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Entre la exigencia y la negación

Muchas son las profesionales que sufren problemas físicos -como fuertes dolores de espalda-, o mentales, como ansiedad y depresión. Éstos aparecen porque en sus trabajos viven inmersas en una fuerte competencia o en complicadas condiciones laborales. De ahí que los especialistas busquen sensibilizarlas, porque la gran mayoría de ellas no les presta la atención suficiente, y eso les acarrea consecuencias: "Muchas comienzan a automedicarse para el dolor. Y a la larga pueden terminar perdiendo el empleo por esto mismo".

29 de Enero de 2008 | 11:03 |
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Dolores constantes en el cuello y en la zona alta de la espalda que no se terminan. Jaquecas repetitivas y dolores estomacales sin origen conocido. Mal dormir, angustia y ansiedad. Según los especialistas, éste es el panorama que se repite en la mayoría de las mujeres profesionales que acuden a la consulta médica, y que tiene como antecedente una causa común: la alta tensión y el nivel de exigencia al que están expuestas quienes están insertas en el mundo laboral.

No por nada la encuesta sobre Mujer y Estrés, realizada por Adimark y Clínica Las Condes, reveló en mayo pasado que el 68,3% de las mujeres que trabaja a tiempo completo se siente colapsada. Un estrés que tiene mucho que ver con sus roles de madres, de esposas y algunas también de jefas de hogar, pero que también se relaciona fuertemente con el ambiente de trabajo en sí, y con las condiciones laborales hostiles que todavía se presentan para muchas mujeres.

'A las profesionales no les afectan tanto las condiciones físicas o de producción dentro de su trabajo, sino más que nada los factores ambientales y sico-socio-culturales de la empresa' afirma, tajante, la doctora Gabriela Moreno, especialista en salud pública y ocupacional de la Asociación Chilena de Seguridad. Y ejemplifica: 'Si en una empresa es bien mirado que las personas se queden a trabajar sobretiempo, y en vez de trabajar ocho horas se quedan doce, ten la seguridad de que en esa organización vas a encontrar más enfermos que en una donde se trabaje menos y se pueda conciliar el trabajo con la vida familiar'.

En ese escenario, son las mujeres las que acusan los primeros problemas. 'Para ellas es difícil conciliar los horarios de trabajo con sus roles propios como mujer. La mayoría de ellas siguen siendo responsables del cuidado de la casa y de la familia, y en las tres áreas deben responder adecuadamente a las exigencias y demandas, y sienten que tienen que cumplir a la perfección con todo. Esto les genera tensión y trastornos, ya que se sienten agobiadas por la gran cantidad de esfuerzo que se autoimponen', agrega.

El problema es que no sólo se enferman, sino que además se niegan a reconocer el problema, para no complicarse ni en el trabajo ni en la casa. La doctora Loreto Díaz, fisiatra de la Clínica Alemana y del Hospital del Salvador, advierte que en el último tiempo ha aumentado en su consulta la cantidad de mujeres que se niegan a asumir sus enfermedades y menos a tomarse licencias médicas. 'No quieren darse ese permiso, porque consideran que es algo mal visto, sienten que pueden perder su empleo y que no pueden dejar de trabajar'.

Esto, explica la especialista, complica aún más sus problemas: 'Las consecuencias son obvias: se agudizan sus patologías y se generan más trastornos familiares, porque se sienten incomprendidas. Muchas comienzan a automedicarse para el dolor, a tomar antidepresivos, ansiolíticos. Y a la larga pueden terminar perdiendo el empleo por esto mismo', asegura.

Comparte esta opinión el doctor Enrique Jadresic, siquiatra de Clínica Las Condes y profesor asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. "Con esta actitud sufre la mujer y todo el grupo familiar. Se resienten las relaciones interpersonales, el funcionamiento individual y familiar, se tolera menos la adversidad. Las enfermedades se cronifican y aparecen otras".

Cómo y cuánto les afectan las enfermedades

Según los especialistas, los problemas físicos que identifican con mayor frecuencia en las mujeres son los músculo-esqueléticos, que abarcan el 60% de las consultas femeninas relacionadas con dolencias causadas por el trabajo.

Son mujeres que en su mayoría llegan tensas, contracturadas, 'y mientras más responsabilidades tienen, más síntomas presentan', asegura la doctora Loreto Díaz. 'Gran parte de estas molestias están asociadas a trabajos que las obligan a estar mucho tiempo detrás de su escritorio, o a una mala posición de los antebrazos o de la zona de la espalda. Esto se ve mucho en la mayoría de las profesionales que trabajan en oficinas frente a un computador, que deben pasar largas horas sentadas, muchas veces sin apoyar los brazos, y con el cuello en mala posición', dice la profesional, quien describe que las consultas son principalmente por cervicobraquialgias -dolor de cuello irradiado a los brazos- y lumbago.
Dolor de cuello y ansiedad, lo más común
Según los especialistas entrevistados, dentro de las enfermedades físicas, de lo que más sufren las mujeres es de problemas músculo-esqueléticos. En este grupo destacan la cervicobraquialgias (Se refiere a dolor de cuello irradiado a los brazos); lumbago (dolor en la zona baja de la espalda); epicondilitis (dolor de los codos); tendinitis en las muñecas y en los extensores de los dedos, y síndrome del túnel carpiano. Dentro de los males que afectan la salud mental, los más presentes son la depresión recurrente, los trastornos ansiosos y sicosomáticos.

