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“Andaba a patadas con las ojeras”

22 de Junio de 2007 | 14:25 |
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A los 65 años, Marcela Contreras no está dispuesta a descansar. Todavía recuerda cuando en 1985 le sacó sangre al príncipe Carlos en medio de una campaña para aumentar las donaciones; éstas habían bajado mucho por temor a contagiarse de Sida y después de un intenso lobby personal, Marcela consiguió que el heredero diera el paso para revertir los temores.

Hija de médico, trata de venir a Chile lo más posible para visitar a su madre de 91 años.

-¿Fue muy difícil hacer carrera con dos hijos tan chicos?
“Fue súper difícil, andaba a patadas con las ojeras porque no hay tiempo para dormir. Esos tiempos fueron difíciles, yo creo que sacrifiqué a mis hijos, en cierta manera, porque no había otra; había que hacerlo”.

-¿No tenías redes de apoyo?
“No, yo no tenía a mi familia, no tenía las redes de apoyo que en Chile tienes mucho. Llegué aquí, conocí a poca gente, mi ex marido tenía un poco de familia que se portó muy bien, pero no puedo decir que fue fácil. Fue duro, pero lo bueno que tiene Inglaterra es que, cuando te ven trabajar duro y ven que te la puedes, te van dando más y más reconocimiento y más poder; compites por un cargo y te lo ganas y te respetan en esa posición”.

-¿Qué echas de menos de Chile?
“Echo de menos el calor humano, a pesar de que aquí hay mucho, pero es distinto. Echo de menos la familia, los amigos, la cordillera, los mariscos y... el vino chileno no lo puedo echar de menos porque acá tenemos muy buenos vinos chilenos; no lo echó tanto de menos”.

Durante la época de Pinochet, cuenta, viajó muy poco a Chile, pero una vez llegada la democracia lo comenzó a hacer en forma más seguida.

-Y mucho más ahora que tienes un hijo viviendo acá hace 13 años.
“Sí, ahora voy 3 veces al año. Me invitan mucho a Latinoamérica y pasó por ahí. Ahora en septiembre tengo que ir a Argentina a dar una charla a un congreso y después me largo a Chile. Hace poco me invitaron a Uruguay e hice lo mismo, y también desde Perú”.

-¿Debe ser difícil vivir fuera y estar lejos de tu madre?
“Sí, sobre todo cuando se enferma, tengo un hermano y una hermana sensacionales que viven en Chile, pero es muy duro. Hace como un mes fue terrible, porque se enfermó muy grave, aunque tiene unos médicos salvajes que la atienden maravillosamente: Es duro no estar al lado”.

-¿Qué te hizo resistir todo este tiempo fuera?
“Creo que el amor a la profesión, el amor a la carrera. El que dé tantos frutos la vida profesional y la seriedad con que se trabaja acá... ay, se me va la palabra, es muy satisfactorio el poder hacer tanto; he podido hacer mucho más que si hubiese estado en cualquier otro país, desde aquí”.

-¿Esperas otro reconocimiento?
“No, ya he tenido demasiados, hace tres años recibí uno del Academy of Medical Science que fue un tremendo honor dentro de los científicos-médicos en Inglaterra. También me dieron el primer premio que se le da a una mujer en la medicina transfusional... tengo más de lo que me hubiera esperado en la vida. Ya tengo mucho”.

-¿Y nietos?
“Aún no (con un dejo de pena y risa), me encantan los niños, tengo una montonera de sobrinos nietos, pero estoy esperando mis nietos”.