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De pequeña pyme a gerenta corporativa

27 de Diciembre de 2006 | 16:22 |
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Verónica Pérez recorrió todo el camino antes de llegar a la gerencia de comunicaciones de Chiletabacos. Incluido dudar de su vocación y no tener claro qué quería estudiar cuando salió del colegio.

Su idea, “romántica”, era estudiar bioquímica, pero como eso no tenía ningún destino –era malísima para las ciencias naturales-, el puntaje de la PAA la derivó a la carrera que se acercaba más a sus gustos intelectuales. “Era de casi 7 en historia y castellano y por eso, creo que la vida se encarga de llevarte por los derroteros naturales”, explica.

Adicta a la lectura, de ésas de pasar la noche en vela leyendo, le resultó fácil encausarse por el camino de las letras. Aunque nunca se vio de reportera, igual hizo el servicio militar del periodismo en esas lides.

“Creo que un periodista tiene que pasar por la posta”, afirma, entre risas.

Aplicada, al segundo año de escuela en la Universidad de Chile, entró a trabajar al diario “La Nación” en tiempos del gobierno militar. Ahí tuvo la oportunidad de pasearse por defensa, relaciones exteriores y espectáculos un buen tiempo.

-¿Espectáculo?
“Sí, en esa época no había política así que era el boom de espectáculos y de internacional. Y era el boom de espectáculos en televisión, porque acuérdate que teníamos tele y toque de queda. Estudiaba de día y reporteaba de noche en los canales el “1,2,3 Nescafé”, los martes no se cuánto y así”.

-¿Y ganabas algo?
“Mira, no era tanto por la plata, era por el hambre de trabajar, de estar en la crónica. Hasta el día de hoy, cuando me junto con amigos, decimos que la crónica es maravillosa”.

Siguió en el diario y se especializó en internacional, cuestión que le permitió acceder a sus dos empleos siguientes, realizar comentarios internacionales en el canal 11 y la radio Corporación. Al primero llegó gracias a su mentor en el área, Darío Rojas, quien le consiguió que ella hiciera sus reemplazos.

-¿Alguna vez estuviste en pantalla?
“No, porque no me gustaba. La verdad es que mi amor por el periodismo es la palabra escrita y la palabra escrita es el papel. Francamente, otorgándole todos los méritos, no soy de la generación audiovisual”.

Verónica se sonríe al señalar que su carrera profesional ha transcurrido siempre por azar, o sea, nunca ha proyectado su futuro. “Ha sido un poco mágica, más que planificar, me he dejado llevar por el presente”.

-¿Fue así como llegaste a editora de revistas?
“Yo tenía súper claro que no quería eternizarme en un medio de comunicación haciendo fines de semana y, por eso, sabía que mi futuro eran las revistas porque quería algo más elaborado, más pensado. No quería la urgencia de la noticia diaria, que encontraba fascinante, y quería tiempo para la reflexión.
“Estando en “La Nación” aparecieron unas postulaciones a una beca de Naciones Unidas para ir a cubrir a la Asamblea a Nueva York. Al regresar me ofrecieron irme a una revista de publicidad y marketing; yo amaba el periodismo internacional, llevaba como 8 años, pero quien me lo propuso me lo planteó como una posibilidad de mercado porque periodistas en ese nicho no había muchos y en cambio, en internacional había suficientes. Lo pensé, eran otros riesgos, tenía la posibilidad de hacer otra cosas y así seguí”.

-¿Fue gravitante?
“Sí, eso me vinculó a la parte empresa, publicidad, marketing. Empecé a mirar el mundo de los negocios”.

-¿Cuándo diste el paso definitivo de dejar el periodismo y dedicarte a las comunicaciones corporativas?
“No fue definitivo, todo fue gradual. Nunca trabajé en grandes medios y por eso, uno no sólo pituteaba por aprender solamente, sino que porque también necesitabas la plata. Nuestra profesión es precaria, la gran masa de periodistas no puede quedarse en un medio y ser bien remunerado”.

Cuenta que de la primera revista migró a otra y así, hasta que terminó dando ella el servicio de editar medios en forma particular desde su casa. “Era como la Pyme de los periodistas”, cuenta.

En eso estaba cuando comenzó a elaborar una revista interna de Chiletabacos para sus clientes; se vinculó a la empresa, trabajó con ellos como free lance casi dos años hasta que, finalmente, le ofrecieron, primero, hacer asesorías por medio día y luego, hacerse cargo de la gerencia de comunicaciones que se creó cuando ella la asumió hace 8 años.

“La vida te va llevando un poco, yo dejo que las cosas fluyan. Todo tiene su equilibrio; todo lo que he hecho me satisface plenamente, no he necesitado buscar otra cosa”, dice.


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