Patricio Laguna Gebauer nació el 22 de marzo de 1977 en Santiago y es el mayor y el único hombre de tres hermanos. Entre risas, dice que eso ha sido una gran ventaja y se siente muy afortunado con el cariño de sus hermanas.
-¿No te criaron muy machista por ser el único hombre?
“No, pa’ na’; al contrario, en mi casa han sido siempre como antimachistas; mi mamá nos inculcó siempre el tema de que hay que ayudar y hacer las cosas”.
-¿Haces de todo?
“Sí, yo vivo solo ahora y hago las cosas feliz. De hecho mis amigos se sorprenden de lo impecable que está siempre la cuestión. Tengo una nana que va una vez a la semana y hace el aseo profundo, pero yo la mantengo bien el resto de la semana”.
Su madre es dueña de casa y su padre ingeniero químico; sin embargo, lo apoyaron cuando empezó a modelar. “Es que mis papás siempre han valorado que uno sea independiente, que uno mismo consiga sus cosas. Mi papá sufrió un poquito cuando dejé el tenis, pero felices de que haya sacado mi carrera y además trabaje en esto”, cuenta.
Mide un metro noventa y pesa 105 kilos, pero los atribuye básicamente a que es “pesado de huesos” y desarrolla mucho la musculatura. Sagradamente, va todos los días al gimnasio y tiene un entrenador que le prepara las rutinas de máquinas y ejercicios.
“Cuando uno hace las cosas bien, tiene que ser riguroso en estos temas también. Importa la alimentación, la forma de entrenar, la perseverancia; sólo así se notan los logros”, dice.
-¿Te alimentas de manera distinta?
“Claro, yo como seis veces en el día”.
-¿Grandes cantidades?
“Sí, no, distinta manera de comer: por ejemplo, al desayuno me como un plato de tallarines. Mucho fideo y arroz integral”.
Riéndose, cuenta una de sus dietas diarias. Al desayuno, tallarines, como ya contó; a media mañana, un batido proteínico; luego, un pan pita con algo; a la hora de almuerzo, arroz con carne; en la tarde, otro plato de tallarines, y, en la noche, ensalada con pollo. “Me he llegado a comer tres paquetes de tallarines al día, jajaja. Pero tuve que dejar todo lo dulce: los helados, las tortas, que me encantan”.
Una que otra vez se fuma un cigarrillo, en algún “evento social”, pero jamás bebe alcohol, no le gusta. Excepto, dice, el año que estuvo “completamente soltero”, que salió harto y se dedicó a carretiar un poco más. “Pero me carga la cuestión, porque hago tantos eventos de noche que, andar trasnochado y, más encima con trago, es insoportable”.
-Dicen que eres muy vanidoso.
“Antes era más, he cambiado harto. Era súper preocupado de las marcas y el espejo... uno pasa por una etapa de pelotudo cuando chico, pero ahora estoy más relajado, aunque sigo siendo fanático y adicto a los perfumes, tengo muchísimos. Me gasto la plata en eso, en anteojos y zapatillas; la ropa, la que venga, la que me regalan”.
-¿Algún hobby?
“Trabajo tanto que queda poco tiempo pa’ los hobbies, pero los autos me vuelven mono; siempre los estoy cambiando, mirando. Ahora tengo un jeep Ssang Yong petrolero, pero antes me compré un monstruo que me dejó en pelota con la bencina, una Durango. Tengo que ser aterrizado.
“También me encantan las motos, pero mi vieja me crucifica, así que no, no más”.
Se reconoce cebollero en sus gustos musicales. Colecciona “lentos” y se declara fanático de “Sin banderas” y Ricardo Arjona. Lee best sellers y el diario todos los días. “Me mantengo informado, pero nunca he sido bueno pa’ leer, aunque mi papá siempre trató”, dice.
-¿Es estrecha la relación con tu padre, siendo el único hombre?
“Sí, sí, mucho. Él es muy preocupado de nosotros; de hecho, la primera llamada del día siempre es suya, a los tres hermanos”.
-¿Deseos no cumplidos?
“Haber podido tener más viajes de placer; irme dos semanas a descansar, porque soy bien malo pa’ eso; mi cabeza está siempre funcionando”.
-¿Vicio privado?
“Jajaja (mira picaronamente). No, mira, soy totalmente feliz en mi casa, viendo una película con mi pareja. También me gusta la playa y el mar”.
