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“¡Qué le importa a la gente dónde voy a comprar el pan!”

12 de Febrero de 2008 | 13:19 |
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“Soy un gallo bien extrovertido y siempre lo fui, pero tengo mucho mundo interior”. Así se define este actor de 33 años, que no tiene problemas en hablar de los sentimientos a los suyos, pero que se resguarda con monosílabos y silencios para no dar detalles de la gente que quiere.

Los Espinoza son lo que se conoce como “una familia de artistas”. Está casado con la actriz Catalina Olcay, con quien tiene dos hijas, de las cuales la mayor, Octavia, ya dio sus primeros pasos actorales al aparecer en “Otoño”, un cortometraje de Pamela Espinoza, sí, hermana de Álvaro. Además, se debe sumar a Marcela, la otra del clan Espinoza que también se dedica a la actuación.

-¿Influiste en algo para que Marcela también se dedicara al teatro?
“No. Ella lo tenía pensado de mucho antes que yo” (silencio).

-¿Cómo te llevas con ella y Pamela?
“La relación que tengo con mis hermanas es estrechísima. Somos muy amigos, de una fraternidad y un amor tremendo”.

-Debes querer que se repita lo mismo con tu propia familia…
“Sí” (silencio).

-¿Eres consciente de que con tantos actores televisivos en tu familia, puede nacer cierta curiosidad en la gente por saber más detalles de ustedes?
“¡Yo creo que no! ¡Qué le importa a la gente dónde voy a comprar el pan o la discusión que tuve con mi nana! ¡Por qué voy a hablar a través de los medios, con Chile, de mi vida privada!”.

-¿Es cierto que cuando ibas a hacer “Puertas Adentro”, donde te iba a tocar hacer el papel de un basurero, te negaste porque no querías arriesgar la salud de Octavia?
“Lo que pasó fue que, justo antes de empezar las grabaciones, nació mi hija. Y sí, fui donde el director y le dije “yo quiero ser de los cuicos”, porque mi experiencia me decía que en la teleserie las escenas iban a ser tediosas y de mucha espera, porque tenía una toma con los pobres que eran la mayoría. Por eso yo le dije que quería pertenecer a ese grupo (al de los cuicos), pero mi consideración era tener tiempo para poder estar con mi familia. Nunca supe si a mí me tenían para otro personaje. Al final, todo fue muy buena onda. Me dieron un personaje chico, cuico y pude estar más en mi casa. Pero si me hubiera tocado ser un basurero, yo feliz. De hecho, creo que habría sido mucho más entretenido”.

Lo que también le entretiene a Álvaro es tocar piano y “el efecto endorfínico”, así que sale a trotar o a andar en bicicleta siempre que puede. “Trato de moverme, porque uno se empieza a anquilosar súper rápido y yo trabajo con el movimiento, así que lo necesito”.

-¿Cuánto tiempo le dedicas al piano?
“Es que no tengo tiempo. Es súper intermitente mi relación con el piano.
“Antes, cuando vivía solo, era de todos los días que yo estuviera tocando a las 2, 3 de la mañana. Avancé mucho en esa época, porque estaba en un lugar idóneo, donde yo no hueveaba a nadie y nadie hueveaba si yo tocaba a cualquier hora. Ahora ya no puedo y no tengo tiempo”.

-¿Echas de menos tocar música?
“Sí, mucho… Mucho. En estos momentos, mi piano no está conmigo y va a pasar unos tres meses más lejos de mí. Estoy ansioso esperando que vuelva. Lo extraño mucho.
“Casi todo lo que toco es música docta: Mozart, Beethoven, Chopin. Toco cosas asequibles para mi nivel, que es muy bajo”.

-¿Tienes ganas de formar algún grupo?
“Puede que más adelante. Hacer algo de rock, quizás…”.

-Pero eso no tiene nada que ver con la música docta…
“Yo escucho de todo. Ahora ando en el auto con un disco de Metallica, pero tengo otro de Schubert. Escucho de todo”.

-¿Algún vicio privado?
“Soy extremadamente sibarita. Mis amigos lo saben y se ríen un poco de mí, pero me es muy difícil sentarme a comer algo que no sea de delicioso para arriba”.

-¿Y el sándwich?
Pero es que esto es la pega. Estoy acá, en el casino, tengo que grabar. Si no, estaría como ayer, que me tomé una sopa fría de palta con crema ácida y ciboullet. Después, un pavo asado con un estofado de ciruela, con espinacas a la crema, y con un postre y un estupendo café… ¡Ese es mi almuerzo!. De hecho, cuando vivía solo (a los 24 años), nunca almorzaba con menos de tres ollas en el fuego. Jamás me hice un arroz con huevo”.

-Debes cocinar bien entonces…
“Sí, aunque cada vez cocino menos. Soy bastante creativo. Pero yo, viviendo solo, hombre, pendejo, soltero, me cocinaba y me hacía, por lo menos, tres cosas en mi plato... Muy sibarita”.
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