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El dilema de ser madre

19 de Octubre de 2006 | 09:06 |
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Sus ojos intensamente verdes expresan todas las emociones que la ministra Paulina Urrutia va sintiendo: se abren con el asombro, se llenan de arruguitas cuando se ríe; penetran cuando un tema la incomoda.

Claramente es una actriz de tomo y lomo, porque todo su cuerpo habla con y por ella. Así, al principio, se nota incómoda con la sesión de fotos; después, está un poco a la defensiva frente a la entrevista, y termina riéndose y emocionándose cuando ya se siente más a gusto.

Se siente honrada de que la Presidenta Bachelet haya confiado en ella, pero sabe que tiene una larga trayectoria en la defensa de la cultura y las artes que la avalan en el cargo.

Disfruta la experiencia de haber sido nombrada ministra de Cultura, pero reconoce que el cargo viene acompañado de múltiples responsabilidades a las que se ha abocado por entero, dejando de lado muchas otras cosas.

-¿Crees que puedas volver a la actuación después de estar en este cargo?
"Obviamente, lo veo súper difícil" (Se emociona profundamente y contiene las lágrimas).

-¿Desventaja de haber asumido como ministra?
"Sí, pero además, yo estaba en un momento de mi vida bien especial; había dejado de hacer televisión por este año, me había metido a estudiar arte… ¡otro pastelito que me faltaba! y quería embarazarme.
"Imagínate, estaba haciendo clases en la Chile, una cosa que me apasiona; quería egresar de pedagogía; estaba estudiando arte para poder dirigir el día de mañana, que siempre ha sido mi sueño…"

-Pero si has dirigido varias veces.
"Sí, muchas veces, pero sin título. Es que yo le tengo mucho respeto a la dirección y por eso quería estudiar… bueno, pa' allá iba la cosa.
"Ahora, si uno cree en Dios, creo que Él me escucho que yo quería dirigir.. ¡pero no era esto! , jajaja. Supongo que me escuchó como la mitad… Diosito, era sólo teatro, no era esto".

-¿Y los planes de ser mamá, Paulina?
Hace un profundo silencio y, suavecito, dice: "Chuta… era imposible este año, absolutamente imposible… después se verá… si la Presidenta sigue confiando en lo que uno hace…"

-Ley de paridad y no puedes ser mamá.
"Noo, voy a ser bien sincera, esta cuestión es un tema mío; es un tema que lleva muchos años en nosotros como pareja y allí yo he fallado. Me aparecía una obra de teatro y lo postergaba; entonces, no es la culpa de este cargo, es un tema mío".

-¿De tu intensidad?
"Más que de intensidad, del sentido que yo le otorgo al trabajo. Para mí el trabajo es (se queda callada pensando) mi vida; es la gente que quiero, la construcción de familia y, también, mis hijos creativos".

-¿Con esto me quieres decir que la maternidad no es tan importante para ti?
"Yo creo que hay algo que, afectivamente, no he resuelto en mi mente. El por qué mi capacidad creativa se vuelca siempre a otras cosas y es tanto, es tan brutal. Aquí más todavía… me dicen ya, poh, ministra váyase y eso ha sido no con esto no más, siempre, siempre.
"Es tan significativo lo que hago que, finalmente, no es el trabajo, es ¡la vida! La vida creativamente, asociativamente; los vínculos, las personas. Yo echo mucho de menos (casi inaudible y emocionada) a mi gente; echo de menos, mucho, mucho".

-¡Te corriste! Estoy preguntando si quieres tener guagua.
"Ahhh (silencio), yo creo que me importa mucho".

Paulina Urrutia tiene 37 años, en enero está de cumpleaños, y hace varios que es pareja del periodista y productor ejecutivo de TVN, Augusto Góngora.

-¿Le temes al reloj biológico?
"Si, poh, se va poniendo cuesta arriba. Además no es cosa del Augusto, soy yo… el topón, digamos, soy yo, soy yo. Por eso no es un tema de la pega que estoy haciendo. Es un tema personal, humano, complejo".

-Y que, además, involucra a tu pareja.
"Si, poh… es una deuda conmigo y con mi pareja; sobre todo con mi pareja y, obviamente, conmigo por no resolverlo".

-Cuesta, uno se acostumbra a estar sola.
"Sí y yo soy vieja, además que tengo hasta nietastra, pero es un tema que está ahí como pendiente y que, por lo tanto, yo lo asumo como deuda, pero no lo he resuelto".

Los pocos minutos de relajo que tiene los ocupa leyendo, pues le encanta la capacidad que tiene la lectura de desvincularla de la realidad. "Ese ejercicio me fascina y, además, me libera, me produce estar en otra".

También le gusta tener pájaros y plantas, "me embobo un poco con la naturaleza. Por ejemplo, de repente, me hace falta el mar y me puedo quedar mucho rato solamente contemplándolo. Me calma, me desconecta", cuenta.

Además, es maestro chasquilla; se pasa el fin de semana arreglando lámparas, enchufes, jaulas. "Pero no soy de bordado ni tejido, no. Me gusta la capacidad de arreglar cosas, la capacidad de transformación".

Se reconoce, asimismo, maniática del orden –"ordeno, ordeno, ordeno"- y es una cualidad que se nota al entrar a su oficina que hoy está con cada cosa en su lugar y no con rumas de carpetas y libros como cuando la ocupaba su antecesor. Sin embargo, ella dice que "sólo estoy en proceso de orden en esta oficina, no he terminado".
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