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“Frank Sinatra no seré nunca”

El ex guitarrista de La Ley, la banda chilena de más resonancia internacional, recuerda su pasado de rockstar y le hace el quite a su nuevo título de solista. Además, aprovecha de criticar al Chile con que se encontró luego de más de diez años fuera.

25 de Marzo de 2008 | 08:53 |
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Llega media hora tarde a la entrevista, acelerado (luego de más de una hora de conversación continúa igualmente acelerado, cual niño), arriba de una bicicleta de paseo antigua y excusándose por la demora, porque tuvo que acompañar a su “pendejo” (hijo mayor de 20 años) al doctor. Y es que en el léxico de Pedro Frugone abundan este tipo de expresiones, como también otras con cierto dejo mexicano y gringo, ya que los últimos 10 años de su vida los pasó en Norteamérica, con La ley.

Luce casi irreconocible. Desgarbado, con un pañuelo en la cabeza, grandes anteojos y ropa ancha y hippona. Parece más un artesano de la feria que un rockstar. Por lo mismo insiste en que la sesión de fotos se lleve a cabo otro día, con más producción, como le corresponde al chico guapo y cool que es. Y porque entre risas, reconoce que anda “desastrado”.

Así se muestra el ex guitarrista del grupo más internacionalizado de Chile, sencillo y espontáneo. Además de volátil y disperso, que se desvía y desconcentra con facilidad, como buen músico.

Por estos días está imbuido en su carrera como solista, luego de que en 2005 La ley decidiera tomar un receso indefinido. Entonces formó su propia banda, compuesta sólo por mujeres (Carolina Arévalo en batería, Ximena Cubillo, bajo y Bernardita Traub en guitarra y segunda voz) y en la que él es ni más ni menos que el vocalista.

“Sacar este proyecto ha sido una de las mejores sorpresas de volver a Chile. Compuse el primer disco (“Yo objeto”) en muy poco tiempo y la gente del sello La oreja, que lo editó, creyeron en mí. Me ha ido súper bien dentro de todo, porque la escena musical está muy complicada. Hum, lo he disfrutado mucho, estoy tranquilo, toco en lugares chiquitos, dos o tres veces al mes. No tengo expectativas de nada, estoy en un periodo de hacer música por hacerla no más”, explica.

- ¿Qué significa que te esté yendo “súper bien dentro de todo”?
“Que tengo un par de fechas de tocatas más y posibles giras. Hay que tomar en cuenta que sólo tengo un disco, porque una cosa es lo que hice antes con La ley y ahora que estoy empezando de nuevo. Quiero hacer otro disco, voy a sacar un segundo sencillo, pretendo viajar porque tengo seguidores en Argentina, en Centroamérica, México y Estados Unidos, entonces quiero hacer una mini girita antes de ponerme a grabar de nuevo”.

- Ya que estás instalado acá, ¿no te dan ganas de probar otras cosas, diversificarte?
“He estado haciendo clases de guitarra y música para gente de escasos recursos y eso me tiene muy entusiasmado, más que todo. Estoy viendo cómo puedo llevar eso a escala latinoamericana, es un proyecto que estoy analizando. Llevarles el arte y que eso sea una herramienta más para que puedan salir de la pobreza. Hace unos cuatro meses que nació esta idea aunque de alguna manera siempre he estado involucrado en este ámbito pero no me gusta esa visión pantallista, de andar diciendo lo que hago. Sólo hago lo que siento que debo hacer”.

- ¿Cómo se siente estar de vuelta en Chile, musicalmente hablando?
“Estoy alucinado, aunque en este momento el país no pasa por un buen momento, ni político ni social y eso repercute en la escena artística, sobre todo la musical. Se ha luchado mucho para crear una ley por porcentajes radiales para los cantantes. Me da mucha pena decirlo pero yo era de esos que iba a tirar piedras por cambios en la dictadura pero me he dado cuenta que ahora la empresa privada es intocable. Desde la llegada a la democracia que pasa esto; fui a hablar con Lagos del tema de los impuestos en las emisoras, que sólo les llega un 6% a los artistas. Por qué si en Argentina o en Brasil tienen leyes proteccionistas y sus artistas se van para arriba altiro, acá no pasa”.

- Sumado al tema de la piratería…
“Eso ya es imparable, se fue de las manos y es un fenómeno que tiene que ver con la gente misma y hay que metérselo a las generaciones más chicas, que es una forma de robar y que se pasa por el culo el trabajo de mucha gente. Pero eso ya es muy a largo plazo, entonces qué se puede hacer por mientras para que la música surja: protegerla dentro de los parámetros que puede controlar un gobierno”.

