No puede negar que es una trabajólica. Y menos si confiesa que su hija, hoy de 2 años, nació porque mirando bajo una máquina de tejer como salía un diseño, se le rompió la bolsa y tuvo que partir de urgencia a la clínica para que le hicieran una cesárea.
“Bueno, no tuve ni pre ni post natal, de hecho, dos días después de tener a la Josefina estaba en la fábrica”, cuenta.
Gabriela Etchepare, con 33 años, se emociona aún cuando recuerda los difíciles tiempos que vivió hace 11 años cuando su madre luchaba contra el cáncer y después, tuvo que hacerse cargo de Charlin.
-¿Crees que te has saltado etapas en tu vida?
“Varios amigos me dicen ahora te has sacado la cresta y mira lo que has conseguido, pero reconozco que me he saltado cosas (la voz se le quiebra)”.
-¿Tuviste pololos o estabas sólo focalizada en la empresa?
(Se ríe) “Nooooo, los que me conocen saben que mi vida es la fábrica, pero siempre estaban los amigos”.
-¿Hoy estás casada, pero ¿te costó recuperar tu vida personal?
“Sí, me ha costado. Comparada con todas las mujeres, soy totalmente distinta (sigue emocionada)”.
-¿Te arrepientes? ¿Sientes que estás en deuda contigo?
“Tal vez con mi hija, porque no la he podido disfrutar, no lo pude hacer con el embarazo, tampoco disfruté el post natal y tampoco le he podido dedicar más tiempo a mi esposo y a mi hermano (de 37 años).
“Tengo un poco de culpa, pero también es gratificante lo conseguido. El año pasado gané uno de los premios de jóvenes emprendedoras y el “100 Mujeres Líderes”. Dentro de estos 10 años, han sido lo más gratificante dentro de todo el sacrificio que he hecho. Que bueno que la sociedad me valora, porque estar en esto es luchar contra la marea”.
-¿Te costó mucho encontrar un compañero?
(Lanza una carcajada) “Sí, soy súper trabajólica. Siempre ando mirando; estamos en vacaciones –cosa que hace 2 años que no me tomo- y ando sacando ideas, fotografiando...”
-Te tiene que entender, sino no se habría casado.
“Sí, pero de repente, se chorea igual. Él ha sido un apoyo fundamental, incluso ahora, para reestructurar la empresa porque es ingeniero”.
-¿En algún momento paras la máquina?
“No (y lo dice muy convencida). Siempre estoy conectada las 24 horas, me avisan todo, cuando pasa algo, cómo van las cosas; cuando viajo, igual. Y debe ser porque sé todo el manejo de ella, hasta cómo funcionan las máquinas. Gasto mucha plata en celular porque siempre estoy conectada”.
-¿Crees que en algún momento te vas a poder liberar?
“Yo espero que sí, como en 10 años más”.
-¡Tanto!
“Pero soy joven, todavía tengo cuerda”.
Confiesa que tiene en sus planes tener otro hijo, pero a reglón seguido señala que necesita para ellos dos cosas: disponer de más tiempo y estar más preparada psicológicamente, de modo de “asumir esta vez el cuento, gozar el embarazo, darle el tiempo que requiere la guagua”.
“No soy una mujer común y corriente, que va a la peluquería, que se da tiempo para vitrinear, eso no está dentro de mi agenda. Siempre corro, ando preguntando qué pasó con esto o con lo otro”, señala.
-¡¿Pero tu hija necesita ir al pediatra alguna vez?!
“Sí, pero la pediatra es una amiga que me conoce, entonces me recibe a las 10 de la noche en su casa. Ella me entiende... coordino bien esas cosas, porque agradezco tener flexibilidad y poder manejar mi tiempo”.
-¿Esos roles no los abandonas?
“No, pero, por ejemplo, hace poco la tuvimos que operar de los ojos y mientras estaba con ella también estaba pegada al celular porque me llamaban de la empresa”.
-¿Qué has tenido que postergar?
“Todo eso. A mi marido, mi hija, a mi hermano... con él estoy más tranquila, porque antes estaba muy enclaustrado en la casa y la Municipalidad de Las Condes fue la única que me abrió las puertas y ahora está en un colegio especial y tiene sus actividades.
“Lo que yo no he disfrutado en la vida, él lo ha disfrutado y la verdad es que, al final en la vida (se encoje de hombros) digo que lo disfrute”.
-¿Te preocupa que quede solo, que te pase algo?
“Yo tengo cuerda para rato, así que nunca me he planteado que quede solo”.
-¿Qué crees que piensa de ti Ana María Charlin?
(Se sorprende y emociona, se le llenan los ojos de lágrima) “Ahhhh.... no sé, lo único que espero es que esté orgullosa de mi vida, de todo lo que he hecho, porque la verdad es que, uufffff, me he sacrificado harto. Es fuerte”.
