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“Si nos reímos de Daniela Campos por qué no reírnos de la Alvear”

El hombre detrás del deslenguado Yerko Puchento quiere independizar a su personaje regalón de Canal 13. Es por eso que este mes estrenará su propio show “sin censura”, en el que asegura, desafiante, se reirá de todo y de todos. Incluso de los políticos. Y se reirá con más ganas que nunca. En esta entrevista también... ¡bum bum!

04 de Diciembre de 2007 | 09:34 |
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Daniel Alcaíno es casi tan hiperventilado e irónico como su caballito de batalla: Yerko Puchento. Habla a mil por hora, se ríe, gesticula y entra en contradicciones. Aunque de pronto se vuelve muy serio, como pocas veces se le ha visto en pantalla.

Eso sí, físicamente están lejos de mimetizarse. El look ultra bronceado, engominado, con vestimentas y accesorios estrafalarios, sumado al amanerado estilo del comediante se contrapone con la sobriedad y relajo del actor; de zapatillas, jeans, polerón, barba creciente y rizada melena suelta, rebelde.

Es difícil imaginar que el hombre detrás de este deslenguado y mordaz personaje se declare vergonzoso e inseguro de lo que la prensa escriba de él y de sus propias palabras vertidas e inmortalizadas en el papel (o en la web en este caso). Porque asegura que prefiere pasar desapercibido en la vida real.

Difícil tarea ya que, desde que con su inseparable libretista Jorge López dieron a luz a Puchento, inspirado en el periodista de espectáculos Carlos Tejos (antes había parodiado a Iván Zamorano con Peter Veneno), su carrera se disparó cual cohete. Y es este farandulero y amanerado personaje el que semana a semana logra que el alicaído programa “Vértigo” de Canal 13 suba algunos puntitos de rating y acapare todo el protagonismo.

Es por eso que con López tuvieron la brillante idea de independizar a Yerko de la estación católica y estrenarán el 18 de octubre en Circus OK (de Coco Legrand) el espectáculo “Yerko sin censura”, una ambiciosa apuesta que promete reírse de todos, no sólo de los famosillos sino que ahora también de los políticos.

- ¿Cuál es el leit motiv del show?
“Reconocer que estamos confundidos y que el lenguaje nos tiene mal, que no entendemos lo que está pasando en Chile, que nos preocupamos sólo de una imagen pero por dentro está todo mal. Es una travesura, en realidad”.

- ¿Qué tan descensurado se viene?
“Ah, que la gente saque sus conclusiones. ¡Es que no debería haber censura en Chile! Por eso acá habrá un giro político, sin discriminar a nadie. Si podemos reírnos de la Marengo y la Campos también podemos hacerlo con la Alvear. Además, tocaremos temas banales y otros análisis profundos, pero al estilo Yerko. Por ejemplo, que echa de menos a Pinochet, que había menos delincuencia y más mano dura con él. También hablará del consumismo pero igual vamos a vender chapitas de Puchento afuera. Así, pura contradicciones”.

- ¿Crees que les irá bien?
“Sí, porque es diferente. El Coco (Legrand) habla de lo típico, de lo que sucede y capta muy bien todos los momentos, pero nosotros nos tiramos con nombre y apellido. Cómo es Chile hoy, como era antes, lo que no ha sido, cómo esperábamos que fuera. Y terminamos con una fiesta de cómo podría terminar todo esto, con un gran perdonazo para todos y que esta huevada siga si en verdad es una mierda, jajaja. Al final la sorpresa es algo muy contradictorio, metemos todo en una juguera: desde Navarro abrazando a Pinochet o el Chino Ríos con la vieja que se robó la mesa. Al principio tratamos de ordenar la cagada que tenemos en la cabeza, darle una coherencia, pero al final se desordena igual. Y esto, que es un chiste entre amigos, lo quisimos llevar patudamente al escenario del Coco”.

