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La oportunidad de sanación de un niño

06 de Septiembre de 2007 | 11:47 |
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La Fundación Amparo y Justicia tiene su origen en un dramático caso de violación con homicidio ocurrido en 1996 en Concepción. Ese año, la pequeña Elena Yáñez murió en manos de Juan Soto Campos, de 33 años, quien dos años más tarde sería favorecido por un fallo de la Corte de Apelaciones local, que le rebajó la condena.

Impactado por el hecho, el empresario Andrónico Luksic Craig, solicitó a un abogado que asumiera la defensa de la familia de Elenita y lograra revertir la situación en la Corte Suprema.

Hoy, la fundación asesora legalmente a un total de 27 familias en casos donde todas las víctimas han terminado muertas. Tal como explica Elisabeth Farrelly, en la actualidad no tienen capacidad para ayudar a todos los niños abusados cuyos casos no concluyen con resultado de muerte, pero sí lo intentan hacer a través de capacitaciones de profesionales que trabajan con niños agredidos. Específicamente, se ha buscado capacitar a psicólogos forenses y fiscales para que puedan ser las personas más preparadas para entrevistar a los niños abusados.

“La entrevista es una oportunidad para que el menor diga lo que pasó, es como un regalo, porque tal vez ha sido un secreto por años y finalmente, quiere decir algo. Se le está dando una oportunidad al niño, importante, y se debe acoger la información y al pequeño muy, muy bien. Su declaración es una manera de lograr independencia frente al abuso y decir no voy a permitir que esto me pase otra vez”, explica la ejecutiva.

-¿Es el primer paso del proceso de sanación?
“Exactamente. Por eso es muy importante en el proceso de sanación y en el proceso judicial”.

-Se dice que los niños de hoy maduran antes. ¿Eso ayuda en la posibilidad de que develen un ataque y no guarden silencio?
“El abusador siempre va a insistir en señalarle al niño que todo es un secreto e incluso puede amenazarlo a él o su madre, hermano, a una persona importante para él para que el niño haga lo que el abusador desea; entonces, nunca va a ser fácil para él develarlo”.

Dentro de los proyectos que la Fundación piensa para futuro es poder destinar recursos para preparar a expertos en el tema que trabajen en zonas rurales, en el campo, de modo que apoyen a los padres y familia de víctimas.

En la actualidad, la ayuda no sólo se restringe a lo legal, sino que también abarca el respaldo psicológico mediante terapia con psiquiatras a todos los miembros de la familia y la aplicación de programas sociales que faciliten un mejor pasar del grupo, especialmente, cuando se trata de uno en situación de pobreza.

-¿Este trabajo consigue reparar a la familia?
“Nunca se supera la muerte de un hijo, pero el apoyo psico-social en aspectos como la mejora de la vivienda mediante la postulación a subsidios del Gobierno o la asistencia en educación con becas son un punto de partida. Mejorar su calidad de vida les da más oportunidades para el futuro y para poder seguir adelante dejando atrás el horrible drama que vivieron.
“Esto es complicado para las familias; no sólo perdieron a un hijo, sino que por ello, otras personas se introducen en su vida. Claramente ellos preferirían tener a su niño vivo, con ellos, por sobre el apoyo que nosotros les podamos dar”.

-Los estudios señalan que un niño abusado puede ser un abusador a futuro, ¿puede que en un caso de abuso, alguien de la familia también caiga en la conducta?
“No sabemos la respuesta, aunque es más probable que la conducta la repita la víctima misma, dado que sufrirá más de depresión futura, de trastorno de estrés post-traumático, etcétera”.

-¿Qué actores son los más importantes en el proceso de recuperación de una familia?
“Cuando el padre no es el abusador, él y la madre son fundamentales en el apoyo del resto de los hijos; ellos son los que los ayudan a luchar y por eso, esa relación es la más importante. Por lo mismo, también, es tan grave cuando la madre no quiere denunciar al padre por considerar que ello sería traición.
“En el caso de los padres, es fundamental que ellos puedan acceder a apoyo psicológico; para ellos es tan terrible vivir la experiencia. Solos, no pueden enfrentar el tema”.

Elisabeth Farrelly, cree que la sociedad chilena ha tomado conciencia de la cruda realidad que envuelve este delito, Una muestra de lo anterior es que en el seminario que organizaron hace dos semanas sobre agresiones sexuales contra menores, se inscribió tal cantidad de personas que quedó una larga lista de espera