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Ellos son lo que ellas quieren

El nuevo rol de la mujer en la sociedad le ha traído al hombre nuevas necesidades afectivas y de pareja.

27 de Febrero de 2007 | 13:39 |
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Si el hombre no es del gusto de la mujer, la raza corre serio peligro de extinguirse. Como el instinto es más fuerte, no le ha quedado otra que adaptarse al nuevo rol de las féminas en la sociedad y responder a sus expectativas.

No se puede analizar un cambio en el hombre sin entender los cambios en la mujer: la inserción laboral, las pastillas anticonceptivas, la liberación sexual consiguiente, etc., dice Maira Montilva, master en sociología de la Universidad Católica.

Y es que todo es parte de una cierta modernización de las costumbres. Todas aquellas tradiciones autoritarias que indicaban cómo debían ser y actuar las personas, empiezan a ser cuestionadas. Se plantea una mayor autonomía personal de decisión en todos los ámbitos (sexual, laboral, matrimonial) y un reconocimiento de derechos y de individuación, dice José Olavarría, sociólogo de Flacso.

Inevitablemente, las mujeres empiezan también a evaluar su posición respecto de los hombres, lo que tiene consecuencias para el mundo masculino.

Adiós, latin lover

Según Maira Montilva, la mujer moderna no se conforma con una relación como la de sus padres. Salimos al trabajo y la casa debe ser el lugar del amor; aspiramos a relaciones basadas en este, a diferencia de las mujeres de antes, que basaban su relación en la entrega, en ser mamá, sostiene.

Eso va obligando al hombre a cambiar para poder darle en el gusto a la mujer, dice el siquiatra Ricardo Capponi.

Se plantea una paradoja. Hoy se espera que la mujer también sea capaz de integrar a su feminidad los aspectos masculinos. Al hombre de ahora le erotiza mucho más una mujer ejecutiva, que maneja temas de actualidad, más audaz, independiente, que la mujer recatada de antes, por lo menos en algunos estratos sociales, explica.

También se va produciendo una evolución del hombre en el sentido inverso, ya que esta nueva mujer - más autónoma- ya no requiere tanto del prototipo de hombre proveedor.

Como resultado, también hay menos conquista y galanteo, el hombre ya no erotiza tanto a la mujer porque no tiene necesidad de hacerlo: la mujer se va a la cama mucho más fácilmente que antes. Eso no implica que sean menos masculinos, es otra masculinidad; el hombre ha cambiado de acuerdo a lo que la sociedad espera de él, dice Montilva.

Nuevamente, los fenómenos se retroalimentan. Según el sicólogo infanto-juvenil Claudio Zamorano, ante ese menor galanteo de los varones, las adolescentes reaccionan relegándolos a planos secundarios. Las lolas salen más con sus amigas que con sus pololos. Aparece el pololeo en grupo, hacen todo juntos y creen tener relaciones de pareja, pero es el grupo el que la valida, afirma.

Con el tiempo, la relación de esos jóvenes con las mujeres tiende a ser pasiva, demuestran un deseo sexual más inhibido, dice Zamorano.