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Derribando mitos sobre sexualidad

12 de Noviembre de 2007 | 11:46 |
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La sexualidad es un componente de la personalidad humana que, se manifiesta de diferentes formas desde el nacimiento y a lo largo de toda la vida. Los seres humanos son intrínsicamente sexuales. Su expresión puede ser fuente de realización y felicidad o, por el contrario, puede transformarse en algo violento y traumático. Me refiero a violaciones, abusos sexuales, embarazos no deseados, sometimiento al otro y fuertes sentimientos de culpa.

Los niños construyen su sexualidad desde que nacen. Al nacer sólo se es un ser -hombre o mujer- que recibe información verbal y no verbal, la cual lleva a integrar los sentimientos, pensamientos y actitudes que construirán la sexualidad. Tanto los padres como los educadores son responsables de brindar la educación sexual que los niños necesitan, para lograr su mejor desarrollo como ser humano.

Uno de los mitos mas escuchados en relación a este tema es creer que la educación sexual se debe iniciar durante la adolescencia.

Es importante hablar de sexualidad desde que los hijos son pequeños, según las necesidades correspondientes a la edad. El “yo hablaré de sexo con mis hijos cuando sea su momento” constituye una forma de evadir un aspecto de la educación que no siempre resulta fácil para los padres, pues la educación sexual, también pasa por conectarse con las propias experiencias, creencias y valores.
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Otro mito es considerar que entregar educación sexual es dar información para prevenir los riesgos de una sexualidad no premeditada.

La educación de la sexualidad implica mucho más que eso, contribuye a la formación de la identidad sexual, los roles sexuales, la autoestima y la imagen corporal, etc. Por esta misma razón, se debe iniciar desde momentos tempranos de la vida, acompañando al normal desarrollo psicosexual de los niños/as y jóvenes adolescentes para que construyan una sexualidad responsable y conformen un ser sexuado sano.

Por ejemplo, la noción de que el cuerpo sólo puede ser tocado por su papá y mamá, ya es educación sexual y esta comienza en la temprana infancia. La noción de los límites corporales tiene que ver con la identidad y el respeto a uno mismo, al decidir quien se me acerca más íntimamente. Es un punto muy importante para prevenir el abuso sexual.

Otro mito es creer que si el niño/a o el/ la joven reciben educación sexual, se los incentivará precozmente a comenzar su vida sexual.

Estudios en Chile muestran que el 33% de los adolescentes empieza su actividad sexual entre los 15 y los 18 años, y un 31% la tiene desde los 15 años o menos. La literatura internacional muestra la efectividad de los programas de educación de la sexualidad, cuando estos son idóneamente implementados en la escuela, acompañados con una escuela para padres. Si bien, se reconocen diferentes resultados vinculados con las diferencias culturales de cada país que aplica el programa, todos muestran, que no hay aumento del ejercicio de la vida sexual activa entre los adolescentes; por el contrario, los jóvenes que reciben educación sexual formal en la escuela desde etapas tempranas inician su vida sexual más tarde, tienen menos parejas sexuales y adoptan el ejercicio de una sexualidad más sana y responsable. Una educación sexual oportuna y honesta permite que estas vivencias puedan ser internalizadas de manera más abierta y nutritiva.

Existe una gran diferencia entre la información que los jóvenes quieren recibir y lo que los adultos “creemos que deben de saber “. Los papás y las mamás, incluso los maestros, a veces, creen que si los jóvenes reciben información perderán la inocencia. No es lo mismo la inocencia que la ignorancia. La primera se puede conservar, así como la capacidad de asombrarse, pero es importante tener los conocimientos para conocer las ventajas y desventajas de las elecciones que, los jóvenes tomen en su vida. Si el adolescente se involucra sexualmente sin saber de qué se trata, elige algo desde la ignorancia sin las herramientas necesarias, lo que puede generar mucha culpa y angustia.

Otro mito que ha obstaculizado el educar sexualmente, es pensar que el hablar de sexualidad con los hijos pasa sólo por la entrega de información. Parece que la cosa no es tan simple, pues está temática cruza los aspectos íntimos e inconcientes de cada padre, experiencias vividas, valores, la historia en este tema con los propios progenitores. Por ello, es importante revisar la propia concepción de la sexualidad y las posibles barreras internas para tratar el tema. Al hablar con los hijos de sexualidad aparecen de forma inadvertida distintas emociones y pensamientos, que requieren de una toma de conciencia y mayor conocimiento de la propia relación de cada padre y pareja respecto de la sexualidad.

Los hijos saben agradecer una educación clara, oportuna, honesta. Los mitos, en cambio, cierran la posibilidad de pensar.


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