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Anorexia, cómo afecta el padre

Aunque la mayoría de las teorías sobre las causas de la anorexia se centran en la relación de las jóvenes con la madre, hoy ha aparecido un nuevo frente de estudio: el padre también puede ser un factor decisivo. Tres sicólogas-sicoanalistas chilenas - en la reciente investigación titulada "Anorexia nerviosa, la mirada del padre"- analizaron los efectos que puede provocar la ausencia de la figura paterna en la construcción de la identidad de las adolescentes, y que, en algunos casos, podría ayudar al desarrollo de la anorexia.

08 de Agosto de 2007 | 12:02 |
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Con la experiencia clínica como base, Lilian Hitelman, Marta Guzmán y Milka Kaplán, sicólogas-sicoanalistas y docentes universitarias, decidieron adentrarse en un aspecto hasta ahora poco estudiado en relación con la cada vez más frecuente anorexia nerviosa en la adolescencia: el rol que le cabe al padre en el desarrollo de la enfermedad. "Observamos que en muchas pacientes había una dificultad en la relación con el padre, no sólo con la madre.

Descubrimos aspectos comunes y buscamos explicaciones acerca de la importancia de la figura paterna y de la identificación de la niña con aspectos masculinos, para el logro de ciertas tareas de la adolescencia. Y es ahí donde vimos una falencia importante", explica Lilian Hitelman, sicóloga y docente de posgrado de la Universidad del Desarrollo y la Universidad Católica de Chile.

Las especialistas señalan que este estudio teórico-clínico titulado "Anorexia nerviosa, la mirada del padre"- y que será presentado esta semana en una jornada organizada por la Asociación Psicoanalítica de Chile y de América Latina (Fepal), en conjunto con la Universidad del Desarrollo- , en ningún caso pretende destronar otras teorías sobre las causas de la anorexia - la mayoría asociadas a la relación con la madre- , sino complementar con una nueva mirada.

Milka Kaplán sostiene que muchas veces la llegada de la anorexia coincide con la salida del colegio y el ingreso a la universidad, donde las jóvenes requieren otras formas para relacionarse, y es ahí donde aparecerían ciertos temores que, analizados sólo a partir de la relación con la madre, no estaban bien clarificados. "En lugar de asumir una cierta femineidad, había en estas niñas un retroceso del desarrollo, un volver atrás, a un período más infantil, donde no hay clara diferencia entre ser hombre y ser mujer. La pregunta era, ¿por qué tanto temor de ser mujer? Y vimos que había una fase previa del desarrollo donde el padre tendría que haberla reconocido como mujer, como sujeto distinto, pero algo había sucedido que ese padre no había estado oportunamente presente", explica la especialista.

Marta Guzmán, sicóloga y docente de la Corporación de Salud Mental Salvador, agrega que el tipo de relación de la niña al transformarse en mujer cambia. "Y uno se pregunta qué es lo que ha pasado con lo paterno, cuál es la imagen de hombre que tienen internalizada las anoréxicas". Los siguientes son los aspectos que más resaltan en la relación entre padre e hija y que fueron plasmados en el estudio.

La falta de identificación con el padre
Es sabido que la anorexia nerviosa es la manifestación de una problemática que viene de antes, y que no tiene que ver con la mirada simplista de pensar que aparece en un adolescente porque le dicen que está gorda. La raíz del problema es mucho más profunda, y tiene que ver con un proceso de desarrollo que se dio mal desde la infancia, y que no se manifiesta hasta la adolescencia.

A juicio de Lilian Hitelman, el ser mujer hoy implica incorporar aspectos masculinos en la identidad femenina, lo que se pone en práctica en la adolescencia. "Las jóvenes deben salir al mundo con cierto grado de autonomía, y para ello necesitan haber tenido de niñas una identificación con lo masculino en la figura de su padre. Cuando ello no se da, la joven no puede enfrentar etapas propias de la madurez".

En este sentido, Milka Kaplán explica que el ideal es que durante la adolescencia se revivan y repiensen las relaciones, para llegar a tener una personalidad relativamente equilibrada y estable. "Cuando las niñas se preguntan cómo ahora me estoy convirtiendo en mujer, es cuando aparecen los temas no resueltos.

Aspectos que tienen que ver con que ellas no lograron identificarse bien con características masculinas, y tampoco se sintieron reconocidas por sus padres, quienes no las hicieron sentirse más seguras".

Si bien en nuestra cultura la identificación con lo masculino casi siempre se refiere al padre, hay casos en que éste no forma parte de la familia. Por lo que la teoría se trasladaría a un segundo sujeto de identificación que bien puede ser el abuelo, un tío o un hermano mayor. Lo importante, advierte Lilian Hitelman, es que exista un otro masculino con quien identificarse. Y que la madre esté dispuesta a permitir la participación de esa otra persona.