¿Qué consecuencias traen estas enfermedades?

Según la doctora Loreto Díaz, no tratarlas a tiempo significa no sólo vivir con la molestia del dolor constante, 'sino también un deterioro del bienestar personal y familiar. De ahí la importancia de que las mujeres tomen conciencia de su cuerpo, y de dónde ellas concentran la tensión cuando se ven sometidas a situaciones de estrés'.

Los males relacionados con la salud mental forman un escenario aparte. Aunque los especialistas calculan que sólo un 30% de las enfermedades mentales son originadas exclusivamente por el trabajo, situaciones como la sobrecarga en el trabajo y las condiciones del ambiente laboral y del puesto que se debe desempeñar influyen en la aparición de situaciones como estrés, depresión y ansiedad.

El doctor Enrique Jadresic aclara que el estrés no siempre es sinónimo de enfermedad, y que el impacto que tiene en la mujer depende de múltiples variables: 'Hay que tomar en cuenta aspectos cuantitativos -no es lo mismo estar a cargo de un niño de seis años que de otro de dos-, el aspecto cualitativo -no es lo mismo criar a un niño sano que a uno con problemas de salud-, de la responsabilidad que se tenga y de la duración del estrés. Pero lo que sí es objetivo es que las mujeres tienen sistemas biológicos de respuesta al estrés más sensibles que los hombres. Eso también las hace más sensibles a la depresión y ansiedad. Pero eso no desconoce la importancia de los factores socioculturales. Por ejemplo, China es uno de los pocos países donde las mujeres se suicidan más que los hombres, y la razón no es biológica, sino que se relaciona a la situación de menoscabo y discriminación social y cultural que sufre el sexo femenino en ese país', ejemplifica.

Para la siquiatra María Cristina Rojas, especialista en trastornos del ánimo del Instituto Neuropsiquiátrico de Chile (INC), hoy las mujeres están evidentemente más sometidas a estrés que los hombres, debido a la multiplicidad de roles. 'Muchas veces en ellas puede tener más consecuencias físicas si se convierte en un estado sostenido, y las mujeres tienden a somatizar. Entonces, aparece expresado en dolores de cabeza, lumbagos, dolores musculares y desórdenes en la regla. Se ve con más frecuencia entre las profesionales con mucha competencia y responsabilidad laboral, y casi siempre se ve acompañado de ansiedad o depresión'.

El doctor Enrique Jadresic no tiene evidencia de que las mujeres somaticen más que los hombres. Sin embargo, sí se da en aquellas mujeres 'que carecen de la capacidad para verbalizar, expresar y exteriorizar sus estados emocionales y de ánimo. Como no pueden expresar, se enferman'.

¿Cómo prevenir?

A pesar de estos factores que alteran la salud de la mujer, el doctor Enrique Jadresic piensa que la calidad de vida se fortalece al salir fuera del hogar. 'Pese a las enormes exigencias a las que está sometida, sobre todo en términos de compatibilizar lo laboral con las demandas de la maternidad, su salud mental es mejor que la que sólo lo hace en el ámbito doméstico. El trabajo para ellas significa reconocimiento, sentido de pertenencia y distracción, además de mejorar su autoestima y darles una sensación de independencia', grafica.

El principal consejo que entrega para superar la tensión por el trabajo es que las mujeres tomen en cuenta su condición y no se exijan más allá de sus capacidades: 'Yo les diría: cuídense, dejen la omnipotencia, cedan espacios'. También, a su juicio, deben aprender a pedir ayuda y a explicitar mejor lo que quieren, 'porque a menudo verbalizan en forma muy vaga y en tono de queja cuando lo que quieren es hacer una solicitud. En eso, el modelo masculino es bueno, porque es más directo', expone.

Tampoco es recomendable descuidar las señales físicas o sicológicas que denoten que el trabajo está pasando la cuenta. La doctora María Cristina Rojas afirma que las mujeres todavía se postergan más que los hombres. 'Sólo consultan cuando el problema se hace más grave o se vuelve crónico. Los hombres, en cambio, no toleran las molestias por mucho tiempo; si les duele la cabeza más de tres días, ya comienzan a pensar en ir al médico', dice.

En ese sentido, todos los especialistas coinciden en que realizar una actividad extra laboral es fundamental para la salud física, tanto como las redes de apoyo lo son para preservar el equilibrio emocional. 'Hay que mirar la vida como una casa construida sobre varios pilares, y uno de ellos es el trabajo. Si se cae este pilar, los otros deben quedar de pie. El trabajo no puede ser el único rol que sustente a una persona. Eso sí que es dañino', dice la doctora Gabriela Moreno.




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