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Periodista por descarte, pero con buena estrella

13 de Noviembre de 2006 | 12:56 |
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Estudió en la Escuela Nº 7 “Angelmó”, luego en el Liceo industrial de Puerto Montt, porque le gustaban mucho las matemáticas y pensaba que eso era una base para luego dedicarse a alguna ingeniería. Cuando eligió carrera en el liceo, electromecánica, se dio cuenta que sus preferencias no iban por ahí y, por descarte -“porque me gustaba escribir y participaba en la revista del colegio”-, decidió venirse a Santiago y estudiar Periodismo en la Universidad de Chile. “Nació sin pensarlo”, dice.

Antes de eso, había pensado seriamente dedicarse al fútbol; jugó en las divisiones inferiores de Deportes Puerto Montt y a los 17 años lo pasaron al equipo titular. “Estaba terminando el liceo y pensando en venirme a Santiago; así que tuve que tomar una decisión, o me dedicaba a jugar o estudiaba y, como no iba a ganar mucho dinero como futbolista, porque no era tan bueno, me decidí por periodismo pensando en seguir ligado al deporte ejerciendo en esa área”.

Efectivamente, los cuatro primeros años de ejercicio profesional fueron en el área deportiva de TVN. “Todo se fue dando naturalmente; fui creciendo personal y profesionalmente al mismo tiempo”.

-¿Te viniste solo a Santiago o alguno de tus hermanos ya se había venido?
“No, solo, solo. Creo que había venido dos veces antes, era el huaso que llegaba a esta ciudad enorme. Al principio me molestaban harto en la universidad, me decían huaso, chilote; lo típico.
“Llegué a matricularme y me pasó lo que le pasa a todos los provincianos, me equivoqué al tomar el metro; también en las micros... todas las ridiculeces que le pasan a los huasos que llegan a la gran ciudad, jaja”.

Pero no solamente debió enfrentarse a la capital y sus dificultades, sino a la soledad; sin embargo, llegó a un pensionado universitario grande, el “Cardenal Caro”, donde vivían cerca de 90 estudiantes de todos lados. “Entonces, los problemas, las vicisitudes, las encomiendas de la mamá, eran los mismos y eso hizo todo más fácil; fue una experiencia fantástica, que me sirvió mucho”.

Como todos los periodistas cercanos a los 40 años, empezó a trabajar bien pronto; ya en segundo año, cuando se fue a votar a Puerto Montt, se ofreció para trabajar durante el Plebiscito del ’88 en la Radio Reloncaví. Cuando volvió en el verano, siguió en la radio y también en el Diario Austral.

Llegó el tiempo de hacer la práctica profesional y, en vez de convalidar los años de trabajo en el sur, quiso probar en televisión, pues ya había pasado por la radio y la prensa escrita; así llegó a TVN.

Riendo, cuenta que la suerte siempre lo ha acompañado, pues habló con el editor de ese tiempo, Gazi Jalil, y le dijo que quería partir después de las fiestas de fin de años, porque se iba al sur. Lo autorizó, pero le advirtió que cuando llegara debía quedarse con lo que quedara. Así fue como llegó a la sección internacional y se la pasó cortando cables durante una semana. “Me la pasaba haciendo unas rumitas de cables; seleccionando los deportivos, los políticos, etc. En algún momento me pregunté si me iría a pasar la vida en eso (se ríe)”.

Pero, sin saberlo, la decisión lo llevó a dónde no se habría imaginado jamás: “Se desató la Guerra del Golfo y el ataque norteamericano empezó después de que se había terminado el noticiero y ya se habían ido todos. Había que comenzar a transmitir así que el mismo Gazi me preguntó si me atrevía a leer en cámara los cables sin equivocarme. No le iba a decir que no, así que, patudo, me lancé y estuve de corrido toda la transmisión. No debo haberlo hecho mal, porque después me dieron ciertos espacios y llegué a leer los reportes que escribía sentado en el estudio. Mis compañeros se reían y decían ¡Pucha que la hiciste corta! Partiste cortando cables y llegaste a estar sentado en el estudio antes que nadie”.

Humilde, le atribuye el mérito a las circunstancias, aunque también a su osadía o valentía, no sabe bien cómo llamarlo. Así se quedó contratado en el canal y cubrió deportes durante cuatro años, con ida al Mundial de Fútbol del ’94 incluida. “Me fui como por un tubo, todo perfecto”.

Incansable, sintió que ya sabía hacer eso y quiso cambiar; se fue a Mega a hacer reportajes, porque ya no quería seguir haciendo deportes. Estuvo en “Aquí en vivo” y en el área de prensa. Sintió el desgaste del programa diario y, entonces, surgió la posibilidad de cambiarse a Canal 13, al equipo de reportajes dentro del noticiero.

Nuevamente se fue al Mundial de Fútbol, ahora del ’98 y, llegando, lo enviaron –casi como vacaciones- a Turquía. “Fue como un premio, porque no había mucho que hacer, más que nada ir a conocer y hacer unas notas. Eran sólo cinco días; al segundo, suena el teléfono y me dicen que me tengo que ir a cubrir la detención de Pinochet en Londres”.

-¡De nuevo la buena estrella!
“Claro. Ahí estuve 65 días de corrido y se produjo, nuevamente, la oportunidad de mostrar mi trabajo. Al jefe le gustó cómo lo hice y, llegando, me dieron el beneficio de hacerme cargo de las noticias de la mañana”.

Aunque va a cumplir 10 años en el canal del angelito, a principios de año recibió ofrecimientos de Chilevisión para irse al “Termómetro” y a otros espacios, pero -según versiones que Ramón Ulloa no confirma (sólo sonríe)-, la propia directora del canal 13, Eliana Rozas, lo llamó a su oficina para ofrecerle nuevos proyectos que lo hicieron quedarse; entre ellos, “ANNónimos”.
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