En el estudio se plantea que, de alguna manera, los papás se comportan distinto frente a un niño que a una niña. Se identifican más fácilmente con los hijos hombres. Entonces la niña queda en desventaja. Sin quererlo, los papás se alejan del entorno de la niña, quizá porque no saben cómo actuar con ella, y esta tarea prefieren entregársela a la mamá.

Sin ánimo de caer en conceptos como el de "padres machistas", Marta Guzmán sostiene que el papá de una anoréxica puede tener problemas con su propia identidad, con sus propios aspectos femeninos, porque siente que reconocerlos es perder el poder, por ello se aleja de la hija, impidiendo de esta manera que ella pueda identificarse con los aspectos masculinos, un aspecto clave para la construcción de su identidad.
"No se debe olvidar que por muchos años en nuestra cultura ser hombre significaba no tener nada femenino. Y para que un padre se conecte con una hija mujer debe reconocer lo femenino en él primero, para ser a la vez un sujeto que permita identificarse con lo masculino. El padre debe vincularse más profundamente, no quedarse en la superficie. Un papá que no quiere asumir sus aspectos más femeninos, le es más fácil relacionarse con el hijo hombre, que recurrir a sus recuerdos o imágenes más femeninas para poder conectarse con su hija", aclara Lilian Hitelman.

Las especialistas señalan que esta mirada puede explicar, en cierto sentido, el fenómeno creciente de la anorexia en estos tiempos, ya que hoy a la mujer se le exige mucho más que antes; se espera que ella se mueva entre el mundo privado y el público, donde necesita habilidades tanto femeninas como masculinas.

Obtener el control a través de la comida
El déficit o total carencia de identificación con lo masculino provoca que a cierta edad se presente la anorexia como un síntoma. ¿Cómo puede la falta de identificación con lo masculino provocar que no coma?
Marta Guzmán lo explica: "Las funciones de límite y de control son más masculinas, entonces la anorexia sería una forma de poder tener estas funciones - que no se poseen sicológicamente- , de una forma concreta, a través del cuerpo y la comida. Claramente es lo único que ellas pueden controlar".

Según Milka Kaplán, las jóvenes que vienen con estas falencias en su desarrollo perciben el mundo exterior como algo peligroso. "De ahí que opten por no comer y con ello perder sus rasgos femeninos para conseguir una figura androgénica", como una manera de no estar tan expuesta al peligro.

Lilian Hitelman asegura que no es que las niñas no quieran ser mujeres, sino más bien no saben cómo serlo, y ello porque no han incorporado simbólicamente lo masculino, necesario para construir su personalidad. Y hoy ser mujer significa poder estar en el mundo y tener deseos propios. "Ahí está la falla, en que el padre no reconoció a la hija en esos aspectos, y llegada la pubertad, el error se manifiesta en un síntoma que es la anorexia nerviosa".

Las investigadoras plantean que toda esta problemática a nivel interno, de aspectos no resueltos, tendrá en la adolescencia al cuerpo como campo de batalla. Según Marta Guzmán, el cuerpo se convierte en el instrumento donde se tiene la evidencia del control. "La batalla se entiende como la capacidad de sentir que sí puedo controlar las cosas, en este caso la comida".
Según las especialistas, esto explica que las jóvenes anoréxicas se sientan bien y regias, porque mientras puedan controlar algo - aunque sea su propio peso- , están compensando sus carencias.

Estrategias de prevención
La anorexia es una patología del desarrollo, pero que está ligada al género, y si hay una forma de prevenir - advierte Lilian Hitelman- , no es citando a los papás de las adolescentes para darles charlas. "Ya en la adolescencia nos encontramos con jóvenes que vienen cojeando por la falta de identificaciones para salir al mundo, y se sienten muy vulnerables. De ahí la importancia de tratar la anorexia más allá del control del peso, con sicoanálisis, para ir a la raíz del conflicto. De lo contrario, se puede compensar el peso, pero seguro la batalla que hoy se manifiesta en el cuerpo, en el futuro puede aflorar en las relaciones de pareja o en la maternidad...".

A juicio de Marta Guzmán, si los cambios de roles de género no fuesen tan fuertes se podría realizar algo preventivo. "El llamado concreto es a que los padres estén más alertas a la dupla que deben formar. Niños y niñas necesitan ambas identificaciones, de lo femenino y lo masculino, pues el ser humano tiene una identidad más sana si integra ambas cosas".
"El padre debe reconocer en la niña aspectos masculinos de poder, de potencia, y él, por su parte, debe asumir su lado femenino. En la medida en que reconoce esos atributos, le da confianza a la niña de que los puede tener. Aquí no se trata de que sólo la hija debe mirar en su padre aspectos masculinos, sino que él a su vez reconozca en ella esas capacidades", finaliza Lilian Hitelman.
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