Si está soltero y aburrido de cuentear mujeres en la barra de un bar, o las citas a ciegas que le arman son incómodas y no halla la hora de salir corriendo, relájese, porque la moda del "speedating" ya llegó a Chile. La idea es mantener minicitas con varias personas elegidas con pinzas en una noche.
Si no le gusta una, pasa a la otra, y si no le gusta ninguna, se levanta y se va. Todo muy civilizado.
Esta tendencia comenzó hace unos cuatro años en Los Ángeles, cuando la red internacional judía Aish HaTorah la utilizó para realizar encuentros entre solteros de su comunidad, pero se popularizó después de su aparición en la serie "Sex and the City".
Eugenia Sáez, pionera de estas citas en Chile (
www.entre2mundos.cl), cuenta que a sus reuniones "viene solamente gente solvente y de buen nivel. Armo grupos por afinidad de edad o profesión, los invito a un cóctel en mi casa y el resto depende de quién enganche con quién", dice esta celestina express.
-¿Se le ha colado algún infiltrado?
"No, yo detecto a los casados, a las cazamaridos y a los cafiches a la legua, jajajá. Además, la entrevista que les realizó es exhaustiva, pregunto incluso si tienen tendencias políticas o religiosas intransables".
-Deben ser tensos los carretes...
"No, son súper entretenidos: tomamos un aperitivo, jugamos a un juego de cartas llamado "Encuentros" para romper el hielo. Cuando están más relajados, los hombres tienen 15 minutos para conversar con cada una de las mujeres. Hay muchas parejas que se han casado gracias a mí".
-¿Hay personas que nunca hallarán su media naranja?
"Desgraciadamente, a las mujeres mayores de 45 no las quiere nadie. Es penoso, pero los chilenos se enrollan con la edad, los viejos de 60 quieren conocer a una de 30".
-Es que a buey viejo...
"No poh, yo no invito a un hombre de 60 a un grupo de niñas de 30 años. Algunos se enojan, pero así es la cosa. Y son tontos, porque hay mujeres de 45 con regias profesiones que les cuesta encontrar un hombre a su altura. Es que en este país los hombres son casi todos unos trogloditas, sobre todo hablando en el plano emocional".
-Es triste pagar para ir a un casting de posibles parejas...
"Es mejor que ir a un bar a ligarse con un desconocido".
Los testimonios avalan a Eugenia. Como el de C.W., contador auditor de 35 años. "Aparte de pasar un rato agradable, pude conocer a mi actual pareja. Fue justo la persona que buscaba, y yo pensaba que no existía".
