Alcaíno es un optimista, piensa siempre en lo bueno y deja de lado lo malo para no amargarse, sobre todo en su cargo, porque- aunque reconoce que los problemas son muchos- él vino a "servir" y a eso se ha dedicado sin descanso.
Una de las cosas que lo tiene contento es que hay mucha gente que está rescatando su gusto por lo urbano: "Hay muchos barrios muy entretenidos. Además donde había antiguas casas grandes, se han levantado grandes edificios que hacen que la población haya aumentado. Lejos, el centro de la capital es la comuna donde más se construye".
No obstante, piensa que los alcaldes tienen una serie de cortapisas para realizar su labor; así como también varias leyes que les dan atribuciones de más que amarran la labor del sucesor.
Si le costó partir la entrevista, cuando se refiere al tema netamente municipal no hay cómo pararlo; tiene clarísimos los problemas de su ciudad y busca la forma de solucionarlos, aunque sean medidas impopulares.
-¿Cuáles son los principales problemas a los que te enfrentas o a los que hay que dedicarle más tiempo?
"A todo hay que dedicarle mucho tiempo y todo lo que tú haces es bastante incomprendido. Cuando los recursos son escasos y las necesidades son tantas, todas las autoridades tienen que priorizar. Todos los priorizados quedan felices y todo el resto, indignado. Eso es todo.
"Y la gente hace caricaturas, pero creo que ya me sacaron la foto, al menos en Santiago".
-¿Cómo crees que te ven?
"La gente sabe que el alcalde Alcaíno viene pa'cá, está tratando de hacer la pega bien; tenemos una municipalidad absolutamente sin deudas, con un buen presupuesto -menor al que quisiéramos tener, pero nunca habíamos tenido uno tan grande-. Estamos tratando de recuperar algunas cosas, pero yo, lamentablemente, tengo mis prioridades, que no son las más populistas, pero en las que creo que hay que invertir, que muchas veces no se ven, pero alguien tiene que hacerlas".
-¿Cómo qué?
"Como por ejemplo, mejorar la infraestructura del Internado Nacional Barros Arana, donde hay 1750 alumnos... ¡Nadie las ve!, pero hay que hacerlo, porque está en juego el futuro de nuestros muchachos. Les arreglamos la piscina, las aulas, les vamos a hacer una cancha de fútbol, para que se sientan más acogidos.
"En el Liceo Eliodoro García Zegers hay que cambiar todas las máquinas, invertir en el edificio que se está viniendo abajo a pedazos, pero nadie lo conoce y ¡hay que hacerlo!"
Cuenta, también, que hay que remodelar y plantar árboles en el Parque Forestal –"que está viejo y cansado"-, pero que los recursos no alcanzan para hacerlo de una vez. Por otra parte, se ha invertido en arreglar ocho hectáreas del Parque O'Higgins, pero los resultados "no los veremos nosotros, sino nuestros nietos. Son obras que no se notan en el momento, pero que significan muchos recursos".
-¿Y qué pasa con los monumentos nacionales que se están cayendo en el centro?
"Esa es una ley que hay que cambiar; por lo tanto, no tengo ninguna esperanza. La ley de monumentos nacionales no puede seguir así: te declaran patrimonio nacional; te liquidan todo tu patrimonio, las personas quedan indignadas; se empieza a derrumbar la propiedad y el dueño lo único que quiere es que se venga abajo; no hay un costo asociado, tampoco un premio... ¡es nada! En vez de ser el toque de Midas, es todo lo contrario... Usted es monumento nacional... ¡listo, capotaste!"
-¿Soluciones?
"Necesitamos modernizar y transparentar herramientas de la municipalidad para tener la ciudad bien y mejorar la calidad de vida de los habitantes. Si la alcaldía es un escobillón al que le quedan tres pelitos, no barre bien, poh, no hace bien la pega. Son temas complicados y no populares. En eso estamos y estoy satisfecho con lo que hemos logrado".
-¿Has trabajado bien con el concejo?
"Me gustan los concejos municipales con facultades fiscalizadoras; el alcalde no se puede mandar solo. Claro, a uno no le gusta, porque tiene que estar dando explicaciones, pero los concejales tienen que tener un rol fiscalizador importante y deben ser capaces de meterse en todos los temas".
Agrega:"A mí me gusta la Ley de Rentas 2, porque permite que los concejales tengan más atribuciones fiscalizadoras e impide que los alcaldes dejen todo amarrado para un montón de años. En esta municipalidad tenemos amarres, prácticamente, de por vida. Lo que era solución hace 20, 30 o 40 años, hoy día es el problema. Si yo quiero otorgar alguna concesión o contratar un servicio que exceda el período de mi mandato, tengo que tener quórum calificado del concejo; eso es muy bueno".
-¿Cortapisas para ti mismo?
"Mira, incluso creo que los alcaldes deberían estar impedidos de entregar permisos de ocupación de bienes nacionales de uso público".
-¿Cómo así?
"Por ejemplo, en la calle Estado tenemos cinco quioscos y les va mal a los cinco; si hubiera dos, les iría bien a ambos y la calle sería más expedita. Pero, en fin, es así".
-¿Cómo va el tema de los vendedores ambulantes?
"Se ha ido empeorando, porque no tenemos muchos carabineros y la única forma de controlar el comercio ambulante ilegal es con ellos y ellos no dependen de nosotros".
-Tampoco el control de la delincuencia, entonces, pasa por ustedes.
"No, poh, pero así funciona -antiguo, malo-, pero así es, no más. En Estados Unidos, el alcalde tiene el control de la policía, aquí no (algo molesto). No te digo que eso sea bueno, porque aquí la policía municipal fue prohibida por Ibáñez, porque se prestaba para una serie de corruptelas políticas del alcalde de turno".
-Bien fregado.
"Es que es difícil gobernar este país, porque está lleno de triquiñuelas".