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“Es una pena que acá no haya cine existencial, de reflexión”

El reconocido director de la archi premiada película “La Frontera” y “O’Higgins” al fin estrenó la esperada comedia “Chile puede”, primer film chileno de ciencia ficción y que tiene a Boris Quercia lanzado al espacio sideral.

11 de Marzo de 2008 | 09:11 |
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Flemático, sereno, reflexivo. Así se muestra Ricardo Larraín. Tanto su persona como su casa, ubicada en la comuna de Las Condes, y que luce rodeada de hortensias y conchas marinas, irradian tranquilidad y relajo. Poco a poco, el director también comienza a revelar un lado muy académico y otro espiritual que le brota por los poros. Además de su faceta de papá chocho.

Así, cómodamente sentado en su terraza, vestido con shorts, sandalias y camisa, comienza a explicar su nuevo proyecto fílmico: la recién estrenada “Chile puede”, primera comedia chilena de ciencia ficción. Su protagonista (también guionista) Boris Quercia encarna a un profesor que gracias a un concurso tiene la posibilidad de viajar en una nave made in Chile y así desafiar a las grandes potencias en la carrera espacial.

“Ésta es una película familiar entonces esperamos que un público amplio la aprecie, sobre todo en esta época, por lo que creemos que tendrá una buena llegada. Los adultos encontrarán temas de interés, ironía, también hay romance, el lado juvenil y está la parte fantasiosa que es más infantil”.

-¿Se han generado muchas expectativas por ser la primera cinta de ciencia ficción chilena?
“Puede ser, aunque creo que los efectos especiales son una pieza más del relato, esto es un cuento que los necesita para ser contada. Los efectos están al servicio de la historia, son un complemento, lo importante es la historia, que te llegue, te dé risa. El fuerte es lo familiar”.

-¿No se esperan la típica reacción del chileno chaquetero que todo lo critica?
“Por lo menos, hasta el momento, he escuchado que alaban los efectos, fueron muy trabajados por Chilefilms por eso se demoró tanto en salir. Sin ellos no lo hubiéramos logrado”.

-No se ha visto tanta publicidad, como en el caso de la ultra marketinada “El rey de los huevones”, por ejemplo.
“Es que hemos tratado con otra estrategia. Como que la sinopsis ha aparecido en salas de cine desde hace mucho tiempo y es una publicidad muy dirigida para público que va al cine”.

-¿Qué tal trabajar con Boris Quercia durante tanto tiempo? Mal que mal estuvieron casi 10 años embutidos en este proyecto.
“Muy bien, nos conocemos hace mucho y de alguna manera hemos colaborado en otras instancias, en la tele, en otras películas, hemos compartido oficina. Trabajar con otra persona es una experiencia que implica integrar cosas, dejar de ser isla, meterse en el mundo del otro”.

-Pareciera que después de tanto tiempo perdieron un poco la pretensión.
“Es que las cosas se hacen para cumplir objetivos concretos, cercanos y posibles no para pasar a la historia. La pretensión es que entretenga y sorprenda en lo posible. Tiene de todo, es simple, una historia descabellada, imaginativa, no es la pretensión que pase a la historia en ningún caso”.

-¿Es una película exportable?
“Como mercado nos viene bien venderla fuera de Chile y está dentro de los planes promoverla y venderla fuera. Hay una cosa universal, un país chico que se atreve a hacer algo que le queda grande y tiene que enfrentarse con una potencia”.

Hasta el ex ministro del Interior, José Miguel Insulza, representado por Luis Gnecco aparece en la cinta, proporcionándole un toque de humor diferente. “El gobierno de EE.UU. se enoja con el chileno y viene a hablar con un personero y resulta que el actor tiene un leve parecido con Insulza y tiene la humorada de recordar sus gestualidades, lo que le da un guiño a la historia. Pero insisto, acá lo que importa es la historia, no colgar chorezas extras”.

-¿Te acomoda la comedia?
“Me gusta, ya la he trabajado (serie “Ex”, de CHV) y todos los géneros cinematográficos tienen su encanto y la comedia me atrae tanto como director y espectador. La misma “Frontera” tenía sus guiños humorísticos. Me parece entretenido”.

-¿Cuáles son tus próximos proyectos?
“Tengo un par de proyectos, uno para el cine, un musical sobre la cueca y para la TV estoy haciendo una serie sobre la infancia de O´Higgins pero hecha desde una perspectiva más familiar, más fantástica, como podría ser Excalibur”.

Con respecto a la industria del cine chileno de hoy el director opina que “estamos en una etapa en que claramente se busca público de distintas maneras y de diversificación temática y formal, que tiene que ver con cine hecho por jóvenes más diversos, con temáticas distintas”.

-¿Hay más creatividad que antes?
“Hay más posibilidades, la tecnología lo hace más fácil, aunque todavía no resulta ser un negocio, por lo menos es una puerta para que más gente haga cine y hayan diversos tipos de películas”.

-Finalmente, el cine más político va en franca retirada.
“Sí y hace años. Antes había demasiado cine de denuncia, de conciencia socio-política, que tenía que ver con el país en que estábamos y el contexto. Quién haría “El rey de los huevones” en una época en que era tan difícil hacer cine, no valía la pena, a no ser que fuera algo que expresara las ideas de quien la estaba haciendo”.

-Has señalado que falta más cine para adultos.
“Es que hay demasiadas películas juveniles y no tengo nada contra eso, al contrario, los jóvenes directores de hoy tienen mucho talento y empuje pero, en general, seguramente por un tema de mercado, de que los jóvenes van más al cine que los adultos, se hacen más películas para jóvenes. Yo como espectador no siempre tengo películas para mí. A veces me entretienen las juveniles, pero no siempre”.

-Por ahí hay dónde meterse entonces.
“Es que nuestro mercado es muy pequeño y si bien existen esos nichos, no creo que sean del tamaño suficiente como para poder sustentar producciones específicas y es una pena porque se pierde un cine más existencial, más de reflexión, que a mí como espectador me interesa mucho y que lo veo en películas de otras partes”.

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