Pareciera que, finalmente, haber puesto el tema de la paridad en la agenda, aunque en forma forzada según algunos, ha tenido sus efectos.
El primero de ellos es que, por primera vez, un estudio internacional recoge la opinión generalizada de que el principal problema que enfrenta Chile para una mayor competitividad es la desigualdad de género que se da en el acceso a cargos de poder y alta responsabilidad.
La publicación del informe del Foro Económico Mundial que reúne a empresarios y académicos de todo el mundo y que devela que el acceso a cargos públicos por parte de las mujeres tiene la peor nota dentro de otra serie de variables como educación o regulaciones laborales, coincidió con el panel organizado por ComunidadMujer para debatir sobre paridad y ley de cuotas.
La discusión se hizo cargo de que en Chile, en el Ejecutivo hay sólo un 34% de mujeres; en el Poder Judicial un 20,8% y en el Legislativo un 12,7% lo que refleja que pese a los avances, las mujeres están aún en situación de discriminación. La pregunta fue entonces si esta realidad se debe a que ellas están menos preparadas, tienen menores oportunidades o no muestran interés.
La abogada Victoria Hurtado, la nueva gerente general del Hogar de Cristo, Susana Tonda, la cientista y socióloga de FLACSO, Marcela Ríos, y la historiadora Magdalena Piñera concordaron en que persiste en Chile una situación de discriminación en contra de la mujer, pero tuvieron diferentes posturas respecto de qué hacer para remediarlo.
| El aporte femenino |
Quienes sostienen que es necesaria la paridad en los cargos de responsabilidad argumentan que ello es porque la mujer representa la mitad de la población y en una democracia esa visión debe ser recogida.
No obstante, Magdalena Piñera discrepó, indicando que hoy hombres y mujeres tienen las mismas percepciones sobre la realidad y por lo tanto, la verdadera revolución es que los temas que son adscritos a las mujeres como violencia, familia o abuso sexual sean levantados como bandera por ellos.
La ex diputada Pía Guzmán sumó argumentos a favor de esa postura señalando que en el Congreso los temas de mujeres no son asumidos por ellas porque no las legitiman. Indicó que da legitimación estar en comisiones como Constitución y Hacienda y que a la comisión de Familia van los parlamentarios nuevos a hacer “el servicio militar” y además, registra la peor asistencia.
Susana Tonda rescató el aporte femenino a los equipos de trabajo indicando que los grupos mixtos son mucho mejores. “Creo que los equipos de puros hombres son malos y de puras mujeres un desastre”, argumentó.
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Victoria Hurtado aseguró que claramente Chile y el mundo han dado pasos a favor de la mujer aunque pareciera que algunos han sido lentos. Para graficar la situación señaló que en su primera edición, el año 1786, la Enciclopedia Británica definió a la mujer con cuatro palabras: “female of the man”, mientras que en su última versión utiliza páginas y páginas para reseñar los logros alcanzados en apertura de espacios y derechos y se cuestionó si no será hora de que esa definición sea neutra y no en relación al hombre.
La académica de la Universidad Adolfo Ibáñez hizo presente que contrariamente a lo que se cree, han sido los países escandinavos y no los sajones quienes han adoptado las políticas más avezadas en materia de discriminación positiva. Es el caso de Suecia donde este año se estableció que todas las empresas que cotizan en la bolsa deben tener un 40% de mujeres en sus directorios.
Hurtado rescató la importancia de cuestionarse estas materias, pero postuló si no es también necesario ampliar el debate sobre discriminación hacia otros grupos que también son minoría.
Ley de cuotas
Donde, definitivamente, no hay consenso es en la necesidad de dictar alguna suerte de ley de cuotas que pudiera ayudar a la mujer a avanzar más rápido en su acceso a cargos públicos.
Susana Tonda se manifestó, en principio, contraria a toda política de discriminación positiva ya sea a favor del hombre como de la mujer y agregó que en un mundo ideal lo importante es que hubiese igualdad de oportunidad. No obstante, ante el hecho de que existe una inequidad en el acceso de la mujer al mundo público pareciera ser necesaria adoptar alguna medida que acelere los cambios, inclinándose ella por políticas más bien económicas que aborden temas como salas cunas y pre y post natal.
Planteó también que en su trayectoria como ejecutiva ha podido constatar que cuando una mujer acceder a un cargo de poder se produce un cambio cultural importante y las mujeres son más reconocidas, lo que también ayuda en el objetivo final.
Magdalena Piñera tampoco se mostró partidaria de una ley de cuotas ni de paridad señalando que a ella le hubiera gustado mucho más que la Presidenta Bachelet prometiera un gabinete con las mejores personas, en vez de mitad hombres, mitad mujeres. “No me gustan las cosas forzadas”, acotó y agregó que si bien puede ser bueno en un primer momento, cuando se hace permanente resulta cansador y provoca rechazo.
Una visión contraria entregó la cientista y socióloga Marcela Ríos, quien afirmó que se debe pensar en una ley de cuotas por lo menos circunscritas al ámbito de las elecciones populares de parlamentarios, alcaldes y concejales y que de no conseguir ahí, por lo menos asegurarlo en cuotas de candidatas mujeres de los partidos. Agregó que una encuesta de la Universidad de Chile registró que sólo en la elite se expresó rechazo a la política de paridad impulsada por el Presidenta, mientras que en los sectores medios y bajo fue bien recibida.
La ex diputada Pía Guzmán argumentó que en Chile no será posible legislar sobre la materia sin realizar un profundo cambio electoral, porque las cuotas no se pueden aplicar en un sistema binominal y son sólo viables en el proporcional.
¿Oferta o demanda?
Al ahondar en la discusión surgió como tema de fondo el hecho de que lo que podría explicar la menor representación de las mujeres es su bajo interés por participar en política. Magdalena Piñera fue categórica en indicar que aquí el problema es de oferta y no de demanda, es decir, no es que los partidos no quieran mujeres para cargos políticos ni que la ciudadanía no vote por ellas; la mejor demostración de lo contrario fue la elección de Michelle Bachelet, sostuvo.
A su juicio el tema está en que las mujeres parecieran no estar interesadas en participar de ese tipo de política, porque –por el contrario- no se excluyen de otro tipo de actividad política vinculada al servicio público. “Hay otras alternativas para estar en lo público y eso hay que validarlo”, dijo.
Pía Guzmán reafirmó lo anterior señalando que ni hombres ni mujeres quieren participar en política por el desprestigio que ha caído sobre ella.
Marcela Ríos concordó que hay una gran cantidad de mujeres que no están interesadas, pero que en los partidos hay igual cantidad de hombres que mujeres militantes, lo que demuestra su deseo de participar. Señaló que el tema es que los hombres no las ven y por eso, no le extrañó que cuando la Presidenta anunció un gabinete paritario, más de alguno comentara
y de a dónde las va a sacar.