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"Era enfermo de disléxico pero nadie se daba cuenta"

19 de Septiembre de 2007 | 15:45 |
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Su pasión por el teatro comenzó a desarrollarse a temprana edad. Cuando tenía apenas 11 años ya deslumbraba a todos sus compañeros de colegio con sus dotes artísticos. Se paraba arriba de los bancos y desplegaba todo su talento inventando divertidos personajes, los que utilizaba para “capear” clases.

Tanto así, que lo terminaron echando del Instituto Hebreo y fue a parar al Liceo Lastarria. “Por culpa del teatro me echaron. Era enfermo de disléxico pero nadie se daba cuenta y en el teatro encontré mi manera de expresarme… y todavía. Desde el teatro es donde yo veo y aprendo, puedo sentir que estoy cachando algo más”.

Agrega que el hecho de que sus padres lo llevaran desde los seis años a ver obras de teatro y a conciertos de música clásica en el Municipal influyó en su inspiración y despertó sus sentidos. “Aunque me lateaba como ostra, después me di cuenta de lo mucho que me sirvió”.

Pese a todos estos antecedentes, Zisis decidió estudiar Ingeniería Comercial en la Universidad de Chile.

- ¿Por qué no estudiaste teatro?
“Sería muy fresco al decir que yo estaba claro en esa época. Se cruzaban los deseos de mis papas de que estudiara algo que tuviera más futuro y hasta la lata que me daba aprenderme a Shakespeare” (se ríe).

- ¿Te sirvió de algo ese paso ingenieril?
“Sí, me quedaron varias cosas que aprendí, metodológicamente, es muy interesante. Todo se relaciona. Siempre me preguntan qué tiene que ver la ingeniería con el teatro y es lo mismo que saber que la música tiene que ver con la matemática; en algún punto todo se cruza”.

Fue en su época universitaria que formó un grupo de teatro llamado Aleph, con el que comenzó a profesionalizarse hasta que, en 1974, “tuvo” que partir a Buenos Aires por tres años.

Cuenta que siempre rodeó y participó en varias obras del ACU (Agrupación cultural universitaria), con Bastián Bodenhofer, Rosa Ramírez y Marco Antonio de la Parra, que se caracterizó por sus rebeldes actos contra la dictadura militar.

De este último personaje sigue siendo muy cercano. “Vi una obra suya “Marx y Freud” y me gustó tanto que me metí a su camarín y le dije que me encantaría trabajar con él y así nos pusimos a trabajar juntos. Hicimos cosas muy lindas en teatro, trabajamos a la par”, cuenta.

A su regreso de Argentina se metió de cabeza en el proyecto de Canal 13 “Teleduc”. Primero escribiendo los guiones y dirigiendo y luego actuando. “Me encantaba, fue súper lindo partir así en televisión, había mucha libertad, no estaba sujeto a rating”, dice.

- ¿Crees que hoy podría subsistir un programa así?
“Ahora no tendría cabida. Cualquier proyecto diferente necesita tiempo para que la gente enganche, como “La manivela”, que tardó varios meses para que la gente captara esa otra mirada de humor negro. Pero ya no se puede probar porque si no prende altiro lo sacan”.

- ¿En “Teleduc” nació tu veta pedagógica ?
“Sí, ahí empecé y siempre me ha gustado. Siento que la educación es tan mala en Chile; sólo pasan materia en vez de despertar los sentidos, anhelos, pasiones de los alumnos, ¡es pésima!”

- ¿Por eso eres autodidacta?
“Hay una ganancia con serlo; sacarse la cresta haciendo lo que a uno más le interesa e ir descubriendo en el camino cosas nuevas. Por eso hay que activar la curiosidad de los niños, acá la gente sólo se dedica a cumplir y eso no tiene ni una gracia”.




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