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Loco por el fútbol

24 de Abril de 2007 | 10:15 |
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Estudió periodismo en la Universidad de Chile en “plena época de dictadura, donde había libros que no se podían leer, películas que no se podían ver, cosas que no se podían hablar”. A eso atribuye su búsqueda constante de la tolerancia, porque recuerda esa época como de intolerancia y oscurantismo máximos.

-Raro para alguien que parece más bien intolerante.
“Es que dejar las viejas formas de ser toma tiempo y es algo que he tratado muchas veces en terapia. Ha sido todo un proceso de crecimiento y en ese sentido la tele me ha ayudado y me ha servido para proyectarme de otra manera”.

No le gusta que lo encasillen sólo como un rostro de televisión, porque se dedica a muchas cosas más, como sus clases de cine en la Uniaac, los comentarios en The Clinic y el esfuerzo en sacar su montaje de ópera adelante. “Sólo estar en la tele comentando que hizo Marlén o este otro es completamente enfermizo, psicótico; es no tener vida propia”.

Aunque reconoce que en la televisión no puede hablar de los temas que más le interesan, porque no marcan sintonía, lo suple en su casa, con sus amigos, con quienes comparten su mundo más cercano al arte.

René viene de una familia de clase media y vivió siempre en Ñuñoa. Acaba de estar de cumpleaños, el domingo; cuesta un poco sacarle la edad, pero luego reconoce riendo sus 45 años. “Nací un poco antes del Mundial del ’62, así que mi papá me tiraba p’arriba cuando Chile metía un gol”.

Es el mayor de tres hermanos; el segundo vive en Barcelona y no lo ve mucho, pero el tercero, que nació con parálisis cerebral cuando él tenía 10 años, es una de sus razones de vivir. Habla de José Miguel con muchísimo cariño e, inevitablemente, se emociona, aunque trata de pasar de largo.

-Una experiencia muy dura.
“Por cierto, pero ahora le veo el lado positivo. Hace que los papás se mantengan súper activos; no hay tiempo pa’ enfermarse, pa’ deprimirse, pa’ na’. Por otro lado, es una prueba que, a través del dolor, uno puede superar y llegar a entender otra dimensión del amor y del afecto; en este caso, con alguien que nunca te va a poder expresar nada, porque no puede hablar ni moverse; alguien que nunca te va a poder decir te quiero mucho”.

Explica que el gran tema para él, hoy, es el afecto, y lo ha aprendido con “esta experiencia tremendamente dura, que modela tu vida y la marca para siempre, pero que te ayuda a entender el mundo de otra manera. Fijaté que me cuesta enganchar con gente que no ha pasado por una experiencia dolorosa”.

-¿Por qué?
“Porque tiene una visión como muy ligera de las cosas. Me dan ganas de decirle oye, mientras no tengas un dolor fuerte en la vida – aunque decirlo suena muy brutal-, no vai a crecer realmente como persona. De pronto uno dice, esta persona sería mucho mejor si hubiera vivido un dolor fuerte.
“El dolor hay que transformarlo en amor, porque o si no, no podís vivir. No tengo una visión lastimera; por el contrario, veo que esa persona que está sufriendo tiene la posibilidad maravillosa de renacer en el amor. Dios le está poniendo una prueba para que la supere con amor”.

-¿Eres creyente?
“Sí, claro, como no voy a creer en Dios. Si a algo me ha ayudado José Miguel, es a tener completa certeza de que Dios existe. Si uno se abre a la experiencia del amor en la vida, encuentra señales a cada rato de que Dios existe... ¡encuentro cinco diarias! Pero esa es una maduración y, evidentemente, pasa por el dolor”.
“La sociedad no tiene conciencia de esta gente mayor que tiene discapacidad; hay muchos prejuicios. Vivir la experiencia de tener a José Miguel hace que te cambie la perspectiva y te vuelves súper sensible a la miseria humana; los egoísmos cotidianos me desestabilizan.
“Me ha hecho crecer, sin duda; también la tele, aunque no lo creas, porque verse a sí mismo es fuerte y hablando tonteras más fuerte; además jugando al malo. Todos tenemos un lado ridículo, así que reírse de uno mismo es muy bueno, pero es difícil, no todo el mundo puede. El humor y el arte son las claves de la sanación”.

René Naranjo también tiene su lado frívolo. Desde que entró a la televisión se preocupa más de su apariencia física, va al gimnasio –“pero no tanto, para no sacar demasiada masa muscular”-, se alimenta mejor y toma complementos alimenticios, cuida su pelo y su vestuario, “pero sin caer en un narcisismo absurdo”.

Cocina harto y tiene varias especialidades. Ve mucho cine, tanto en DVD –compra muchas películas- como en la pantalla grande. Lee harto, sobre todo diarios en internet, tanto chilenos como franceses e ingleses. Le encanta la música y pasa mucho tiempo con sus padres y su hermano.

-¿Tienes pareja?
“Me ha costado harto tener pareja, porque siempre he sido bastante aislado y muy introvertido; entonces, cuesta, cuesta harto. Después de un tiempo, uno empieza a echar de menos y empieza a pensar me gustaría tener un perro que me ladre. Estoy tratando; a lo mejor a este nuevo René le va a costar un poco menos”.

-A lo mejor la rana te consigue pareja.
“Jajaja, la rana...¡Claro, la rana lo puede todo!”

-¿Hobby?
“Me encanta el vino, soy un buen catador y tengo una cava. También me gustan las plantas. Además me deleita caminar harto, por el centro antiguo de Santiago; yo diría que eso me lo ha quitado un poco la tele, el anonimato, el poder irse a tomar una cerveza en cualquier parte”.

-¿Vicio privado?
“¿Qué es un vicio privado?, porque tengo muchos, pero no pa’ poner en el diario”.

-Eso que a uno le gusta mucho hacer, pero le da un poco de vergüenza confesar.
“Vamos a tener que pensar. Me gusta ver escenas de películas musicales, dos en especial –esto lo comparto con muy poca gente-; en ‘Cantando bajo la lluvia’, la escena de ‘Good Morning’, ¡que me raya! (la canta y se ríe), cuando estoy bajoneado, es la máxima expresión de felicidad que conozco; está como a la hora cinco minutos.
“Soy un aficionado a la música absoluto, aunque no me gusta mucho la popular. La otra que me mata es ‘La calle 42’, que está considerada como la primera película musical de verdad, en que las coreografías las hizo uno de los más grandes genios del cine, Busby Berkeley. Ahí hay tres canciones que son bien conocidas, ‘Viajando a Buffalo’, ‘Joven y millonario’ y “42th Street” (vuelve a cantar).
“También me encanta el tango, aunque no sé bailarlo, pese a que me encantaría. El fútbol es otra de mis pasiones”.

-¡El fútbol! ¡Qué raro!
“Es que soy muy apasionado y el fútbol tiene mucha pasión. Ponte tú, me vi todo Boca-Rivers el domingo ante pasado. Sigo a la Segunda División. Creo que viene de la dictadura. en que había dos entretenciones, el cine o el fútbol. De hecho, todos los domingos en la mañana iba al cine; luego, almorzaba con mi familia y, en la tarde, al estadio, a las reuniones dobles... ¡y con radio en mano para escuchar los comentarios! Eran los espacios de libertad que había”.

-¿Equipo?
“La Católica, aunque ahora se ha puesto muy aburguesada”.

-¿Nunca pensaste en ser periodista deportivo?
“No, pero me encantaría comentar un partido. Mándale un recado a Schiappacasse, que me invite a comentar, jajaja”.
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