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“Creerse el cuento en esto es verdadera una estupidez”

17 de Enero de 2008 | 15:57 |
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Sus primeras víctimas fueron sus profesores y compañeros del colegio (Inmaculada Concepción). Era el payasito del curso indiscutido, el chico ritalín.

Algo le queda de eso. No lo gracioso, eso parece que le brota sólo en las imitaciones, sino que en lo inquieto. Es de estar en permanente movimiento, ya sea agitando sus manos o las piernas.

Eso sí, en primera instancia quiso convertirse en futbolista. Practicaba en el club Manquehue y fue a probar suerte a Universidad Católica pero no tuvo éxito.

Entonces quiso ser entrenador e ingresó a estudiar Educación Física en la Universidad Andrés Bello. Estaba a punto de egresar pero una sorpresiva hernia en la columna y su creciente desmotivación por la carrera lo llevaron a desistir.

En paralelo seguía imitando a quien se le pusiera por delante. Admiraba el trabajo del actor Jim Carey, de los chilenos Daniel Alcaíno (Yerko Puchento y Peter Veneno) y Daniel Muñoz (“El malo”). “Ellos han hecho un trabajo espectacular dentro de todos sus años en televisión. Imagínate, cuántos años de personajes exitosos. Es muy admirable renovarse, perdurar en el tiempo y seguir siendo fresco, hacen un trabajo bacán. Son maestros, gurús. Cada uno tiene distintos estilos, cada uno tiene lo suyo”.

Fue entonces que un amigo lo alentó para que fuera a probar al clásico programa de Leo Caprile “Cuánto vale el show”. Salió airoso. Se llevó plata y felicitaciones para la casa. No se quedó tranquilo hasta que vio un anuncio en el diario en el que llamaban a casting a imitadores en TVN. Así aterrizó hace 6 años en “Noche de juegos” y no paró más.

“Lo importante es haber dejado todo de lado para meterme a full en esto. Fue lo mejor que me pudo haber pasado en la vida. En mi casa, sobre todo mi mamá, siempre me apoyaron. Lo de la hernia fue una excusa para salirme de eso... El destino. Tomé el riesgo de probar algo nuevo y atreverme a hacer algo distinto y no me arrepiento para nada”, dice.

-¿Qué te impulsó para dejarlo todo finalmente? ¿Sentiste que tenías un talento que no estabas aprovechando?
“Sólo me atreví. Quizás hay muchos que también tienen talento para imitar. Uno se atreve y de ahí va trabajando para profesionalizarse. A veces el sistema te exige cosas que de repente uno no está preparado porque la sociedad las pide. A veces uno teme a los desafíos y a lo nuevo. Como uno se mete tan joven a la universidad, no tiene idea de lo que quiere”.

Luego se paseó por otros programas como “De pé a pá”, “Amenaza real”, “Ciudad gótica”, hasta que, finalmente, recayó en “REC”, sin duda el programa que supo sacarle el mayor provecho.

Entre imitación e imitación Kramer ha tenido algunos roces con sus emulados, como con el ya fallecido Julio Martínez, Julio Cesar Rodríguez y Jordi Castell.

-¿Cómo lo haces para no enemistarte con tu larga lista de imitados, para que no se lo tomen tan personal? Algunos sí se han molestado.
“Es que esas son polémicas inventadas por la prensa. Nunca he tenido un drama mayor porque lo hago con mucho respeto y sin ridiculizar a nadie. También depende de las etapas de mi humor. Ahora me responsabilizo más y soy más partícipe de los guiones, ahora somos un equipo más grande y estamos todos dándole y yo soy el que decide lo que va y lo que no y tiene que ver con lo que quiera expresar en ese momento. Lo que pasó con Jordi en esta etapa fue reflejar lo que es, la realidad y a veces eso molesta porque cuando uno se ve reflejado no se quiere dar cuenta, pero es así no más, eso es lo que ocurre”.

-Incluso te trató de homofóbico.
“He imitado a otros homosexuales y ninguno tiene esa tecla de humor y si el tiene esa tecla es porque es así. Cuando estoy creando todo me viene por ese camino, porque es como encontrarle el leit motiv al personajes y uno va para allá, ¿cachai? Lo demás sería frenarlo, las cosas que habla, son cosas que repito. Eso siento; cuando uno refleja las cosas molesta más que cuando la persona real lo hace. Me hago responsable”.

Se ha convertido en todo un profesional del arte de imitar. Dentro de su equipo hay una maquilladora, un peluquero, vestuaristas, directores de TV, musica y de fotografía, productores, guionistas y otros imitadores que lo asesoran como Rodrigo Jijón y Papo Dintrans.

