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“Se me nota todo por eso me trato de esconder”

02 de Octubre de 2007 | 12:57 |
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Atrás quedó ese huraño Daniel Alcaíno que cuando los periodistas de farándula lo llamaban para saber sobre su relación con la actriz de Canal 13 Berta Lasala, les contestaba: “¿Para eso estudiaste cinco años? ¡Qué lata, haz bien tu pega!” Ahora no oculta su “feliz” vida en pareja de más de cinco años y cuenta que quiere agrandar la familia.

“El año pasado estuvimos embarazados pero no resultó y lo intentaremos de nuevo. No me gusta hablar de mi vida privada. Prefiero pasar más piola para que cuando tenga que hacer de cojo o pedir una moneda no me cachen y se cumpla el truco. Si fuera animador mi personalidad de Daniel sería importante. No voy a programas, ni a ser panelista, ni a opinar. Sólo si es por algo importante, si estoy en una obra o en una película. Pero no si me invitan a opinar de quién manda en la casa y tener que responder educadamente para no parecer pesado... Y cuando me plantean algo así de manera seria, me quedo plop”.

- Con Yerko te metes en la vida privada de otros pero no quieres que se metan en la tuya, ¡qué fresco!
“Yo no me meto en la vida privada de la gente, no ventilo cosas nuevas, a no ser que sea algo de contingencia nacional como que se estén robando algo patrimonial, por decirte algo, eso sí lo diría. Pero eso de dar nuevos datos de que este está con esta, no me interesa. Si no está en el dominio público de antes, entonces no”.

- Pero sí has abierto las puertas de tu vida privada como cuando apareciste en “Contacto” comentando tu caso de estafa con el conocido “Contador de las estrellas”.
“Es un tema que me replanteé después y me dio mucha vergüenza verme y a veces me arrepiento de salir así, pero prefiero quedar de estúpido con palabras y gestos que a través del periódico, porque mis respuestas suenan raras. Puedo decir un chiste en buen sentido y suena mal”.

- ¿Qué te motivó a hablar públicamente de ese tema?
“Que yo no hice nada malo. Eso sí, me llamó la atención el tratamiento de la noticia fue como “a todos estos se los cagaron por huevones”. También hay gente metida en Impuestos Internos, de los bancos y pusimos querella, y el tipo (Luis Cajas) ahora anda libre. Es que prefería que saliera por lo menos una vez mi visión de cómo fueron las cosas. Salió en un diario que él nos había robado para darle la plata a las pobres. Andá a cagar, es un ladrón (tono argentino). Pero mejor no lo hago más, no aparezco más” (risas).

- ¿Y cuando hablaste abiertamente sobre el cáncer testicular que te afectó?
“También me dio mucho pudor pero me pusieron entre la espada y la pared. Si bien necesitaba dinero para cubrir la enfermedad, surgieron grupos de actores que empezaron a hacer obras a beneficio, me abrieron cuenta corriente y había que promocionarlas y por eso fui y di la cara. Por eso Yerko habla de esas inconsecuencias que hay en todos, que siempre uno las justifica con algo. Como: Tuve que hacer el comercial porque mi mamá se estaba muriendo. Uno no sabe por qué la gente hace ciertas cosas”.
“Me ha tocado hablar del cáncer, conocer gente aquejada y saber cómo cuesta promocionar obras a beneficencia. Me ha tocado ir a ver presos políticos y leer un comunicado de prensa de la huelga y dicen oh, Daniel está loco, cada día más comunista. Todo lo que he hecho ha sido porque lo he aguantado y lo he resistido. No me arrepiento de nada, es más que nada el tonterismo mío de que no me gusta verme hablar”.

- ¿No te arrepientes absolutamente de nada?
“De hacer un comercial para la CTC. No haría comerciales, pero si mañana necesito el dinero porque se está muriendo mi hermana ¡Me fascina Ripley mierda, vamos! Pero en este minuto estoy tranquilo”.

Sobre el cáncer testicular que lo afligió hace unos años, agrega: “Nunca he querido ir a dar mensajes para superar una enfermedad. Siempre me invitaban a programas, pero no, para ir a decir amiga, escuché tu caso y tira para arriba porque siempre hay una oportunidad de salir adelante. ¡No! Lo vas a pasar pésimo, mareada, aprovecha ahora, trata de hacer lo que no hiciste, por si las moscas. Ese no es mi mensaje, es la realidad, (dice muy serio). Yo me pongo la cuarta pared. ¿Me voy a morir? OK, pero que sea más rato porque ahora estoy haciendo algo”.

- ¿Cómo lo enfrentaste?
“Lo malo dura un rato, caminas por la calle con la canción de Alberto Plaza y miras a un perro y piensas oh, él va a pasar el año nuevo y yo no. Al principio es así. Pero después te dices: oye gilipollas, hay gente que sufre mucho más, así que sólo grita cuando te duela. Y no me dolió tanto. Es una batalla, pero se puede. Y no es que sea creyente, pero salí con ese pensamiento adelante y ahora estoy bien”.

El actor de 35 años tiene tres hermanos y dice que es de domingos familiares. Asegura que hoy en día se siente muy afortunado, porque le queda mucho tiempo libre para compartir con Berta y Luisa (la hija de ésta con su ex pareja), aunque afirma que no le gusta hablar de su vida laboral con su mujer porque “prefiero que ella me hable de sus cosas no más, que es más linda”. Viven en una casa antigua en la, hasta hace poco, tranquila comuna de Ñuñoa y cuenta que están preocupados porque les van a “plantar” dos edificios alrededor. “!Me muero que empiecen a gritarme cosas o a la Berta, de los departamentos de arriba¡”

-¿Qué más haces en tu tiempo libre, aparte de compartir con tu familia?
“Leo cosas de catalanes fomes, de huevones que se creen revolucionarios, de mexicanos guerrilleros. Me gusta ese lugar que no es la sociedad. Sentirme en una selva con un fusil pero no para dispararle a nadie sino que para leer y tener todo el tiempo del mundo, para caminar, pensar y rearmar ideas. Eso que hablan con los bichos del suelo y los árboles, los colores. Yo veo eso posible. Me quiero volver loco leyendo novelas de caballería o que la gente crea eso pero no decir nunca la verdad de lo que pienso de eso. Que me pregunten si creo en eso y no responder nunca pero que igual se me note. Se me nota todo y por eso, me trato de esconder”.

- ¿Vicio privado?
“Caminar por el centro. Me gusta ver lo más cercano que hay del origen en Santiago. Es un rollo, de que ahí partió todo: un encuentro, historia, creencias, guerras, esclavitud, idiomas, gente, peruanos, lanzas, el que saluda, el que tira mala onda. Son inseguridades y es también el trainning que hace un actor. Hay unos que ven mil películas o leen libros de teatro, a mí me aburrieron, es un agote. Para mí es mirar, mirar, mirar. Lo más cercano. Y me sirve también de anestésico, ¡pero no es flojear! ¿Ya?” (pasa de un tono muy serio y analítico a uno divertido o viceversa; la tónica de toda la entrevista).

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