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Mi segunda "primera vez"

Es algo natural que la mujer viva un proceso diferente al hombre, luego de dar a luz a un hijo. Recomenzar la vida sexual con la pareja, parece ser un tema que pasa a segundo plano para ella, y a veces a él le cuesta entender que lo más prudente es sólo quererla y esperar.

29 de Febrero de 2008 | 10:52 |
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La placenta acaba de salir del útero de Catalina. Hace un rato, una guagua de tres kilos y 550 gramos acaba de pasar por su cuello uterino, para luego salir de su vagina, dilatada en diez centímetros. Para evitar un desgarro, el médico obstetra le hizo una episiotomía profiláctica, como se le llama a la incisión de cinco centímetros que tiene entre sus piernas.

Mientras le cierran la herida, su útero comenzará un lento proceso de reajuste, para pasar de 36 a diez centímetros de tamaño. En siete días más comenzará su cuarentena, donde expulsará coágulos y líquidos que ya no necesita en su interior. El día en que retome la vida sexual con su pareja se ve distante.

Desde el momento de la concepción, el cuerpo y la mente de una mujer experimentan durante nueve meses tales cambios, que es imposible hacer borrón y cuenta nueva una vez que se ha dado a luz. Además de los kilos de más que se ganan durante el embarazo, se suman la brusca baja hormonal que experimenta tras el parto, unos pechos llenos de leche, una incómoda herida por cicatrizar y una nueva gran preocupación que acaba de llegar a su vida, como lo es un hijo.

“Antes yo vivía para él, pero ahora había otra persona que además dependía sólo de mí”, comenta Catalina, quien recuerda los meses siguientes al nacimiento de su hijo, con frases como: “Sí. Sí te quiero, pero déjame descansar”. Sebastián, su pareja, no podía comprender por qué de un día para otro se sentía olvidado por la mujer que amaba.

“Es una cosa de instinto en la mujer, que después de un parto enfoque todos sus sentidos en su hijo”, comenta el sexólogo y urólogo de la Universidad de Chile Eduardo Ceruti. Él agrega que esta preocupación natural en la mujer por el recién nacido puede afectar su interés por reiniciar la sexualidad entre la pareja, como también dañar la susceptibilidad del hombre, que se siente desplazado.

Durante los primeros seis meses que transcurrieron después del parto, Sebastián estuvo molesto por la falta de atención de Catalina, pero prefirió quedarse callado para evitar una pelea. “Yo lo habría hecho a las 24 horas después del parto”, comenta. Pero aún faltaban cuarenta días por esperar.

La antesala

Para algunas, el miedo a volver a quedar embarazada inmediatamente, les obliga a respetar los cuarenta días que deben esperar antes de volver a tener relaciones sexuales. Pero esto es un mito.
Asegurando el futuro
Muchos no saben por qué una mujer debe guardar reposo después de un parto. Algunos, incluso, creen que es sólo por comodidad, pero la verdad es que la razón está en futuras relaciones sexuales satisfactorias.
Después del parto, el útero y los ligamentos que los sostienen al abdomen vuelven a su posición y tamaño original, pero los ligamentos necesitan de tiempo para recuperar su elasticidad. Sí la mujer realiza movimientos o actividades físicas bruscas esos primeros días, cabe la posibilidad de que los ligamentos que sujetan el útero no resistan tanta acción y éste termine cayendo sobre la vagina, o asentándose sobre ella.
Cuando ocurre esto, es decir, el útero se posa sobre la vagina, puede ser posible que las mujeres sientan dolor en las penetraciones siguientes y finalmente, terminen haciéndole el quite al acto sexual. Por eso, el reposo es un seguro a futuro para los hombres… y mujeres.

El puerperio, más conocido como “cuarentena”, “no tiene que nada que ver con el período de fertilidad de la mujer”, asegura la ginecóloga de la Universidad de Chile María Isabel Sánchez, quien explica que este período se establece para evitar posibles infecciones en la mujer.

