Debido a que las sustancias químicas de algunos medicamentos pueden pasar al niño a través de la leche materna, existen numerosas drogas que están prohibidas a las madres que están amamantando.
"Si fuera necesario su uso por indicación de salud de la madre, deberá discontinuarse la lactancia natural", aconsejan las doctoras Patricia Salinas y Luisa Schonhaut, especialistas de la Unidad de Pediatría Ambulatoria de la Clínica Alemana, en el recién lanzado manual "Consulta Pediátrica: Guía Práctica".
Cuidados con la leche
Las pediatras destacan que existen otros fármacos que no están absolutamente contraindicados, pero se aconseja usar alternativas a éstos, especialmente cuando se está amamantando a lactantes de dos meses o menos. Entre éstos destacan los anticonceptivos que contienen estrógenos, antihistamínicos descongestionantes, benzodiazepinas de efecto prolongado, litio, piroxicam y otros.
La doctora Salinas señala que antes de tomar un medicamento prohibido o potencialmente peligroso, la madre debiera preguntarse si es posible aplazar su uso o evitarlo. "Si no es posible, mientras el fármaco esté en uso debe sacarse la leche y eliminarla".
Es aconsejable consultar siempre con el pediatra si se va a consumir algún fármaco, para asegurarse de que éste no afecte al lactante.
Por otra parte, el almacenamiento y conservación de la leche materna deben hacerse cuidadosamente para evitar que ésta se contamine o pierda nutrientes.
"La leche debe conservarse en envases de vidrio o de plástico esterilizados. Si se guarda en el refrigerador, debe ser en la parte más alta e idealmente no estar en contacto con otros alimentos", dice la doctora Salinas. Cuando la leche se ha congelado, la mejor forma de descongelarla es pasarla al refrigerador la noche anterior y por la mañana entibiarla agitando el envase en agua tibia.
La leche materna nunca debe almacenarse en la puerta del refrigerador, porque eso la somete a muchas oscilaciones de temperatura.
"No se debe calentar en el microondas ni calentarla en agua hirviendo porque el calor excesivo destruye enzimas y proteínas, a lo que se suma el riesgo de que la guagua se queme al consumirla", advierte la pediatra.