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“Nos vamos a meter en la cuestión nuclear con lo que ha pasado en Mataquito”

27 de Junio de 2007 | 09:26 |
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El recorte del envío de gas natural desde Argentina a Chile puso el tema de la crisis energética en el tapete y reavivó el debate sobre los caminos que deben seguirse a fin de asegurar el suministro de electricidad en el país.

Algunas voces se muestran contrarias a la construcción de centrales nucleares, al uso del contaminante carbón y el levantamiento de represas, cuestión que pondría a Chile en un dilema.

La directora de Chile Sustentable no piensa así y afirma: “hay una serie de salidas. La situación en la cual estamos, de estrechez de abastecimiento, es una crónica de una muerte anunciada”.

-¿Y entonces qué?
“Nosotros estamos desde fines de las épocas de sequía y la hidroelectricidad, prácticamente apuntando sólo al gas y lo hicimos porque era el combustible más barato de todos. Todo el sector eléctrico empresarial -sin ninguna condición del Estado de decirles ojo, seguridad energética es tan importante como rentabilidad del negocio- se orientó por la maximización de la ganancia. Cuando se revisaban los proyectos el año 2003 se veía que el futuro de Chile eran 9 centrales a gas natural y ya teníamos entonces problemas de abastecimientos. Esto refleja, claramente, donde está el énfasis de la actividad privada, que es el retorno de la inversión a cualquier costo”.

El tema es uno de los que apasiona a Sara Larraín. Por eso asegura que, aunque el Estado ha tratado de involucrarse y orientar el tema con la dictación de las leyes Corta I, II y ahora la III (fija el precio de la energía, asegura tasas de retorno de la inversión y remueve las barreras en el campo de las energías no convencionales), los resultados no se van a ver antes de 10 años.

-¿Qué puede hacer el empresario cuando encuentra tanta oposición al postular construir nuevas represas?
“A ver, el desarrollo hidroeléctrico es espectacular, pero no se puede hacer cualquier parte y en cualquier forma. Hoy se tiene un abanico de posibilidades, como no hay gas natural, se fueron al carbón porque es el combustible más barato de turno y porque en Chile no hay normativa para quemarlo en forma limpia (lecho fluidizado), sino que se hace con carbón pulverizado que contamina mucho más. Siempre hay un tema de hacer las cosas al menor costo posible y externalizando el máximo de costos para optimizar las ganancias.
“En cuanto a las hidroeléctricas, tenemos aproximadamente 8 mil megawatts de potencial entre la IV y X regiones; entonces, ¿por qué vamos a ir a inundar Aisén sin estudios de impacto ambiental y en base a un proyecto de los ’90 de Endesa? La central Baker II va a generar 300 mega y va a inundar 5.600 hectáreas... eso es de locos, discúlpenme. Hay otros proyectos como el de Gener que, con una central de pasada en el Maipo y sin inundar ni una hec., va a generar 500 mega. Hay formas y tecnologías para generar energía, no se puede hacer cualquier cosa a cualquier costo”.

Y profundiza: “se plantean centrales en dos cuencas de Aisén con un tendido a la Región Metropolitana sin descargar ni un kilowatts en ninguna de las 6 regiones por las que pasa, es decir, son puros costos para los parques nacionales y los agricultores –que con una torre de alta tensión en sus terrenos verán caer la plusvalía de su propiedad-. Y todo para que Santiago tenga energía más barata y con ello, más calles, más autos, más contaminación. Esto es absolutamente absurdo, lo que se debe hacer es usar los recursos que se tienen en la zona central y meterlos al Sistema Interconectado Central, chorreándole a todo el país”.

-¿Qué tan caras resultan las energías renovables no convencionales, porque hoy no están desarrolladas?
“La eólica es un poco más caro porque los lugares donde hay mayor potencial están lejos de los tendidos. Cuando haces una central térmica la pones al lado de la planta de transmisión o al lado del gasoducto, en el caso de las no convencionales hay que ir donde está el recurso, en la geografía particular. Eso, muchas veces implica que, además de las turbinas eólicas se tiene que agregar el tendido, cuestión que también pasa con la pequeña hidráulica; al ponérsele el costo de la línea de transmisión, se cae financieramente el proyecto.
“Por eso hemos señalado que el Estado necesita diversificar la matriz y limpiar la matriz porque las cuencas ya no aguantan una central térmica más que emita material particulado; y hemos pedido apoyar con algún tipo de subsidio de producción limpia proyectos no convencionales y así facilitar la inversión. Esto se puede hacer perfectamente, pero no hay demasiada voluntad política porque los propietarios de las fuentes renovables son empresas pequeñas, no son grandes consorcios con cualquier cantidad de poder económico. El Gobierno recién mandó la ley Corta III donde se obliga a las empresas proveer al sistema un 5% de renovables no convencionales para ir abriéndole el mercado, pero aún así hay sectores que están en contra porque dicen que lo distorsiona”.