- ¿Por qué deciden independizar a Yerko de Canal 13? ¿Por la censura?
“Claro, para no tener ese miedo a tocar ciertos temas y porque no quiero que nadie se haga cargo de esto, que me cubran las espaldas”.

- ¿Cómo se ponen los límites ahora sin el canal?
“Según cómo se vaya dando el ensayo, cómo nos suena, si es muy fuerte o no, o es raro. No sé, no podría molestar a los mapuches, a un inválido, a los balseros cubanos, o llamar nana a las nanas, pero se puede hacer humor con todo, hay gente que hace humor negro y lo hace fantástico. Es tener sentido común, nada más”.

- ¿Y en eso están en sintonía con el libretista?
“Tenemos pensamientos comunes, nos complementamos. El juego se da con las palabras, como que la única que ha sido mechoneada sin entrar en la universidad es la Daniela Campos” (risas).

- Después de este salto, ¿vuelves al 13?
“Vértigo” termina en octubre y mi contrato se acaba a fines de enero, y no sé qué pasará después. No he conversado con nadie, pero igual siempre ha habido buena onda con el equipo”.

- ¿Y la polémica de que vas o no al Festival de Viña?
“Eso fue una polémica del directorio que antes no aprobaba a Yerko y después sí, que antes se censuraba y ahora no y qué opinaba yo. Dije no, chao, invitarme solo es no quererse nada. Para mí cualquier escenario es lo mismo. Si me dicen vamos, vaaamos”.

Además de su propio show también estrena “Radio corazón”, la película del Rumpy en la que Alcaíno actúa junto a Daniel Muñoz, su amigo ficticio (y también en la vida real). “Me divirtió mi intervención, me sentí simpático, generalmente me pongo nervioso, me da vergüenza, siento que pestañeo mucho y me veo estúpido”.

Dice que al fin siente que había una cámara dispuesta especialmente para él, luego de breves apariciones en cintas como “Taxi para tres” y “Machuca”, en la que su personaje es un militar que apenas se asoma para matar a la protagonista Manuela Martelli. Además de cortometrajes varios y la película “Mujeres infieles”, pero “no es lo mismo”, dice. Por lo que califica ésta como su “primera vez” en el celuloide.

- ¿Cómo fue la experiencia de trabajar con el Rumpy?
“Excelente, me dijo muy amoroso: quiero que te aprendas todos los textos, yo sé que eres pintamonos pero te necesito concentrado y eso me gustó. Y mi personaje habla una cantidad de disparates…”, comenta con una sonrisa y sacudiendo la cabeza.

Otro de sus proyectos es montar un monólogo del Che Guevara. “Eso es más personal, un rollo mío, algo que ha nacido de a poco. Ya he hecho algunas presentaciones, aunque lo ideal era hacer la obra ahora en octubre que se cumplen 40 años de su muerte pero tuve que posponerlo por el show de Yerko. Y bueno, las cosas salen cuando tienen que salir”.

La política lo mueve, se declara izquierdista férreo y aunque no es militante, ya protagonizado actos similares, como cuando encarnó a Luis Emilio Recabarren para el aniversario número 95 del Partido Comunista, realizado en el Teatro Caupolicán.

Además de lo del “Che”, también ha debido posponer otros ofrecimientos como un monólogo sobre el roto chileno en la plaza Yungay y una propuesta en escena en La Pintana.

Y es que Yerko lo tiene “hasta el cuello” y está metido de cabeza en su debut “sin censura”. “Leo todos los días las estupideces que tengo que decir para aprendérmelas y cada vez las encuentro más geniales. Tomamos la política con ironía, de que nadie sabe qué hacer. Si el dominó cae… la idea es que se complete con el público. Y preguntar, por ejemplo, ¿hay algún Jarpa acá? ¡Entonces me voy con tutti!” (adelanta y lanza una maliciosa carcajada y refriega sus manos).


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