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Desmarcarse de un sello

07 de Noviembre de 2007 | 13:16 |
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Estudió diseño en la Universidad Católica y al poco tiempo de egresar se puso a trabajar con una amiga, Maggie Larraín, que venía llegando de España con esta nueva tendencia, la de decorar casas.

Cecilia Rojas se ríe cuando cuenta que los primeros proyectos de la ambiciosa oficina “Estudio III” fueron la ambientación de pilotos en edificios en construcción, cosa que nadie hacía.

-¿Siempre te gustó esto, tenías algún cuento con la estética?
“Sí, de familia, mis papás siempre han sido muy preocupados, pero me podría haber gustado el jardín. Cuando uno sale del colegio no sabe mucho; yo venía de haber estado dos años en España y tuve que hacer 4to. Medio como concentrado porque quería salir con mi promoción. Di la prueba y tuve el puntaje para entrar a diseño, aunque no tenía claro qué quería en especial”.

-¿Y cómo fue caer en la decoración de interiores?
“Bueno, por la Maggie, ella como que nos abrió la cabeza; no sé, a lo mejor me habría dedicado a diseñar muebles porque en la universidad tuve diferentes talleres, incluso textil. En la época en que empezamos, acá no existían decoradores como tales, eran los mueblistas y cuatro señoras que eran conocidas por su buen gusto. Partimos junto a Fernanda Eyzaguirre y al poco tiempo se sumó mi actual socia, María Jesús Ruiz-Tagle, pero después nos empezamos a casar”.

Así las cosas, entre que unas iban y venían por matrimonios y embarazos, Cecilia tuvo su primer receso para poder titularse. Después, con la crisis del ’82 se vieron obligadas a cerrar, pero al poco tiempo reabrió junto a María Jesús bajo el nombre “Diseño II”.

-¿Se han especializado en algún tipo de proyectos? Hacen casas y oficinas.
“Es bien divertido, porque se nos carga la mano, a veces. Por ejemplo, hemos hecho puros casas particulares; el año pasado y el anterior fueron casi puros pisos de oficina.
“No te podría decir si tenemos especialidad; una época hicimos muchos bancos, que si es una especialidad, porque se debe tener experiencia, conocer un montón de cosas”.

-Entonces, ¿con cuál te sientes más cómoda?
“Es entretenido cambiar, cuando se carga mucho la mano con algo, cambio. Ahora, a mí me entretienen mucho las oficinas porque uno puede hacer cosas más locas, puedes hacer cosas más jugadas, mucho más vanguardistas”.

-Sí, una casa muy vanguardista es poco vivible.
“Exactamente, además los proyectos se enfocan un poco en lo que quiere la dueña de casa y ella siempre desea que hayan pocas cosas y que todo se pueda limpiar fácil, cosas que no te permiten volarte. En cambio, en las oficinas sí, porque, por lo general, los ejecutivos a cargo están muy a la vanguardia ya que si no han vivido afuera, han viajado y visto muchas oficinas….y además en las oficinas no se vive por lo tanto se atreven más”.

-¿Cuánto tiene que pesar el rol del decorador en un proyecto? Sobre todo cuando se trata de una casa.
“Pesa, porque por algo te contratan. O sea, nosotros hemos cometidos errores como dejarnos llevar mucho por los dueños de casa y no insistir en nuestras ideas. Uno no debe hacer caso porque las cosas no quedan bien”.

-¿Qué pasa cuando se entra a una casa y se reconoce al tiro la mano de un decorador?
“Bueno, eso es sólo porque el dueño de casa no tiene alma. Nosotros dejamos las casas para que la gente las empiece a vivir; les damos un sentido en el colorido… los proyectos que mejor quedan son aquellos donde sus dueños tienen gusto”.

-¿Te marca el estilo tanto como para que cuando llega alguien a una parte comente esto lo hizo la Cecilia Rojas? ¿Eso es bueno o malo?
“Es bueno en un sentido…que te reconozcan, pero es malo en el otro, porque significa que te empiezas a repetir mucho. A nosotros nos carga que nos pase eso, no nos gusta. Hay gente que tiene su sello súper marcado, pero nosotros nos tratamos de desmarcar, buscando vanguardia. Ahora, hay cosas que te fascinan y que siempre usas como ciertas obras de arte, ciertos materiales, pero con la Jesús nos gusta innovar”.

-¿Qué cosas no abandonas?
“Me muero si una casa no tiene obras de arte, libros, adornos, las cosas que dan vida. Y también la iluminación es súper importante, le damos prioridad porque da calidez a los ambientes. En una casa mal iluminada, nada se luce y los ambientes no quedan agradables”.

-¿Cual es la tendencia hoy? Estuvimos muy minimalista y después art decó.
“El minimalismo se está yendo y está entrando uno distinto que se explica por la tendencia de la gente a comprar buenas cosas, en vez de muchas cosas. O sea, prefieren cosas de calidad a llenar de cosas más o menos. Y lo otro que está muy presente hoy en las casas es una sala de cine con equipos de televisión y sonido de calidad, lo que obliga a preocuparse de la acústica y la luz”.

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