-Claramente este Gobierno no está convencido de tener energía nuclear, a sabiendas que está en retroceso en todo el mundo.
“No necesariamente todos los sectores de la Concertación son antinucleares y de hecho, inicialmente en el programa de Bachelet la energía nuclear estaba contemplada como continuidad del mensaje de Lagos. Cuando hicimos el acuerdo de apoyo a la candidata, uno de los puntos contemplados fue no incluir el tema y por eso se le sacó del programa, pero resulta que hay un sector de la Concertación que ha cedido al lobby de las empresas que proveen esta tecnología. La industria francesa enfrenta una dificultad: no tiene nuevos contratos para construir centrales y, por otro lado, muchas plantas están llegando a su período de vida útil y las tienen que desmantelar; eso implica gastar casi los mismos recursos que se usaron para construirlas y ese gasto no lo pueden hacer porque no tienen nuevos contratos, no tienen plata.
“La Presidenta dice que mantiene el compromiso con los ecologistas, pero constituye una comisión y le da 100 millones de pesos para que estudié el desarrollo de la energía nuclear en el mundo”.

-¿Decepcionada?
“Me decepciona porque es obvio que es la respuesta de un sector político miope a un lobby de una industria en bancarrota a nivel mundial. Además, en Chile no tiene ningún sentido como respuesta a la crisis energética, más bien distrae los debates sobre desarrollo energético. Todo esto lo encuentro...”

-¿Negligente?
“No, lo encuentro un abuso de poder sobre la Presidente y un desvío de plata de todos los chilenos en lo que no estoy de acuerdo. Me parece inaceptable que se priorice una opción por la presión de un grupo de la Concertación, particularmente porque no tenemos ninguna opción de desarrollar la energía nuclear así la importáramos mañana”.

-¡Tenemos 4 físicos nucleares!
“Ni con 100... sin minería del uranio, teniendo que importar, sin normativa básica. Hemos tenido accidentes nucleares, al trabajador quemado con la cápsula de iridio en Celco Itata lo tuvimos que llevar al hospital militar de París. O sea, nos vamos a meter en la cuestión nuclear con lo que ha pasado en Mataquito; de qué estamos hablando, un país que no ha sido capaz de asumir los riesgos de la celulosa va a asumir los riesgos de la energía nuclear.
“Esto es una falta de seriedad y me da entre vergüenza y rabia que haya sectores políticos tan ignorantes y abusadores como para haber desviado 100 millones que es harta plata”.

El tema energético fascina a Sara Larraín y es por eso que gasta todas sus energías –valga la redundancia- en el programa Chile Sustentable, en el cual participan varias ONGs y distintas instituciones. El objetivo es estar atentos a lo que pasa en el país en materia medio ambiental y todo el trabajo se traduce en propuestas alternativas; la primera se conoció en 1997, fecha en que se organizaron.

Se han ganado un espacio; Chile Sustentable trabaja en diversas comisiones con el Gobierno –como es el caso de la Ley Corta III, el programa del uso eficiente de la energía o el programa de glaciares con el SAG y el Ejército- además de aunar esfuerzos con políticos de todos los sectores o entidades gremiales. “Hacemos lobby y alianzas con cualquier sector, la verdad es que nos da lo mismo, porque el objetivo es ir adelante con nuestras políticas”, dice en forma muy pragmática.

-¿Se han convertido en un conducto eficiente de la voz ciudadana?
“Creo que somos un núcleo que ha estado tratando de impulsar una política más verde en el país.
“La expresión ciudadana está completamente amordazada, no hay canales; cuando tú tienes muchos medios de comunicación hay una posibilidad. Hoy, en general, la canalización de la expresión ciudadana está en redes de internet, no hay amplificación de la demanda ciudadana y por eso este desencuentro, tan brutal en Chile, entre los partidos y la ciudadanía. Eso explica porque parte importante de la gente no está inscrita y no le interesa. Hay una falta de conexión absoluta entre los ciudadanos y los políticos que es de terror y eso es signo de que hay un sector, una elite política que administra el poder, absolutamente ensimismado”.


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