Su modus operandis consiste en imbuirse en la parte sicológica del personaje en cuestión. “Esa es más mi pega. Conozco la sicología, lo observo y cacho más o menos cómo podría hablar o decir las tallas que tengan que ver con su onda. Empiezo a improvisar y sé para dónde tengo que ir”.

Extiende la explicación: “En un principio era más periférica la imitación y no me metía al hueso, quizás agarraba una que otra frase melódica y el cómo poner algunas caras pero después actores me ayudaron con el proceso interno”.

-¿No crees que estudiar teatro te hubiera ayudado?
“Estudié sólo un semestre pero fui aprendiendo en el camino y sobre todo actuando en vivo, no te digo que las cacho todas porque aún me quedan muchos años por aprender. Ahí uno se da cuenta y entiende los ritmos, las formas de interpretar ciertos matices que te ayudan a que sean más cómicos, hacerlos más creíble. Creo que no aproveché mi paso por la escuela, por tiempo, por flojo, me encantaría estudiar de nuevo y toda la vida. Todos los días se aprende algo nuevo, un libro que te aporta en algo, nunca se debería dejar de estudiar”.

-¿Un imitador es más un humorista o un actor?
“El imitador es un comediante porque es la interpretación de un personaje, de una personalidad, es una imitación que no es periférica sino que trasmite. Me gusta la imitación, finalmente la actuación es una imitación. En la actuación uno es un representante de alguien que observaste, entonces sí es una imitación. Está mal puesta la palabra dentro de lo que me gustaría lograr. En un libro dice que imitar es repetir, otros dirán que es como un loro, pero es una percepción más fría y esa no es la idea, es tratar de observar al personaje, de entenderlo, saber cuáles son las cosas que le pasan. Creo que siempre me veo haciéndolo, interpretando”.

-¿Y hacer el ahora tan de moda Stand up?
“Ahora está todo adornado de nuevas palabras, se llama así porque es hacer humor de pie, entonces yo estoy ahí a cara descubierta, haciendo imitaciones, entonces se podría llamar de esa manera, pero no me gusta poner títulos. Me gusta hacer humor y pasarlo bien arriba del escenario, sea como sea que se llame”.

-¿Existe la discriminación dentro del gremio, por hacer un humor distinto o en tu caso, venir del “barrio alto”?
“Hay distintos estilos de humor. Tengo la mejor de las ondas con todos los humoristas y he tenido la oportunidad de trabajar con varios y tengo una muy buena relación, eso es todo. Jamás he sentido nada malo por parte de nadie”.

-¿Se te han subido los humos a la cabeza con la fama, aunque sea un poco?
“No, he tenido una vida muy tranquila, soy casado desde hace tres años y ha sido todo maravilloso. Antes de casarme hacía lo mismo y luego siguió otra etapa y tal como ha seguido la evolución han venido mejores momentos como los de ahora. Siempre he tenido mi cable a tierra, una vida súper normal, creo que creerse el cuento en esto es una verdadera estupidez porque da muchas vueltas y rápido. Mañana puedo ser lo peor. No existe y menos en el humor, es ridículo”.

Y continúa, vehemente: “Creo que hay que trabajar con humildad, mucho rigor y hacerlo mucho por amor, también. En lo económico siempre he esperado que llegue solo y sólo trato de hacerlo lo mejor posible. Estoy muy consciente de que esto, como todo en la vida, en un momento puede bajar, porque la vida es así y es imposible que no sea así. Entonces tengo que estar preparado y pensar bien las cosas, organizarme, pensar en el futuro a largo plazo. Pero siempre he tenido mi cable a tierra, con mi señora, mis hijos, siempre aterrizado”.

-¿Cómo te trata la gente en la calle, te reconocen?
“Ahora me reconocen y me entregan cariño, me dan apoyo por lo de Viña y yo, feliz”.

-¿Proyecciones?
“Ya llevo seis años en esto y para delante sueño con actuar en un café concert, en un teatro y poder estar todos los fines de semana en cartelera y reinventarme cada año. Sería lo ideal, me encantaría y en paralelo, hacer tele o una película o serial. Se pueden hacer tantas cosas y tengo ganas de hacerlas todas” (se ríe).

-Teniendo tantos personajes distintos es más fácil reinventarse, ¿no?
“Sí, ayuda a reinventarse pero también se pueden hacer otras cosas, incursionar en otras formas de humor. Dentro de la comedia, interpretar personajes, situaciones de la vida, poder estar siempre haciendo humor, observar la realidad…”.
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