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Una enfermera que se dedicó a los números

02 de Enero de 2008 | 11:25 |
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Lleva 22 años trabajando en la Asociación Chilena de Seguridad, aunque nunca pensó que iba a terminar cambiando su profesión, la enfermería, por la administración y el marketing.

“Este ha sido mi único lugar de empleo (dice con una sonrisa). Esta empresa es bien especial, debe ser de las pocas en Chile en que uno hace carrera, que creo que ha sido mi gran plus. He tenido oportunidades de crecer”, dice.

Cuando se aprestaba a rodearse de enfermos, gasas y jeringas en algún hospital o clínica de Santiago, Gina Ocqueteau vio cambiar sorpresivamente su rumbo, cuando por motivos de trabajo de su marido doctor, se trasladó a vivir a Arica.

Allá la ACHS estaba instalando una clínica y debido a que Gina quería trabajar sólo media jornada –porque estaba en sus planes de tener hijos y criarlos- postuló a un cargo en ella, cuestión que la introdujo en el mundo de la administración.

-¿No alcanzaste a ejercer la enfermería?
“Nada, nunca fui enfermera tratante, aunque cuando había grandes accidentados en Arica, yo me hacía cargo de trasladarlos, en avión, a Santiago. Todavía me acuerdo de un caso durísimo, de un aymará –del cual nunca me he olvidado de su nombre- que se enterró un esmeril en su cara trabajando en la CONAF. Acá, en el hospital, un equipo de cirujanos maxilofaciales le rehicieron su cara tras 21 horas de pabellón y yo estuve ahí, acompañándolo. Nunca olvidaré la fuerza con que la familia tomó el accidente a pesar de que quedó ciego”.

-Pero, tu proyecto y la razón por la que estudiaste enfermería era porque querías ejercerla.
“Claro, pero se fueron dando las cosas, yo postulé en el momento en que se iba la enfermera jefe y me dieron su puesto con sólo 21 años. Me gustaba la enfermería, pero me di cuenta, al poco andar, que administrar, gestionar, organizar cosas era innato, no me costaba”.

Empezó creando los programas de salud ocupacional para los trabajadores del valle de Azapa y después siguió organizando el área médica y administrativa de la clínica. Así comenzó a escalar, incluso reemplazando al gerente.

Paralelamente, tomó todos los cursos y diplomados de administración que se le cruzaron y que dictaba la Universidad Católica en la sede de la Universidad de Tarapacá. “Para entender los balances, hice ramos de ingeniería comercial; me fue posible porque era vespertino, ya que en Arica, por el calor, las actividades parten como a las 6 de la tarde y yo tenía a esa hora los niños acostado”.

Ya de regreso en Santiago, decidió hacer un diplomado en administración en salud en la Universidad de Chile a la vez que se hizo cargo de organizar los casi cien policlínicos que la ACHS tenía dentro de las empresas asociadas. Además, “levantó” a los pacientes secuelados que estaban dispersos en distintos recintos de la capital y los llevó a un sólo centro de salud de la Capredena.

Al poco tiempo ingresó al Hospital del Trabajador, donde llegó a ser directora de marketing, y resolvió hacer un MBA en la Universidad de Esade. Aunque buena parte del curso lo dictaron los profesores españoles en Santiago, ella debió trasladarse dos meses a la península; un mes en Madrid y otro en Barcelona, donde se le unió su hija mayor. Al término, toda la familia se fue a recorrer Europa.

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