que tomaron vitamina E tienen un riesgo mayor de contraer enfermedades como el asma o los eccemas.
Esta nueva investigación "está muy lejos de decir que cualquier madre que ingiera vitamina E va a tener una muerte in útero. De hecho, a partir de este estudio, posteriores editoriales médicas han dicho que si bien la vitamina E no sería una buena noticia para prevenir la preeclampsia, los datos no son lo suficientemente determinantes como para suspender otros estudios en curso", explica Alfredo Germain, médico obstetra y director del Centro Especializado de Vigilancia Materno-Fetal de la Clínica Las Condes.
Según el especialista, no existe ningún peligro de consumir los multivitamínicos prescritos por el médico (más aún tratándose de personas sanas), pues éstos traen dosis muy bajas. Menos peligro hay de ingerir estos antioxidantes en una dieta balanceada. La vitamina D se encuentra en alimentos como nueces, maíz, soya, aceitunas, entre otros; la vitamina C principalmente en verduras y frutas frescas.