Juan Pablo vive solo en un departamento en Providencia, el que confiesa se ha transformado en esos típicos de soltero, con todo patas para arriba.
Por ahora no tiene pareja pero se le conocen algunas del medio, como la actriz Adela Secall.
Dice que no le gusta hablar de su vida privada pero deja entrever que su sueño es formar una familia. “Me gustaría más adelante tener mi casa, mis hijos, estar tranquilo”.
-¿Y vas bien encaminado para eso?
“¡No, nada! (se ríe) Estoy tranquilo pero me gustaría tener mi familia. El teatro es un gran regalo de la vida en el que seguiré trabajando pero mis prioridades son otras. Cuando tenga un hijo mis energías y mis opciones se van a repartir y no trabajaría en tantas cosas, me enfocaría más para el lado de mi familia. Ahora pienso en aprovechar las oportunidades y hacer de todo pero también tengo las ganas de empezar a formar otros caminos”.
Y va más allá: “A veces uno se pierde con tanta cosa. Pero gracias a Dios soy bastante cable a tierra, no pienso que el teatro me coma. Me ha pillado varias veces la máquina pero he podido tranquilizarme. Es difícil, hay muchos que están siempre en esa. Menos mal que yo hago una cosa, la termino y me viene otra. Claro, son todas seguidas pero no todas al mismo tiempo, aún así todos piensan que cómo hago tantas cosas”.
-Pero para tener una familia necesitas estabilidad…
“Sí poh’ y esta carrera no te la da, a menos que seas una gran estrella y tengas contratos por mil años, pero eso no se da casi entonces la idea es formar otro proyecto paralelo en algo que me interese pero aún no sé qué puede ser, no sé en qué voy a terminar”.
-En cuanto a tu vida personal, ¿te has sentido tocado por la farándula?
“No la pesco, yo sólo hago mi trabajo. No hablo de mi vida privada, me incomoda, trato de no involucrar a otra gente en este rollo, no soy bueno para eso. Trato de evitar meter a gente externa, a mi familia, pareja, amigos”.
-Porque sí has tenido pololas famosillas.
“¡Tuve, tuve! Por suerte aún no me han agarrado por esa parte. Jamás diré que terminé con tal persona por tal razón, creo que no aporta nada. Tu trabajo se valora por lo que haces y nada más, no por tu vida personal”.
-Es el costo de ser conocido.
“Es que no me siento famoso. Salgo a la calle, me siento en una plaza y me da lo mismo, no porque sea de la tele tengo que ser diferente. Al principio cuesta porque te apuntan y te miran, o dicen algo pero les respondo y da lo mismo. Yo no me creo el cuento, soy más piola que nadie, súper tranquilo, no me interesa figurar”.
-¿No eres de ir a las fiestas y eventos?
“Obvio que a veces me junto con amigos, grupo de actores, pero no soy muy partícipe de eso, voy a las fiestas para pasarlo bien, no para mostrarme”.
-Casi todos los personajes que has interpretado son muy intensos, esa ha sido como la tónica, ¿tú también lo eres?
“Sí, no sé por qué me ha tocado. Obviamente porque tengo de eso. Pero es raro, pocas veces he interpretado a personajes livianitos, como el fotógrafo de “Los Pincheiras”. La verdad es que sí, soy bastante intenso, pero tampoco ando por la vida así ¡woooow!, con todo, soy más para dentro. La intensidad la canalizo con los personajes, porque en realidad soy bastante recatado, bien introvertido, tranquilo, callado”.
-¿Qué haces para airearte de tanta intensidad?
“(Sonríe) Trato de ir a nadar en la semana o escaparme de Santiago, para respirar otro aire y descansar de los rollos. No veo mucha tele, pero voy harto al cine, me gusta mucho, voy solo o acompañado y al teatro también”.
-¿Nadar como distracción o también por vanidad?
“¡Noooo!, ¿acaso me ves musculoso y preocupado de eso? No soy para nada vanidoso. Nado porque me da tranquilidad, descanso con el contacto del agua, me relaja y me desconecto de la vida de ciudad, del sistema y todos esos rollos. Me siento bien, protegido”.
-¿Ya no pintas?
“No, tuve que dejarlo porque se necesita mucho tiempo para eso”.
-No tienes mucha cara de gozador, ¿con qué gozas?
“Sí, me encanta comer mariscos, sushi. Me gusta mucho salir a comer en la noche. Cuando estoy solo prefiero comer afuera, siempre”.
-¿No cocinas?
“No, nada, soy pésimo para cocinar”.
-¿Te da lata?
“No es que me de lata, si tuviera una cocina rica lo haría, pero no tengo implementos, como un wok para las verduras. Tengo muy pocas cosas porque no paso mucho en mi casa, sólo tengo lo básico y comida refrigerada”.
-¿El tuyo es el típico departamento de soltero bien desordenado?
“¡Sí, terrible! Menos mal que a veces va una nana a hacer el aseo”.
-¿Vicio privado?
(Confiesa uno pero de inmediato se arrepiente) “Es muy ordinario, mejor no lo pongas”, dice riendo. “No sé, puede ser fumar, pero poco. Tomarme una copita de vino, en las noches antes de dormir, rico. Ah y también escuchar música y jugar con una tornamesa”, agrega.