“Al quedar dilatado el cuello uterino, éste conecta el útero con el medio ambiente, donde pululan bacterias y otros organismos dañinos. Por eso es importante que no se practiquen relaciones sexuales durante el tiempo en que los órganos reproductivos vuelven a un tamaño relativamente normal”, comenta.

La doctora declara que la mujer no debiera ser fértil mientras está en período de lactancia. En el caso que ésta se suspendiera antes de terminar el puerperio, la ovulación se produciría, aproximadamente, catorce o veinte días después del fin de la cuarentena.

“No me mires”: pesadilla post parto

En términos de figura estética, lo peor estaba por sucederle a Catalina. El dispositivo intrauterino (DIU) que decidió implantarse, no le funcionó con el 98 por ciento de eficacia que prometía en los folletos. En agosto del 2005, a sólo nueve meses de tener a su primer hijo, volvía a quedar embarazada. “Desde ahí mi cuerpo no volvió a ser el de siempre. Ya no me sentía sexy. Lo hacíamos con la luz apagada y le pedía que no me mirara”, comenta.

El factor del peso no es menor. Ceruti recalca que hay personas que nunca retoman su vida sexual de manera plena, debido a todos los temores que aparecen en la autoestima de la mujer. En el caso de Catalina, ella asegura que sólo hace unos meses, dos años después de tener a su segundo hijo, ha vuelto a dejar la luz encendida.

Por otro lado, el hombre también puede presentar ciertos temores en esa “primera vez” post parto. No se trata sólo de sentirse desplazado. Aquel padre entusiasta que osa presenciar el nacimiento de su hijo, puede quedar muy arrepentido de la experiencia. “Ver una escena biológica tan traumatizante como el nacimiento de una guagua, puede ser algo que lo hiera permanentemente en sus emociones. Por eso, a menos que alguien tenga alguna relación con este tipo de cosas, es mejor que espere afuera”, dice el sexólogo.

El reencuentro

“La primera vez que pasó fue raro. Íbamos a diferentes ritmos… Me dolían los puntos y estaba incómoda. Fue después de almuerzo, rapidito, porque la guagua se podía despertar o podía venir alguien. Yo no lo disfruté”, recuerda Catalina de esa tarde cuando retomó la vida sexual con Sebastián.

Hay muchas mujeres que se ven en la situación de tener que “cumplir” con su pareja, según lo que explica Ceruti. Es en estos casos en los que la relación puede quedar seriamente afectada, si no se conversan las inquietudes de ambos a tiempo.

Los temores de una madre primeriza, que no sabe cómo reaccionará su cuerpo, pueden llegar a inhibir cualquier porcentaje de apetito sexual que pudiera sentir. “Hay mujeres que llegan a perder el deseo de forma permanente”, sentencia el sexólogo.

Es por algo mental. “Si fuera por lo biológico no habría ningún problema en retomar la sexualidad. Un parto por si solo no inhibe el apetito sexual de la gente”, afirma Sánchez.
La ginecóloga es clara en explicar que es muy poco habitual que las mujeres presenten problemas en sus órganos reproductivos en la etapa de post embarazo. En el caso de que sí los haya, éstos suelen presentarse como resequedad vaginal, que se combate con el uso de lubricantes u hormonas locales.

También puede aparecer cierta rigidez del músculo que se puede aliviar, practicando unos movimientos llamados “Ejercicios Kengel”, que consisten el contraer y mantener así la vagina por unos segundos, para luego relajarla. Al repetir esto un par de veces al día, esa zona se fortalece.

Tanto Sánchez como Ceruti concuerdan en que lo más importante es la comunicación entre la pareja. Ser conscientes de que una mujer puede no recuperar sus instintos sexuales inmediatamente, ya sea por complejos físicos, preocupaciones por el hijo, o simplemente por cansancio. Ahora es madre. Debe adaptarse a esta nueva vida y no es nada fácil. La paciencia y el afecto en cada segundo son la clave de este período, según los expertos.
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