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“Soy un provocador”

26 de Septiembre de 2006 | 08:47 |
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Muy chico, Vasco Moulian partió al exilio con sus padres a la entonces República Democrática Alemana. De ese período tiene pocos recuerdos, según explica, tanto por su corta edad como también porque los “bloqueó”, ya que su padre siempre estuvo enfermo, con una fuerte depresión y su madre siempre sacando adelante a la familia. “Tengo la sensación de no haberlo pasado bien y de que mi papá lo pasó muy mal”, dice.

Aunque el primer idioma que habló fue el alemán, hoy no lo habla: “Lo bloquié completamente, no me interesa, ni siquiera digo hola en alemán”.

-Entonces no es que no tengas recuerdos, son malos, definitivamente.
“Es que, además, cuando volvimos, me hacían hablar frente a los tíos y a los amigos... nooo, mal”.

-¿De ahí la rebeldía contra la familia?
“Puede ser, puede ser... es que me carga el arribismo intelectual, por eso prefiero decir que soy simple”.

-¿Cómo lo haces en este medio, entonces?
“Mmm, sí es muy arribista intelectualmente; hay un estatus, un esnobismo dramático. Por eso recalco mi simpleza; yo creo que tiene que ver con marcar la diferencia, con que también te puede resultar siendo simple. También puede deberse a mis carencias intelectuales de cuando era chico; de haber leído menos libros y cómo yo esto lo potencio... demostrar que la emocionalidad también es importante. No sé, estoy pensando en voz alta”.

-¿Qué es lo que te molesta realmente de tu infancia?
“Tengo rollos; tengo una relación distante con mi mamá y ella me reta mucho, porque dice que queda como la mala de la película cuando doy entrevistas, como la que me dejó solo. La verdad es que mi mamá se sacó la mugre y nunca lo voy a negar, pero las consecuencias fueron que trabajaba todo el día, mi papá estaba enfermo... eso es lo que me tocó vivir y esa es la historia no más. A propósito de eso es lo que soy hoy día, no más”.

-¿Fue muy difícil ser pobre?
“Sí”.

-¿Por eso tratas de darle a tus niñitas todo lo que piden?
“Puf, claro, pero es dramático, porque me voy al chancho y, seguramente, esa generación va a ser muy cómoda y no va a reflexionar como yo lo hago respecto a la precariedad. A mí el psiquiatra me agarra y me dice Vasco, tranquilo, si no vai a ser pobre, ya no fuiste pobre”.

-Ah, todavía es tema.
“Claaaro, debe haber mucho de eso también... la cantidad de pegas y eso, tiene que ver con que yo no quiero nunca ser pobre... ¡me marcó!”

Cuenta que en su vida diaria esta situación se vuelve dramática, porque va con sus hijas al mall y les compra lo que le pidan. “Imagínate el dolor que yo sentía porque no me podían comprar las zapatillas; en el mundo del tenis, donde el arribismo y la cuestión de las marcas es tan potente, nunca poder acceder a la mejor zapatilla o la mejor raqueta... ¡eso es no tener libertad!”

-¿La plata te da libertad?
“Además, poh... mucha libertad... puedo elegir, lo que quiera. Debo haber sufrido mucho con eso; da rabia, impotencia... injusticia”.

-Yo creo, porque no pareces una persona que le asigne tanta importancia a la plata.
“Al bien, en realidad; no a la plata (se ríe)”.

Se casó muy joven con la actriz Moira Miller, hija de Liliana Ross, pero se separaron al poco tiempo. Hoy lleva varios años junto a Mónica Mellado y tienen dos niñitas, Rosario y Magdalena.

El padre de Vasco sufría de depresión endógena, de hecho otro de los fuertes acontecimientos que marcaron su vida fue cuando él se suicidó lanzándose desde una ventana en la Posta Central. También su abuelo murió a causa de esa enfermedad.

-Heredaste la depresión endógena, ¿es un tema muy fuerte en tu vida?
“Temazo. Hace dos años que no vivo una crisis, me ha ayudado mucho mi doctor; tomo remedios todos los días. Forma parte de mi vida, ya no tengo rollos y lo cuento porque estoy muy bien; encontré una droga que me tiene muy estable, gracias a Dios”

Sabe que hay mucha gente que lo detesta, que lo acusa de “haberse dado vuelta la chaqueta” políticamente, de ser una fiera en el trabajo, pero, riéndose, cuenta que también le gusta provocar esa sensación, de ser un hombre exitoso de 34 años, que juega golf y que, insiste, se declara simple. “No creai que es fácil ver una entrevista en la que me critican, pero es un poco buscado, soy un provocador... salir con Joaquín (Lavín) en una foto es provocar”.

Además de todas sus empresas, el golf es más que un deporte para él, al que se dedica con la misma intensidad que a todo lo demás. Juega todos los fines de semana con un grupo de amigos y, como se reconoce muy competitivo, apuestan plata, juegan torneos, salen al exterior. También lo aprovechan como instancia familiar, ya sea jugando la Copa Matrimonios o haciendo asados después de jugar. La mayor de las niñitas ya tiene sus palos y entrena con él.

-¿Vicio privado?
“Hay dos cosas que tiene que ver, nuevamente, con la competencia. Una es mirar el rating; en realidad, los resultados de todas mis cosas... ¿sabís que no me puedo quedar dormido si no me mandan los resultados del restorán? No importa cómo nos haya ido, es la sensación de revisar para saber.
“Lo otro es revisar los mails... ¡es una gran sensación! Me gusta saber cómo me va”.
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