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“La tecnología nos igualó: hoy un hombre abre el capó y no encuentra la batería”

La gerente general de Central Frenos conoce del mercado automotriz y sus años de experiencia le han permitido derribar algunos mitos. Cuenta las dificultades que ha enfrentado en un mundo de hombres y se proyecta iniciando un nuevo negocio.

23 de Noviembre de 2006 | 09:34 |
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Nunca anduvo con overol azul de mecánico debajo de los chasis de los autos, pero sí gastó zapatos en la calle llevando repuestos de frenos a sus clientes o cobrando facturas.

Su apariencia tiene poco que ver con el rubro automotriz, pero claramente es una materia que conoce como la palma de su mano. Sí, porque la gerente general de Central Frenos, Yudis Mardones, conoce de autos y por sobre todo, conoce a sus clientes.

Hablar con ella sobre el comportamiento de hombres y mujeres al volante, o mejor dicho cuando no estando detrás de él, deben preocuparse de que el vehículo se mueva, es todo un descubrimiento. De partida despeja una serie de mitos que rondan en la creencia popular del chileno que acostumbra a dejar a las mujeres fuera de este mundo o, más bien, extraviadas en él.

-¿Es mito o verdad que las mujeres manejan mal o chocan más que los hombres?
“Eso no lo puede afirmar nadie, no hay cifras que lo validen. Si ves, los choques que se conocen por los medios de comunicación involucran a jóvenes, hombres, de entre 20 y 30 años”.

-¿Pero se dice que vamos más distraídas?
“Puede ser, pero eso no significa que choquemos más. Normalmente somos muchos más previsoras que ellos, cuidadosas. Yo no soy una persona que ande lento, por motivos de trabajo, al contrario, ando muy acelerada y en toda mi vida manejando he chocado una sola vez y mi marido, mis dos hijos y el chofer también me han chocado el auto. Siempre he tenido esa mala suerte.
“Factores como fumar, hablar por celular se conjugan igual en contra del hombre y de la mujer. No hay diferencia de género”.

-¿Y seguimos las mujeres sin saber nada de mecánica?
“Antiguamente se decía que el hombre era tuerca y que la mujer abría el capó y no sabía donde estaba el radiador. Hoy en día, producto de la tecnología que traen los autos, ni el hombre ni la mujer saben, están en igualdad de condiciones. Si un hombre trata de sacar una pana y abre el capó de un auto, lo más probable es que no pueda hacer nada porque está todo sellado; hasta la batería viene tapada con un asunto especial”.

-Los avances nos homologaron…
(Se ríe) “Sí, antes el hombre podía apretar los cablecitos, que los borners de la batería o la correa del ventilador y salía adelante. Hoy no pueden hacer nada y tienen que ir a un taller”.

-¿Pasa lo mismo con el cambio de la rueda del auto?
“Ahí todavía se ve la diferencia, aunque uno se encuentra con lolos que tampoco lo saben hacer. El tema es la comodidad, la que llevó a la mujer a no cambiar una rueda, pero eso también se ve hoy en los hombres; cuando van vestidos de traje, apurado a la oficina, no se ponen a cambiar la rueda porque se ensucian. Mejor llaman a un servicio porque es más fácil”.

-Con una larga trayectoria en este rubro, ¿te has sorprendido con mujeres que saben de mecánica?
“Hace 30 años no eran tantas las mujeres que manejaban ni tampoco era tanta la cantidad de autos. Hoy se venden en el año la cifra que había como parque automotriz en los ‘80. Al salir la mujer al mundo del trabajo tuvo que subirse al auto y claramente, imponerse de algunas cosas, pero igual no muchas”.

-¿Tiene que ver eso con la relación que establece la mujer con el auto?
“La mujer lo ve como un elemento utilitario…”
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-¿Y el hombre como signo de poder y status?
“Sí, creo que es así. La mujer lo más probable es que se preocupará del aspecto práctico, que si en él caben todos los niños, las compras, e incluso en la potencia para andar rápido, mientras que el hombre se fija en la marca y le pone una serie de valores. Hay muchos que le interesa más tener un auto fantástico que una mejor casa”.

-¿Y cómo estamos en materia de cuidado?
“Nosotros hemos registrado un aumento importante de mujeres que llevan el auto al garage, especialmente en el sector oriente. En la central de Las Condes el 25% de los clientes son mujeres y en La Dehesa, llegan al 40%”.

-¿Y llegan por una pana o van de prevención?
“Por ambas cosas; las mujeres se subieron al carro en todos los aspectos, tratan de saber de todo y por eso, quieren prevenir e imponerse de lo que se le hace al auto. Nuestro personal da las explicaciones detalladas de los arreglos que se hacen tanto a hombres como mujeres”.

-¿Y a ellas les interesa?
“Sí, en general a ellas les atrae; es más, en el local de La Dehesa puedo asegurar que es la mujer la que le lleva el auto al marido. Además, las mujeres son más regateadoras que los hombres, aunque hay de todo, él es más dócil en ese aspecto, en cambio, a las mujeres les gusta pedir descuento”.

-¿Qué otra cosa nos diferencia de los hombres?
“Las cifras nos develan que la mujer se preocupa más de la seguridad del vehículo, pide que le revisen bien los frenos y en eso me gustaría que el hombre fuera más precavido… los frenos avisan con bastante anticipación que están en malas condiciones.
“El menor porcentaje de servicio, dentro de toda la gama que entregamos, que la mujer solicita es la alineación del tren delantero y es curioso porque si vas por una calle y te caes a un hoyo debieras revisar si se rompió un paquete de resortes, cuestión que desestabiliza el auto”.

-Pero eso tampoco parece ser práctica de los hombres.
“Sí, creo que hay mucha ignorancia sobre la necesidad de realizar algunos ajustes. Creo que si fuera obligatorio el curso de manejo, debiera haber ahí un ramo básico de mecánica en donde se les explicará a las personas sobre la necesidad de realizar chequeos preventivos por razones de seguridad, como la revisión de frenos o el estado de los neumáticos. Andar con los neumáticos gastados es un peligro, en invierno no te frenarán ni en una cuadra si se va a 70 kilómetros por hora.
“Por eso nos interesa que nuestro clientes sepan”.

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