Y sigue despotricando: “Este es un país bien especial. Chile tiene muchas cosas alucinantes, pero tiene otras, que en estos 17 años de Concertación, se han ido acentuando, como el proteccionismo al chancho de las leyes de los empresarios y sus derechos, pero no así de la gente, ni menos de los músicos. Acá, a la gente la tratan cada vez más como si fueran idiotas, como con el tema de la ley de las AFP. Casi les dicen no sea idiota, guarde su plata porque cuando sea viejo la va a botar toda. Entonces pagan justos por pecadores. Pero ya me fui para otro lado, criticando”. (se ríe)

- Hablando de críticas, tu debut como solista no fue muy elogiado. ¿Eso te desmotivó?
“No. Igual duele un poco que te hagan cagar pero la verdad es que hay que tomar en cuenta dos cosas: como artista no puedes estar tan pendiente de la opinión de los críticos, lo que tiene que importarte es lo que diga la gente y que el público te respete. Yo quiero pensar que la música es atemporal, lo que hoy puede sonar raro, después lo pueden considerar genial y eso ha pasado muchas veces, entonces uno no puede vivir pensando en lo que van a decir de uno como persona o como músico, sino te pegas un balazo. En Chile hay una tendencia de la crítica especializada -que de especializada no tiene mucho-, que si no hacen cagar a la gente no son buenos críticos. Y realmente son personas que no tienen gran mundo, con cueva han ido dos veces a Nueva York y creen que saben mucho. Son capaces de meter en el mismo saco a Los Bunkers, unos cabros que vienen de Concepción, que han tenido que trabajar toda la vida en otras cosas para poder ser músicos, con Radiohead, que vienen de Inglaterra, un país que produce desde hace más de 60 años, que tiene un nivel de competitividad al chancho. Entonces es ridículo medir con la misma varilla, es para considerarlo”.

-¿Sentiste que te midieron con una varilla demasiado alta?
“Es que era la primera tocata que he hecho en la vida, nunca dije que sería un lanzamiento, porque no tenía ni un disco, se pusieron de acuerdo y dijeron vamos a cagar a este huevón. Entonces escribieron que yo era desafinado y ¡era primera vez que cantaba en la vida!”

-Porque no es cosa de ponerse a cantar de un día para otro.
“Sigo y seguiré con clases de canto para mejorar. Pero a veces uno tiene necesidades en la vida y no puede esperar a jugarse siempre la carta más segura, uno tiene que tirarse no más y hacer las cosas. Uno no puede pasarse la vida estudiando, también tiene que practicar. Yo sé que ahora no soy un buen cantante pero estoy seguro que en 10 años más seré uno la raja. Mientras tanto, me da lo mismo, sobre todo en la música popular de hoy en día en que no es tan necesario cantar bien, es más una cosa de onda. Frank Sinatra no seré nunca, pero hay que hacer el intento para encontrar tu propia onda. Hay gente que le encanto y otra que dice que canto como el culo y da lo mismo, no le puedo gustar a todo el mundo”.

-¿Se siente el estigma de La Ley?
“Muchísimo, hay gente que te hace cagar sólo por el hecho de ser de La Ley y es súper prejuiciosa. Pero finalmente uno se da cuenta que todo eso es irrelevante, sólo quiero pensar que lo que provoque sea atemporal”.

-¿Por qué decidiste que tu nueva banda esté compuesta sólo por mujeres?
“Es una experiencia tremenda trabajar rodeado de puras mujeres. Es tan diferente que siempre quería hacerlo. Es todo un proceso de entender más su psiquis y lo que pueden aportar ellas como creación. Creo que los grupos tienen vibras, que la hacen quienes los componen. Y cuando cambian los integrantes, si es un grupo de verdad, la esencia de la banda cambia también. Salvo que sean esas inventadas, como Kudai, Six Pack, y lo digo con todo el respeto del mundo, pero ellos ni siquiera han creado el grupo, sino que llega una persona y les dice ya niñitos, júntense y está bien igual, es sólo entretención y tienen derecho a existir. Tampoco voy a decir que son una mierda, porque a un pendejito de 12 años les puede gustar, si al final, estamos hablando de sentimientos. Hay quienes dicen que eso no es válido y te dan una disertación de principios casi ideológicos de lo que debería ser arte y están muy equivocados. No estoy de acuerdo con teorizar sobre el arte, es subjetivo”.

-Ok, pero volviendo al tema de las mujeres…
“Ah, bueno, la inspiración tiene que ver con una energía que te rodea y en ese sentido, trabajar con mujeres es una fuente energética totalmente diferente a trabajar con hombres. Las mujeres son mucho más intensas que los hombres, nosotros somos mucho más brutos y básicos, es una realidad. Para mí ha sido bien fuerte trabajar con minas, por lo que provocan al ser más intensas, aunque trato que la relación sea lo más… como te lo puedo decir, tengo ganas de decir algo profundo… Sí, que me importa más lo que me digan ellas como personas que lo que me pueda decir un huevón. No sé, puede ser porque son mujeres como mi mamá, que sé yo. No es que vea a todas las mujeres como mamás, pero es verdad que los hombres siempre buscamos que nos aprueben. Siento que me han aportado mucho y espero haberles entregado algo”.

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