Le dedica entre 4 a 6 horas del día al entrenamiento y el resto a la universidad y a sus amigos. Aún así, asegura que no se estresa y que el apoyo de su familia ha sido fundamental. Y es que todos siempre han sido asiduos deportistas: sus padres juegan tenis y sus dos hermanos (una de 19 y otro de 16), también combinan las raquetas con el voleibol.
“No tengo recuerdos de alguna mala cara por tener que ir a dejarme o a buscarme a algún entrenamiento. Siempre me acarreaban por todo Santiago y los fines de semana enteros giraban en torno a mis campeonatos. Me hicieron sentir que esto era parte de la vida, que era absolutamente normal, nunca vi una complicación”, explica.
-Familia “aperradora” en ese sentido…
“Totalmente. Cuando empecé con las lesiones y los dolores siempre me llevaban al médico y en eso, mi mamá ha sido fundamental porque es matrona y entiende bastante de toda esa parte. Desde niño nos hemos manejado profesionalmente y eso ha sido importantísimo”.
-Además que todos son deportistas, eso influye.
“Claro, en mi familia esto es un estilo de vida. Nadie fuma ni toma, todos hacen deporte. Pero no porque nos hayan forzado ni dicho algo, siempre hemos tenido todas las libertades del mundo. Nunca nos han puesto horarios ni nada pero todo eso me ha hecho darme cuenta de que cada uno es responsable de uno mismo, es un actitud de familia”
-¿Eso de cultivar cuerpo y mente, también?
“Sí, en mi familia se ha potenciado mucho la parte intelectual, la lectura, discutir temas. Siempre nos fue bien en el colegio (Andrée) y hemos dejado huellas, en el sentido de demostrar que se puede ser buen deportista, estudiar y ser amigable a la vez. No hay razones para no serlo”.
-A todo esto, ¿de dónde salió tu nombre, Kael?
“Lo inventaron mis papás. Querían un nombre que fuera totalmente original. Pero fue todo un tema en mi familia ya que mi abuela se oponía porque decía que me iban a molestar en el colegio”.
-¿Y te molestaban?
“(Risas) No, nunca. Me encanta mi nombre, que sea original”.
-¿Por qué decidiste estudiar ingeniería?
“Quería estudiar filosofía, medicina o ingeniería y esta última es la más compatible con el atletismo. Como te digo, a mi mamá le gusto el estilo griego, esa formación de ‘cuerpo sano mente sana’ y lo heredé. Me encanta todo lo musical y lo artístico, es fundamental para un desarrollo completo abarcar todas las artes, los deportes, las ciencias. ¿Por qué no hacerlo si antes era normal? ¿Por qué hoy tiene que ser tan específico y cerrado?”
-¿A qué sientes que has tenido que renunciar por desarrollarte como atleta profesional?
“Puede ser al carrete. Pero correr me da mucho más placer que carretiar entonces eso no es renunciar, es lógico que haga lo que más me gusta. Yo sólo voy al pre-carrete (tipo happy hour), nunca al carrete en sí mismo, ni menos al post-carrete (after hour). A veces sí, pero sólo en el período de vacaciones”.
-¿No te has sentido algo aislado por eso?
“No, porque trato de mantener todo el contacto –posible- con mis amigos. Las relaciones sociales son fundamentales para ser completo. Es fácil encerrarse en una actividad de alto rendimiento y volverse loco u obsesivo, por eso hace bien mantener amistades, ir a lugares. Hay que hacer el ‘esfuerzo’”.
- ¿Te gustaría tener más tiempo para…?
“Para explorar mi veta musical, cantar y tocar guitarra. Ah, y leer todos los libros que quiero, todos los días. Soy fanático de la ciencia ficción, me encanta Isaac Asimov (“La saga de la fundación).
"Quizás me he saltado períodos de la juventud, pero a lo mejor es parecido a la gente que trabaja, que siempre tiene que estar organizándose, con calendario y agenda en mano. Pero es así no más”.
-¿Y para pololear?
“Ahora no tengo polola pero para salir con alguien, por ejemplo, tengo que programarme con varios días de anticipación. No me puedo permitir el lujo de organizar cosas al instante o ir viendo en el momento”.
-¿No te estresas?
“Sí me estreso, pero hoy soy capaz de manejar muchas más cosas que antes porque me lo tomo con más calma. No es fácil, tengo que correr todo el día y organizarme desde muy chico pero al final del día me acuesto tranquilo y conforme”.
-¿Te sientes más maduro o distinto a tus compañeros?
“Lo que siento distinto es que mi prioridad máxima no es la universidad, en cambio para ellos sí. Eso me frustra, no poder estar concentrado completamente en tener mejores notas o hacer un postgrado afuera. De todas maneras, tengo promedio 5 y eso es bueno en esta escuela”.
-Has viajado bastante gracias al deporte. ¿Cuál es tu destino favorito?
“He estado en muchos paraísos como las islas Phi-Phi, pero como ciudad para vivir me encanta Atenas, me enamoré de ese lugar y por ese planteamiento y trasfondo familiar. Es linda y romántica y más aún por la parte olímpica, que todo partió ahí”.
-¿Tienes algún vicio privado? Que no sea correr, claro.
“Sí, leer y escribir reflexiones. Me cuesta concentrarme en Santiago pero cuando me voy de viaje a competir me desconecto y se me abre un canal de ideas, de dudas y planteamientos para mí mismo. Aunque me encantaría escribir un libro; si junto todo lo que he escrito podría hacer una compilación de reflexiones personales y experiencias, que me han hecho muy bien y me han servido para la vida”.
