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Una orfebre con mamá fans

06 de Febrero de 2008 | 13:02 |
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En uno de los últimos pisos del caracol VIP’S de Apoquindo, Carola Donoso tiene su taller de orfebrería, la otra pasión de su vida.

Con 34 años se entusiasma al hablar de joyas, diseños y metales de la misma manera como lo hace cuando trata de explicar lo que es el Hankido y transmitir las sensaciones que éste le produce.

-¿Casada?
“Sí, pero no, o sea, sin firmar” (dice entre risas).

Con más de 8 años de convivencia, sin hijos, afirma que su pareja comparte ciento por ciento su práctica deportiva. De hecho se conocieron en la escuela de Gamboa.

La orfebrería siempre fue su norte. Al salir del colegio, el año 91, lo único que quería era hacer un taller en el área, pero sólo habían escuelas de joyería clásica. Para conseguir que su padre le pagara el curso de orfebrería, tuvo que aceptar la condición de estudiar en un preuniversitario y dar la PAA, cuestión que terminó con ella estudiando diseño de vestuario en el Incacea.

Egresó, pero no se tituló; también algo diseñó. “Me pasaba el verano haciendo diseños para amigas, pero nunca pensando en un negocio”, cuenta.

-¿Por qué?
“Porque me di cuenta que para hacerlo necesitaba trabajar con otra persona, que no puedes trabajar solo y debes depender de otros. Caché que por ahí no iba mi cuento”.

-¿Y sigues haciendo ropa?
“Nooooo, de hecho, esos dos años que estuve haciendo ropa me esmeraba más haciendo los accesorios”.

-Te preocupabas más del botón.
(Entre risas) “Sí, todo, ahí fue cuando dije que estaba puro perdiendo el tiempo. Entonces comencé a tomar más talleres de orfebrería y llevo trabajando en esto, en serio, hace 10 años”.

Estuvo primero en su casa y después 6 años en el Pueblo de Artesanos de Manquehue, pero, una vez que fue clausurado para construir un edificio, se trasladó a pocas cuadras. “Es que para mí es súper importante seguir en el sector, vivo cerca y no hay nada más maravilloso que venirme e irme caminando. Además, mis clientas me hubieran matado si me cambiaba a otra comuna”, afirma.

-¿Cómo definirías tu estilo en orfebrería?
“No tengo uno solo. Por lo mismo debe ser que me gusta tanto el Hankido, que no tiene nada de rutina. Si ves mis joyas, todo es distinto; tengo desde la joya clásica a la bien rústica, pero con buenas terminaciones. También juego mucho con los colores porque me gusta”.

-¿Cuál es la gracia?
“Es que es como inagotable. Hay tantas técnicas para trabajar, texturas; un mismo trabajo, un mismo metal se ve totalmente distinto según las texturas que le des”.

-¿Te vas a hacer rica con la orfebrería?
(Se larga a reír) “Jamás, el único que puede es el que tiene una empresa. Trabajando sola es imposible: no soy pulpo, tengo dos manos no más y no puedo hacer tantas piezas. Y tampoco quiero, porque me gusta hacerlas bien… no soy máquina”.

Carola Donoso aclara que la orfebrería no es un pasatiempo, sino que una profesión y una pasión. Y agrega que el Hankido tampoco es un pasatiempo: “es un complemento, en uno estoy sola y en el otro, con mucha gente”.

-¿Entonces, cuáles son tus pasatiempos?
“Ir al cine, caminar, comer helado. Estar en mi casa, aunque suene latera. Me gusta también comer cosas ricas, por eso me gusta mucho ir a restoranes”.

-¿No es aburrido practicar el mismo deporte con tu pareja?
“No, porque ahí no estai haciéndote ojitos. De hecho, no es fácil, porque él tiene varios grados más altos que yo.
“Llevamos 8 años juntos, así que ha funcionado. De hecho, es bueno tener los mismos intereses porque nuestras personalidades se encontraron”.

-¿Y qué dice tu mamá yudoca de que tú hagas Hankido?
“Ahhhh, es que mi mamá es mi mamá. Es mi fans número 1, qué mi hija esto, qué mi hija esto otro, atroz” (sin parar de reírse).