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“Es negocio explotar el morbo”

19 de Junio de 2007 | 10:37 |
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En 1983, Sergio Campos decidió convertirse en periodista universitario. Había hecho un curso en Argentina, pero no lo validó, porque el periodismo tenía un carácter universitario. “A mí, eso me merecía mucho respeto, porque la formación en el aula universitaria significaba un paso adelante. Eso era interesante, porque como yo venía de un área que también tiene que ver con la comunicación –el magisterio-, era un excelente complemento”, dice.

Cuando se presentó la posibilidad de renovar estudios, tomó todos los ramos que había cursado en Publicidad en la UTE y los convalidó para hacer el curso de tres años que dictó la Universidad de Santiago. “Además los complementaba mi experiencia en este campo, que no dejaba de ser importante”.

-¿Una buena experiencia?
“Muy rica, porque había compañeros de distintas disciplinas; era casi como el post grado que hacen en Estados Unidos. Estaba Fernando Villagrán, que es ingeniero comercial; Carlos Caszely, el futbolista y administrador de empresas; Jorge Donoso, abogado, y se formó un grupo bastante rico desde el punto de vista de las experiencias que se podían compartir. Además, todos teníamos vínculos con el periodismo; había una buena plataforma”.

-¿Sigues en la radio por amor?, porque después de tantos años seguir levantándose a las 5:30 no parece muy lógico.
“El trauma se produce cuando uno despierta, pero después que uno se ha duchado, ya está arriba de la pelota. Además que las dos profesiones que tengo están relacionadas con mi vocación de servicio, en ambas sirvo a la gente. El periodismo se complementa muy bien con la pedagogía, y eso es muy contundente”.

-¿A qué te refieres?
“El otro día, por ejemplo, me preguntaban cómo podemos explicar el superávit estructural; dije que significa que de lo que ganamos como país, una moneda de cada cien la echamos en el chanchito y eso es lo que tenemos ahorrado, cerca de 15 mil millones de dólares y de eso vamos a sacar la mitad de lo que ahorremos para invertirlo en gasto social. Así la gente entiende un poco más; eso me lo permite la pedagogía”.

-Ese tipo de cosas caracteriza tu conducción de noticias.
“Es que uno va buscando las maneras de aprovechar las fuentes de conocimiento. También de utilizar siempre el diccionario; hoy hay cierta pereza intelectual. Tienes internet que es una herramienta súper eficaz; diccionarios, buscadores en línea; apoyo rápido para la radio que es instantánea”.

-Sí, pero eso no existía hace unos años e igual siempre estuviste muy informado.
“Bueno, claro, pero me bato mucho con los libros, también; creo que siempre uno tiene que estar leyendo mucho, porque eso te permite ir dimensionando el mundo.
“Siempre le digo a los alumnos que mientras más sabe uno, se da cuenta que es más ignorante, porque va descubriendo más mundo; no como Colón que se murió sin tomar conciencia de que había descubierto un nuevo continente”.

- A la luz de tus conocimientos, ¿cómo ves el periodismo en Chile, hoy?
“Diría que pasa por una profunda crisis. Si bien es cierto que durante la época de la dictadura existía una censura previa... o sea, hay tres tipos de censura: la de esa época; la represiva, que está en las leyes, y la tercera, la más cínica de todas, la autocensura. En esta, el periodista no publica por miedo a sus jefes, a los auspiciadores, a perder algo. Esa es la más cínica y está en la cultura chilena. También la represiva, porque hay ciertas acciones de los periodistas que están configuradas como delito; hay personas que se escudan en el derecho a la intimidad, pero que lo aprovechan en otras instancias”.

-¿Cuándo hay derecho a la intimidad, según tú?
“Cuando la has resguardado, pero cuando la has exhibido a los cuatro vientos, a los cuatro puntos cardinales, ya pierdes el derecho a la intimidad. Los periodistas no sólo van a intrusear en las cosas buenas, sino en las malas también.
“Ahí están los problemas del periodismo en Chile, en la censura y en la frivolización de la noticia que tiene una raíz de carácter comercial; es decir, es negocio explotar el morbo, por lo tanto, se explota eso y se deteriora el periodismo y el sentido de responsabilidad social que debiera tener”.

-Ese periodismo de servicio social está casi desaparecido.
“Claro, porque además el periodismo está muy ideologizado y eso marca mucho al sistema. Los medios marcan ciertos compromisos y ciertos proyectos; o sea, tienen un carácter casi divino que les permite guiar la política o la economía. La realidad no es así; es cierto que influyen mucho, pero no son los que determinan”.

-Pero los sectores ligados a la Concertación no han sido capaces de crear un medio sustentable en el tiempo
“Han faltado dos cosas: decisión política y audacia. Abrir un medio no significa sólo representar los propios intereses, sino ser capaces de fomentar que estén todos los sectores representados; esa es una decisión política que, en este momento, está marcada por la comodidad, por el individualismo”.

-¿Qué ha significado para ti ser reconocido como “la voz de los sin voz” en algún periodo?
“Es el resultado de un proceso, la gente se acuerda de mí por hechos específicos en su vida. Creo que es una construcción que se va haciendo, día a día, hora a hora, no es una cosa espontánea”.

-¿Qué sientes al respecto?
“Gratificación; la recompensa está en que la gente le cree a uno, ése es el secreto. A uno le creen, porque uno es veraz; yo jamás voy a decir algo en lo que no crea o no tenga la certeza de. Si no tengo la certeza, diré me parece o posiblemente; evitando hacer de la conjetura un estandarte, porque hay medios que son puras conjeturas. La veracidad tiene que ser a partir de hechos concretos. Uno no juega a la estrella... de nada, no corresponde”.

-Y la farándula, ¿por qué crees que se produce este fenómeno?
“Hay una situación de morbo que está latente en todo ser humano. Es igual a la droga, el cuerpo social está contaminado por la exacerbación del morbo; quiere saber, escarbar en la vida privada de las personas, de copuchentiar e, incluso, de inventar chismes. Todo muy poco serio, porque cualquiera puede anunciar cualquier cosa. Si yo anunciara en la radio que dentro de 5 minutos va a haber un terremoto, se produce una alarma nacional; si dices, en cambio, que fulano se acuesta con fulana, no pasa nada. Aparecerán muchas fotos, la gente las va a ver, va a buscar, a trajinar, pero es pura entretención, no más.
“¿Qué le deja eso a la gente desde el punto de vista del espíritu? Pienso que poco y nada, pero se venden más publicaciones, se suben los ratings, la sintonía y eso significa que se pueden vender mejor los avisos. Es decir, el morbo se utiliza para hacer buenos negocios, a través de los medios de comunicación”.

-¿Cuánto crees que va a durar este fenómeno?
“Creo que va a llegar el momento en que produzca agotamiento en la sociedad”.


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