“No quiero nada con Internet”, dijo Mireya a la prensa. Estaba desesperada, porque hace cuatro años que no ve a su esposo, un mexicano que vivía en Estados Unidos y que conoció por internet. Tras seis meses de mensajes, se juntaron en Santiago y se casaron cinco días después de verse cara a cara por primera vez. Cuarenta y ocho horas más tarde, él regresó a su país para arreglar unos asuntos y nunca más volvió.
Experiencias como ésta hacen temblar a cualquiera que esté evaluando la posibilidad de aventurarse en alguno de los cientos de portales de chat y de mensajería que ofrecen la oportunidad de conocer amigos y pareja a través de la red. Historias como la de Delfina Sandoval, quien viajó desde California para encontrarse con su novio chileno, que al final resultó ser una joven chilota, tampoco motivan a lanzarse a la aventura del ciberamor.
Y que decir del trágico caso de la estudiante de veterinaria Ana María Salinas, que el 2004 se casó con un canadiense que conoció en una página web y dos meses después fue asesinada por él en Montreal.
Pese a estas historias, existen muchas personas que aún tienen esperanza en este sistema, como los más de 5 millones de usuarios de la página
be2, donde se asegura que el objetivo del portal es “ayudar a las personas a encontrar a la pareja de su vida”. No suena mal para un alma solitaria. Basta inscribirse con algún apodo interesante, llenar el cuestionario de personalidad y 48 horas después se tendrá al menos nueve mensajes de posibles parejas en el buzón del correo electrónico. La inexperiencia en esta nueva modalidad de conquista puede inhibir a algunos entusiastas, pero no hay que asustarse. Con un poco de precaución, el amor puede surgir tan rápido como un click.
Etapa uno: buscando la pareja
Marian (38) es parapléjica desde hace quince años. Cuando su pololo la vio en silla de ruedas no quiso seguir con la relación. Ahí se dio cuenta de que “la gente tiene muchos prejuicios con las personas minusválidas”, como dice ella. Qué mejor que probar suerte en internet, un lugar donde sólo se necesitan unos dedos rápidos para darse a conocer.
Tatiana Guillón, psicóloga de la Universidad Andrés Bello, asegura que no existe un prototipo de personas que opte por buscar relaciones en la red. “No sería correcto decir que porque alguien hace eso, tiene problemas de personalidad o es raro”, comenta. Aunque admite que internet es el lugar idóneo para esconder defectos físicos u otra limitación, como disfunciones sexuales, en el caso que se experimente con tener sexo a través del chat (masturbación frente a la cámara web).
Marian no tardó mucho en conocer a Pedro. Se había inscrito en
Zona G, donde pudo conocer a alguien que “le dio lo mismo la silla de ruedas”, como dice ella. Todo fue muy simple. Con las preguntas “¿qué haces? y ¿cómo eres?” el contacto ya estaba hecho.
| Conocer el amor en 180 segundos |
”Speed Dating” es una tendencia, conocida como “citas rápidas”, que ya ha seducido a los solteros de Dinamarca, Alemania y Estados Unidos. El próximo miércoles 30 de enero, el sitio Datingchile.cl realizará por primera vez este evento en el país. Consiste en que doce solteras y doce solteros tendrán 180 segundos para conocerse. Pasado el tiempo, deberán decidir si quieren seguir conversando con la misma persona o cambiarla por otra.
Podrán participar todas los miembros de la comunidad Datingchile.cl y en el caso de no estar inscritos, pueden hacerlo a través de la página web.
“Speed Dating” se realizará a las 20.30 hrs. en el Restaurant Flannery’s Isish Geo Pub, ubicado en Encomenderos 83, Las Condes.
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Etapa dos: la conquista
“Si hubiera tenido mala ortografía no lo habría pescado”, dice Lorena. Ella conoció a Giorgio, a través del chat de
Fm2. Después de la primera conversación, se agregaron a Messenger. A ella le gustó cómo él se expresaba y que le hablara de su familia y de sus proyectos. Era serio, tranquilo y apenas le gustaba salir de noche. Justo lo que Lorena buscaba en un hombre. Pese a que él era de Coquimbo y ella de Santiago, nunca pensó que la distancia sería un obstáculo para comenzar la relación.
Aunque todo parece bien, Tatiana Guillón dice que a través de internet, las personas se pierden de muchas sensaciones agradables a la hora de coquetear con la futura pareja. La mirada, los gestos, la entonación de la voz quedan inutilizados, cuando podrían ser aprovechados como herramientas de la conquista. “Además, como uno no puede ver los defectos del otro, es fácil idealizarlo o, por el contrario, que pintemos una imagen bastante desvirtuada de nosotros mismos”, comenta.
Etapa tres: el encuentro
Lorena y Giorgio nunca se mandaron una foto. La primera vez que se vieron las caras, fue en persona. Habían pasado dos semanas de diarias y largas conversaciones, hasta que ella viajó a Coquimbo. Estaba nerviosa. No sabía cómo era él. Se preguntaba si realmente sería como lo había imaginado. Pese a la confianza que creyó tener en Giorgio, tomó sus resguardos al momento de juntarse con él. Todo lo contrario a lo que hizo Delfina Sandoval.
Felipe Herrera y Roberto Arraigada, inspectores de la Brigada del Ciber Crimen, recomiendan que al encontrarse por primera vez con alguien que se conoció por internet, se debe hacer en un lugar público, de día y con la compañía de un tercero. “Nunca se sabe si el otro puede ser un psicópata o un asesino, que después persiga a la otra persona y la amenace”, dice Herrera.
En el caso de ser víctimas de este tipo de acosos, hay que dirigirse a la Brigada del Ciber Crimen y hacer la denuncia correspondiente, para que se investigue el caso y se proporcione la protección necesaria.
“Yo no sé si internet es el mejor lugar para encontrar pareja, pero con mi pololo yo me saqué la lotería”, dice Lorena. Marian también se siente afortunada. Lleva una relación de cuatro años con Pedro y luce orgullosa su anillo de ilusión. Sabe que le pudo haber ido mal, “que hay mucho loco suelto en el chat”. Pero se atrevió. Ambas dejaron de meterse a los portales y no han conocido más gente en la red. Dicen que ya encontraron lo que andaban buscando: algo así como “y vivieron felices para siempre”.